Que Dios perdone al obispo Salvador Rangel Mendoza, no es traidor, es agradecido, buen amigo, hoy devuelve con creces a “Los Ardillos” , al defenderlos que no mataron a los 10 indígenas de Alcozacán, pues en el marco de las festividades de la Virgen de Guadalupe en diciembre del 2017, recibió de estos feligreses un “diezmokid” de oro: baculo, pectoral y anillo con diamantes.