𝗥𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶ó𝗻 𝗘𝗰𝗼𝗻ó𝗺𝗶𝗰𝗮
Fernando Hinterholzer Diestel
En el contexto de fin de sexenio de la 4T y “buscando ponerle un segundo piso”, el respaldo sin ambages de la presidenta electa Claudia Sheinbaum a las reformas del Plan C enviadas al Congreso por el todavía presidente López Obrador, mando señales de alerta a los dueños de los grandes capitales en Wall Street. Dichas reformas, que serán seguramente aprobadas a finales del mes de agosto, en la Cámara de Diputados, no generan confianza en los inversionistas; si no por el contrario, producen incertidumbre y quizá vayan a detener la inversión extranjera, en un momento clave para nuestro país, como es el cambio de gobierno y el fantasma de una recesión económica en el mundo. Los informes sobre el empleo en EEUU de hace un par de semanas, confirman que el peligro de una recesión es inminente, y el impacto de este escenario sobre la economía mexicana seria inmediato. La tormenta financiera que afectó al peso muestra el temor a una temporada de perturbaciones en los mercados globales, durante el segundo semestre del 2024. Igual que las perturbaciones aparecen con una gran fuerza ante cualquier señal de debilitamiento de la economía o “por reformas que consideren peligrosas, como las que se debaten en México a la justicia o a los órganos autónomos”. Cuánto puede afectar esa incertidumbre en la economía nacional, mucho quizás, el poder financiero internacional, en la mayoría de las veces, es superior al de gobiernos y organismos internacionales, es “el poder sobre el poder”, con fuerza para sancionar con corridas de capital políticas nacionales y reformas que no les gusten o estrategias de inversión adversas a sus intereses.
El tema obligado ahora, es qué hará nuestro país ante los riesgos de la fragilidad de la economía mundial que se puso en evidencia cuando el shock de las bolsas en el mundo y particularmente de Japón, para librarse las turbulencias por la inminente aprobación en septiembre de las reformas que destruirán al poder a la judicial; y más tarde, la calificación al plan contra el déficit fiscal del nuevo gobierno de Sheinbaum en el presupuesto para 2025. Pero el desafío no trata sólo “de la poco probable capacidad para estabilizar la economía de ataques financieros”, sino de las maniobras políticas detrás de éstos. Para el gobierno, aguantar sus presiones si castigan sus reformas, pero también, calcular qué tanto pueden cambiar el estilo de gobernar, en la administración de la Sheinbaum. Desde que los mercados sacudieran a la economía nacional, por el triunfo arrollador de Morena en el Legislativo, el presidente saliente, declaró que “la justicia está por encima de los mercados”. En esa fue su apuesta “para ir con todo con su paquete de 18 reformas antes de entregar el poder a Sheinbaum en octubre”; y ahora, tras el “lunes negro”, volvió adoptar su postura de muy “sácale punta”, anunciando que llegará al 30 de septiembre (fin de su mandato), sin las terribles devaluaciones que hace décadas, dejaron crisis financieras al finalizar otros sexenios. Incluso, aposto a que el país puede “aguantar un poco más” la caída del peso, en referencia a la inestabilidad financiera mundial y un eventual choque con sus reformas.
La continuación de la 4T no empezará de cero, sino con una serie de pendientes que el presidente saliente está dejando a su sucesora. De entrada, está el asunto económico del que tanto presume el tabasqueño, adueñándose como logro de su gobierno, las actuales reservas del Banxico, que alcanzan más de 220 mil millones de dólares, pero en realidad, se están adjuntando al nuevo gobierno compromisos económicos que estallarán en el futuro próximo, pues hasta hoy los datos han estado manipulados y otros han sido escondidos con gran opacidad. Otro tema explosivo es el del Fondo de Pensiones para el Retiro, que ya antes representaba un problema financiero antes de las nuevas disposiciones y reformas, ahora serán impagables, ya que no está garantizado la fuente de los recursos futuros para cumplir estos compromisos.
Hay que ser claros, el crecimiento económico México depende en gran parte del crecimiento de EEUU. Nuestro país tiene graves problemas de déficit y deuda pública. Para 2024, déficit es de 6% del PIB, y la deuda pública es de 48% del PIB. Ya traíamos presión en las finanzas públicas por las pensiones. El gobierno mexicano verá reducida su capacidad para dar atender los servicios de salud, educación, seguridad pública, e infraestructura. Cuando empiece la recesión en nuestro país vecino, nuestro crecimiento no podrá financiar proyectos del Estado en todo lo que la presidenta electa ha prometido. La única solución es recortar el gasto público, y pasar hacia un gobierno mucho más austero y eficiente en el uso de los recursos. Hay muchos indicadores que muestran que EEUU está creciendo menos que el año pasado, al igual que México. Los dos países enfrentan escenarios electorales que provocan incertidumbre. Pero China sí está en una situación crítica que seguramente va a impactar a varios países que le exportan materias primas, aunque no es el caso de México. A todo ello hay que sumar un escenario internacional frágil. El tipo de cambio se ha depreciado por la posibilidad de las reformas estructurales que propuso el presidente saliente, sobre todo la judicial (jueces elegidos popularmente) y la iniciativa para desaparecer órganos autónomos (lo cual nos regresaría años al viejo centralismo del priato). Además de las reformas que son totalmente “tóxicas” para la inversión, la economía mexicana tendría problemas por varios frentes si la economía estadunidense entra en desaceleración. Puede venir una desaceleración en la economía de EU, sobre todo en el sector agrícola.
Si la economía estadunidense entra en recesión, nos va a afectar: con menores exportaciones (somos una economía exportadora y vendemos el 80% a EU), menores remesas (nos llegan anualmente más de 60 mil millones de dólares), menor IED (la principal inversión proviene de Estados Unidos). La economía mexicana viene desacelerándose. El dato del PIB del Segundo Trimestre no fue bueno. Apenas y crecimos 1.1% anual. De esta manera, el final del sexenio muestra serios problemas y las consecuencias de las erróneas políticas económica implementadas, el grave riesgo de la transición, es que la nueva administración arrancará con una economía disminuida y un entorno económico internacional muy complicado. Ya en el pasado, superamos las crisis sexenales, pero tal parece que tendremos que vivir muy pronto un nuevo episodio. Pero que sucede cuando un país entra en recesión, su economía comienza a disminuir; se incrementa la salida de capitales; las inversiones extranjeras dejan de invertir; hay tasas de crecimiento negativo; no hay generación de empleos, hay despidos; disminuye el consumo de bienes y servicios; y aumenta la inflación. Es una crisis.
ES CUANTO
ADENDDUM: Guerrero es un ‘archipiélago’ donde cada isla es un feudo y donde la relación entre políticos y criminales es el denominador común. Cada uno de estos territorios goza de autonomía plena frente al gobierno del Estado, lo que ha convertido a la entidad en un terrible desafío para el poder ejecutivo. Ya son varios eventos críticos donde sido evidente la falta de capacidad y oficio político de la gobernadora Evelyn Salgado y de su equipo para enfrentar tal desafío, lo que ha propiciado el aumento de la violencia criminal. Además, la rijosidad política y social se han tornado al rojo vivo. “Y el pueblo y la sociedad civil, que los parta un rayo”.
#Graciasporvotar🗳️
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