𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗶á𝗹𝗼𝗴𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗻𝗺𝗶𝗴𝗼 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼


 

 

𝘼𝙘𝙤𝙜𝙚𝙧 𝙖 𝙘𝙧𝙞𝙨𝙩𝙤 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝙘𝙤𝙧𝙖𝙯ó𝙣

 

 

(𝘝𝘪𝘷𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘰𝘳𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥𝘦𝘴 𝘤𝘦𝘭𝘦𝘴𝘵𝘦𝘴, 𝘢𝘭 𝘢𝘥𝘷𝘦𝘳𝘵𝘪𝘳 𝘦𝘭 𝘢𝘱𝘦𝘨𝘰 𝘥𝘪𝘷𝘪𝘯𝘰 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘺 𝘢𝘭 𝘦𝘹𝘱𝘦𝘳𝘪𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘢𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢ñ𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘔𝘦𝘴í𝘢𝘴, 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘧𝘢𝘵𝘪𝘨𝘰𝘴𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘦𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘵𝘳𝘢𝘯𝘴𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘴𝘢𝘵𝘪𝘴𝘧𝘦𝘤𝘩𝘰, 𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘶𝘯 𝘳𝘦𝘮𝘰𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘦𝘮𝘱𝘭𝘢𝘵𝘪𝘷𝘰, 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶é𝘴 𝘥𝘦 𝘩𝘰𝘴𝘱𝘦𝘥𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘰𝘭𝘦𝘥𝘢𝘥 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰, 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳 𝘭𝘢 𝘱𝘢𝘻 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘪𝘨𝘰 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘺 𝘳𝘦𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘰 𝘢𝘳𝘮ó𝘯𝘪𝘤𝘰).

 

 

 

𝗜.- 𝗣𝗢𝗡𝗘𝗗 𝗘𝗡 𝗣𝗥Á𝗖𝗧𝗜𝗖𝗔 𝗟𝗔 𝗣𝗔𝗟𝗔𝗕𝗥𝗔:

𝗖𝗨𝗜𝗗É𝗠𝗢𝗡𝗢𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔𝗦 𝗠𝗜𝗦𝗘𝗥𝗜𝗔𝗦 𝗠𝗨𝗡𝗗𝗔𝗡𝗔𝗦

 

Hay que oírse para no engañarse,

conocerse para no desconocerse,

y atenderse para no desatenderse;

que la existencia es para hallarse,

y una vez ubicados ir al Salvador.

 

Situados en la senda de su verbo,

uno ha de volverse y revolverse

contra sí, para renacer en la voz

mística del poema, sin más pena,

que dejar mundo y tomar el cielo.

 

Que marchen los vahos perversos,

los pensamientos sin percusiones.

Activemos el culto a la contrición:

escapen las maldades de nosotros,

y retornen las bondades celestiales.

 

𝗜𝗜.- 𝗣𝗢𝗡𝗘𝗗 𝗘𝗡 𝗣𝗥Á𝗖𝗧𝗜𝗖𝗔 𝗟𝗔 𝗣𝗔𝗟𝗔𝗕𝗥𝗔:

𝗗É𝗠𝗢𝗡𝗢𝗦 𝗔𝗟 𝗖𝗔𝗠𝗜𝗡𝗢 𝗗𝗘𝗟 𝗘𝗦𝗣Í𝗥𝗜𝗧𝗨

 

La mística expresión nos vivifica,

nos aclara y clarifica los andares;

es fuerza de Dios para el camino,

extensión que nos ciñe a la cruz,

abrazándonos de esperanza viva.

 

Refundirse con la pasión divina,

nos borra todas las desolaciones,

la tormenta de los mil tormentos.

El llanto de la alegría nos renace,

con la verbena del verbo celestial.

 

Vestirse del mensaje en silencio,

es regresar al pudor de la balada,

al soplo gozoso del reencuentro,

sin miedo a despojarse de cosas,

para seguir al Altísimo, al Amor.

 

𝗜𝗜𝗜.- 𝗣𝗢𝗡𝗘𝗗 𝗘𝗡 𝗣𝗥Á𝗖𝗧𝗜𝗖𝗔 𝗟𝗔 𝗣𝗔𝗟𝗔𝗕𝗥𝗔:

𝗖𝗘𝗡𝗧𝗥É𝗠𝗢𝗡𝗢𝗦 𝗘𝗡 𝗣𝗥𝗢𝗖𝗟𝗔𝗠𝗔𝗥𝗟𝗔

 

En la paz del templo todo renace,

nada se agota y todo se vivifica,

se colma de bien y todo se calma,

también nuestra vivaz inquietud,

y desaparece nuestro gran terror.

 

Por encima del tifón se levanta,

el horizonte de la función sacra,

el espacio de la alianza perpetua,

entre el Señor y el alma viviente,

con la glorificación del caminar.

 

La alborada resplandece de loas,

el viajero vierte glorias cada día,

proclama la grandeza de la Cruz,

con la fe de que el recogimiento

nos guarde, nos done al Redentor.

 

Víctor CORCOBA HERRERO

corcoba@telefonica.net

31 de agosto de 2024.-

#𝘌𝘹𝘪𝘨𝘪𝘳𝘭𝘦𝘊𝘭𝘢𝘶𝘥𝘪𝘢𝘤𝘶𝘮𝘱𝘭𝘢.

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