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Luis Rubio
"La izquierda polรญtica nunca ha entendido que, si le das suficiente poder al gobierno para crear 'justicia social', le has dado suficiente poder para crear despotismo.
Millones de personas alrededor del mundo han pagado con sus vidas por pasar por alto esta verdad evidente".
Asรญ lo plantea Thomas Sowell, uno de los estudiosos mรกs agudos en asuntos polรญtico-econรณmicos, sobre todo en materia de discriminaciรณn, por el hecho de ser negro.
Esta circunstancia lo distingue de innumerables intelectuales y polรญticos y le confiere una gran latitud para hacer preguntas que nadie mรกs se atreverรญa a hacer o plantear ideas que contravienen el "sentido comรบn".
El juicio y sentencia reciente de un exsecretario de seguridad pรบblica ha puesto a todo el sistema polรญtico mexicano en el banquillo de los acusados.
Aunque el partido en el gobierno intenta sacar raja polรญtica del veredicto que ahรญ surgiรณ, la realidad es que el juicio evidenciรณ a todo Mรฉxico, especialmente a sus gobiernos.
Lo fรกcil es intentar limitar el daรฑo atribuyรฉndole toda la culpabilidad al individuo que fue motivo del juicio o a su exjefe, pero una observaciรณn mรกs cuidadosa revelarรญa que ese es un pleito callejero de poca importancia.
Lo que realmente ocurriรณ en ese juicio es que se desnudรณ al sistema polรญtico en su conjunto porque รฉste funciona al servicio del crimen organizado independientemente de quien estรฉ a cargo.
Todo el sistema de gobierno ha sido condenado.
Si a eso sumamos la disfuncionalidad que ese mismo sistema tiene para el ejercicio de sus funciones normales y cotidianas, el asunto adquiere otras dimensiones.
Baste observar el desequilibrio histรณrico entre los poderes pรบblicos, ahora exacerbado por la subordinaciรณn dominante.
Lo mismo se puede decir de la relaciรณn entre los gobernadores y la presidencia, todo lo cual alimenta la inseguridad en todo el paรญs.
Vivimos en un paรญs en el que el gobierno es sumamente pesado pero que no ejerce su responsabilidad de preservar la paz y la seguridad de la poblaciรณn a la vez que se avanza el desarrollo econรณmico.
Estas responsabilidades esenciales de cualquier gobierno no se cumplen porque todo el sistema es disfuncional o, mรกs bien, porque no fue diseรฑado para esos objetivos.
El sistema fue diseรฑado para el control de la poblaciรณn, lo que ya tampoco se alcanza dado que, de facto, estรก dedicado al funcionamiento eficaz del crimen organizado en general y del narcotrรกfico en lo particular.
El sistema polรญtico que persiste se creรณ luego del fin de la revoluciรณn con el objetivo de restaurar el orden -civil y polรญtico- y, con ello, promover el desarrollo econรณmico.
El sistema fue creado expresamente para conferirle enorme poder al presidente, a quien se le entregaron instrumentos muy eficaces de control y apaciguamiento.
El partido, la distribuciรณn de puestos y el acceso a la corrupciรณn, fueron elementos centrales al proyecto postrevolucionario.
Gracias a esa estructura es que pudo prosperar el narcotrรกfico sin daรฑos colaterales.
Cuando comenzรณ el movimiento de drogas por territorio nacional, desde mediados del siglo pasado, todo parecรญa diseรฑado para que รฉste operara: un gobierno fuerte que establecรญa reglas y era capaz de hacerlas cumplir; narcotraficantes colombianos orientados estrictamente hacia el mercado estadounidense, es decir, sin arraigo local; y, por encima de todo, un entorno propicio para que las autoridades locales -gobernadores, jefes polรญticos o militares en cada zona- recibieran "compensaciรณn" por el servicio de facilitar el trรกnsito de estupefacientes.
Consistente con la normalidad de la corrupciรณn como instrumento de gobierno, el narcotrรกfico prosperรณ sin cesar: los funcionarios cambiaban, pero el negocio, y la concomitante corrupciรณn, perseveraban.
Dรฉcadas despuรฉs la situaciรณn cambiรณ de manera radical.
Primero, por mรกs que Morena intente recrear la vieja presidencia, el paรญs ya se descentralizรณ; el gran logro de aquella era -el fรฉrreo control de la criminalidad- desapareciรณ del mapa y no existe una estrategia, ni siquiera una concepciรณn de lo necesario, para crear un sistema de seguridad coherente con las realidades actuales.
La economรญa es infinitamente mรกs compleja que antaรฑo; los gobernadores, subordinados al presidente como estรกn, no han creado instrumentos para preservar la paz interna o para promover el desarrollo.
En suma, el rรฉgimen existente no funciona, en tanto retornar al pasado es una nociรณn absurda por imposible e incompatible con las circunstancias de hoy, por lo que la inseguridad y violencia ascienden incontenibles.
En una palabra, hay muchos Garcรญa Lunas que han tomado su lugar en este rรญo revuelto: se ha normalizado la relaciรณn entre polรญtica y el crimen organizado.
El asunto central es que el paรญs no cuenta con un sistema de gobierno idรณneo en tanto que la presidencia es cada dรญa mรกs poderosa.
Sin embargo, como dice Sowell en la cita inicial, persiste un sรฉquito de creyentes que considera que lo mejor es seguir fortaleciendo a la presidencia con su propensiรณn al despotismo.
El mal es la excesiva concentraciรณn de poder; la soluciรณn es una presidencia con los atributos necesarios, pero tambiรฉn con contrapesos efectivos, que le impidan a quien ocupe esa funciรณn abusar de su poder y destruir a diestra y siniestra sin acotaciรณn alguna.
#๐๐น๐ช๐จ๐ช๐ณ๐ญ๐ฆ๐๐ญ๐ข๐ถ๐ฅ๐ช๐ข๐ค๐ถ๐ฎ๐ฑ๐ญ๐ข.
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