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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Aรบn no hemos aprendido a enraizarnos en comuniรณn y en comunidad; y, asรญ, no lograremos restaurar vรญnculos, ni rehacernos como familia. Este es el instante preciso para el cambio, tenemos la oportunidad de modificar las percepciones denunciando el discurso del odio, corrigiendo la informaciรณn errรณnea y contrarrestando la desinformaciรณn. Considero, pues, prioritario hacerlo: revitalizar un movimiento global por los derechos humanos. Sin embargo, tenemos tantos frentes abiertos que si no comenzamos por cuidarnos entre sรญ, tampoco podremos restablecer el mundo. Olvidamos, a pesar de tantos avances, que la creaciรณn es un espacio armรณnico para vivirlo unidos, que es como realmente se propaga y se custodia la vida.
El horizonte de los hogares es una necesidad. No hay mejor habitar que el donarse, desterrando los dominios de la visiรณn viviente y fortaleciendo la capacidad de servicio. Nadie estรก para dominar a nadie, sino para socorrer y no quedarnos indiferentes, ante nada, ni ante nadie. Por desgracia, el aluviรณn de visiones distorsionadas de la persona es tan patente, que comienza por ignorar su dignidad y su carรกcter relacional. Todavรญa estamos presos de esa mirada interesada, que nos trata como meros objetos de consumo, para luego abandonarnos y desecharnos, cuando mรกs precisamos el apoyo de las gentes. Estoy convencido que los derechos humanos pueden empoderar a la ciudadanรญa y a las comunidades para forjar un maรฑana mรกs habitable y sistรฉmico.
Abrazando y confiando en alcanzar el cumplimiento del espรญritu natural, bajo una perspectiva mรกs del corazรณn que de la mente corporal, serรก el modo de avanzar hacia un orbe mรกs pacรญfico, igualitario y sostenible. Trรกgicamente, continรบan agravรกndose las desigualdades en todo el planeta. Esto acarrea que se intensifiquen los conflictos. Por si fuera poco el desacople, hay un desprecio deliberado por el derecho internacional. Avanza el ordeno y mando, mientras se reduce el espacio cรญvico del estado democrรกtico y social de derecho. Tratar de trepar por los caminos existenciales, como ratas en busca de pedestales, destruye la concordia y nos divide. Don dinero todo lo puede, hasta destruirnos como seres de verbo en verso.
Seamos, entonces, poesรญa; jamรกs poderรญo, sino subordinaciรณn. Pongรกmonos en guardia como buenos poetas, a defender todos los derechos con sus obligaciones, en todas las ocasiones y en todos los espacios mundanos. No hay mejor ejercicio que sanar las divisiones y consolidar la paz. El espรญritu solidario generado en lo mรกs hondo de nuestro interior, nos llama a extender los brazos para sobrellevar las necesidades de los otros, que tambiรฉn son las nuestras, lo que nos demanda a luchar contra los flagelos de la pobreza y el hambre. Percibir al anรกlogo y a todo el firmamento con los sentidos de la lรญrica, seguramente nos lleva a repensar sobre nuestras actuaciones, contemplando al prรณjimo como un ser prรณximo que forma parte de este eterno poema viviente enternecido.
Quizรกs necesitemos tomar la brรบjula creativa para un renovado rumbo comรบn. Activemos el silencio y la parada en nuestros pasos. Que la inspiraciรณn versรกtil vuelva a redescubrirnos lo que somos y a devolvernos la vista, para observar quรฉ significa ser miembros de la estirpe. Desde luego, esta contemplaciรณn tiene que traducirse en acciones concretas, empezando por defender a los defensores de los derechos humanos en el desempeรฑo de su labor vital y terminando por hacer realidad, el Pacto para el Futuro, aprobado recientemente, que refuerza el compromiso de esta tierra globalizada, pero aรบn no fraternizada, con la Declaraciรณn Universal de Derechos Humanos. Por ello, trabajemos todos juntos para avanzar y no retroceder, con un abecedario de apoyo mutuo y acogida real.
corcoba@telefonica.net
08 de diciembre de 2024.-
#๐๐น๐ช๐จ๐ช๐ณ๐ญ๐ฆ๐๐ญ๐ข๐ถ๐ฅ๐ช๐ข๐ค๐ถ๐ฎ๐ฑ๐ญ๐ข.
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