Nunca Chilpancingo podrá alcanzar el nombre “Pueblo Mágico”, porque su desarrollo sigue incipiente, se tolera el ambulantaje, grafitis y lo más grave que se tiene la incontrolable recolección de basura, además de que su imagen urbana es deficiente, más ahora que ha estado desgobernando el presidente municipal que fue corrido y luego reinstalado, el priista Marco Antonio Leyva Mena, quien con cinismo afirma que los vendedores informales existen por falta de empleo, y culpa a las organizaciones de fomentarlo y protegerlos para estar en calles y avenidas.