𝗔𝗹𝗴𝗼 𝗠á𝘀 𝗤𝘂𝗲 𝗣𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀
𝗔𝗻𝘁𝗲 𝗲𝗹 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗺𝗽𝗹𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼
𝗰𝗹𝗶𝗺𝗮 𝗲𝘀𝗽𝗶𝗿𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝗺𝗼𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼
“𝘌𝘭 𝘰𝘳𝘨𝘶𝘭𝘭𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘺𝘦 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘤𝘰𝘳𝘥𝘪𝘢. 𝘕𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘢𝘶𝘵é𝘯𝘵𝘪𝘤𝘰 𝘱𝘦𝘭𝘪𝘨𝘳𝘰 𝘭𝘰 𝘨𝘦𝘯𝘦𝘳𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘢𝘴 𝘢𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴, 𝘢𝘭 𝘥𝘪𝘴𝘱𝘰𝘯𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘪𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘮á𝘴 𝘭𝘦𝘰𝘯í𝘧𝘦𝘳𝘰𝘴 𝘺 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳𝘰𝘴𝘰𝘴, 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘤𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘳, 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘤𝘤𝘪ó𝘯 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘮á𝘴 𝘢𝘭𝘵𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘲𝘶𝘪𝘴𝘵𝘢𝘴”.
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Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Español
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Ya inmersos en el ambiente reconcentrado de la Semana Santa, será saludable que la humanidad en su conjunto, haga un alto en el camino para ahondar en su propio diario existencial. Abrirse de corazón y reabrirlo para uno verse, en relación con los demás y consigo mismo, puede ser la mejor terapia para la esperanza. Son esos pasos interiores, los que realmente nos dan fuerza para renovarnos y no morir en el desconsuelo, porque realmente el mundo está en las tinieblas. Hemos de volver, pues, a la poesía y no al poder por el poder; evocando a los crucificados de hoy que continúan estando ahí, siendo la viva imagen de Jesús. Por desgracia, la ciudadanía no presta atención a la creciente violencia, generando la mayor crisis humanitaria, debido a este inhumano estado salvaje.
El calvario no cesa, se mueve por cualquier rincón del planeta, es menester repensar, revivir el camino del cordero inocente sacrificado por nuestro rescate. En consecuencia, llevemos a la mente la riada de dolores y sufrimientos, recordemos a tantas víctimas inocentes, pongamos el hombro junto al aluvión de desfavorecidos, activemos el abrazo hacia los excluidos del sistema mundano, demos aliento a los enfermos y pongamos quietud en nuestros abecedarios. Al tiempo, y sin perder la estación, hagamos silencio, compartamos visiones e introduzcamos el canto efectivo del júbilo mutante, con espíritu contemplativo y orante. Ciertamente, recogerse es acogerse para quererse; dejarse acompañar y acompasar para amarse, a fin de conciliar y reconciliar, afectos perdidos u olvidados.
No olvidemos que todos los males vienen de nuestros adentros, tienen su origen en nuestro mísero interior, lo que nos demanda a salir de este mundo de endiosados, que se creen autosuficientes; cuando en realidad necesitamos conjugar todos los latidos, para hacer ese poema perfecto, que nos avive la purificación del ser con la renovación del saber estar, en todo momento y lugar. Sostenidos, por este sueño clarividente, podremos comprometernos con más valor y valentía, para que germine un orbe más níveo. Así, cuando el verbo se haga verso, la sanación de los moradores será un hecho que nos llenará de alegría, porque la bondad con la verdad es amor fraterno, jamás vivido, que sabe hacer propia la actitud de compasión con la mística clemencia.
Precisamente, es bajo esta honda espiritualidad donde se halla el sentido y la plenitud de la historia humana. Por ello, en la Semana Santa o en esta gran Semana, en la cual Cristo aplasta a la muerte, también ha de emerger en cada vida, una visión restauradora que nos ilusione a desterrar los malos pensamientos y a reponer un imperecedero anhelo, que no puede ser otro, que la unión y la unidad. El orgullo es lo que destruye la concordia. No olvidemos que el auténtico peligro lo generamos con nuestras propias acciones, al disponer de instrumentos cada vez más leoníferos y poderosos, capaces de llevar, tanto a la destrucción total como a las más altas conquistas. Sea como fuere, nos necesitamos entre sí para avivar los vínculos e injertar en cada percusión los aires anímicos.
Hemos de ganar sosiego, que la quietud no se construye únicamente mediante la política y el equilibrio de las fuerzas y de los intereses, se edifica poniendo alma como lírico sustento e idílico avance, sin obviar que toda vida es inviolable para formar y conformar el reconstituyente. Sin duda, también ahora precisamos amar hasta el extremo de interpelarnos, sacudir nuestra conciencia y ser exigentes con nuestras marchas. Las penurias podrán ser grandes, pero el misterio de la cruz y de la Resurrección nos asegura que el odio, la violencia, la sangre y la muerte no tienen la última palabra en las vicisitudes humanas. La victoria definitiva radica en abrazar la cruz, en fraternizarnos con ella, para abrirnos al gozo de vivir eternamente y tiernamente reabrirnos a la luz como pétalos en flor.
corcoba@telefonica.net
16 de abril de 2025.-
#𝘌𝘹𝘪𝘨𝘪𝘳𝘭𝘦𝘊𝘭𝘢𝘶𝘥𝘪𝘢𝘤𝘶𝘮𝘱𝘭𝘢.
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