๐๐น๐ด๐ผ ๐ รก๐ ๐ค๐๐ฒ ๐ฃ๐ฎ๐น๐ฎ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐
๐๐๐ฃ๐ฉ๐๐ฃ๐๐จ ๐๐๐๐๐ ๐๐ก ๐ฅ๐ค๐ง๐ซ๐๐ฃ๐๐ง: ¡๐๐ง๐๐๐๐รฉ๐ข๐ค๐จ๐ก๐๐จ, ๐ฅ๐ง๐๐ค๐๐ช๐ฅรฉ๐ข๐ค๐ฃ๐ค๐จ, ๐๐๐รก๐ข๐ค๐จ๐ก๐ค!
“๐๐ฎ๐ข๐ณ๐ด๐ฆ ๐ข ๐ดรญ ๐ฎ๐ช๐ด๐ฎ๐ฐ ๐ฆ๐ด ๐ฆ๐ญ ๐ค๐ฐ๐ฎ๐ช๐ฆ๐ฏ๐ป๐ฐ ๐ฅ๐ฆ ๐ถ๐ฏ๐ข ๐ข๐ค๐ค๐ชรณ๐ฏ ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฅ๐ฆ๐ฃ๐ฆ ๐ฅ๐ถ๐ณ๐ข๐ณ ๐ต๐ฐ๐ฅ๐ข ๐ญ๐ข ๐ฆ๐น๐ช๐ด๐ต๐ฆ๐ฏ๐ค๐ช๐ข; ๐ฑ๐ถ๐ฆ๐ด๐ต๐ฐ ๐ฒ๐ถ๐ฆ, ๐ข๐ฒ๐ถ๐ฆ๐ญ ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฏ๐ฐ ๐ด๐ฆ ๐ข๐ฎ๐ข, ๐ต๐ข๐ฎ๐ฑ๐ฐ๐ค๐ฐ ๐ฑ๐ถ๐ฆ๐ฅ๐ฆ ๐ข๐ฎ๐ข๐ณ ๐ฏ๐ข๐ฅ๐ข ๐ฏ๐ช ๐ข ๐ฏ๐ข๐ฅ๐ช๐ฆ”.
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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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El maรฑana estรก ahรญ, abierto a todos y todos somos responsables de lo que nos depare, tanto para las personas como para el planeta. En consecuencia, no se trata รบnicamente de prever el futuro, sino de ejecutarlo hermanados, a travรฉs de un buen obrar armรณnico y conjunto, crecido de entusiasmo y desarrollado, en base a lo vivido. Ciertamente, al contemplar este mundo globalizado y su historia de tormentos, podemos sentirnos desolados, al darnos cuenta de que hay mucho por realizar, comenzando por uno mismo, que ha de entenderse y atender a enderezar su propio itinerario humanitario. Con buena voluntad todo se consigue, desterremos el miedo de nuestros interiores, poniรฉndonos a florecer en el laboreo de una tierra mรกs habitable y de una sociedad mรกs fraterna. Desde luego, no perdamos jamรกs la esperanza, tenemos en nosotros la capacidad de sabidurรญa y virtud, ¡trabajรฉmosla!
Quizรกs nos sea saludable ponernos a contemplar las vidrieras del tiempo. Esto contribuirรก a un desarrollo mรกs pleno del ser humano, que ha de ser ayudado a llevar a cabo la plenitud de sus potencialidades anรญmicas, como individuo y en el contexto de la familia. Concebir la parentela, compartir sus รฉxitos, nos servirรก para rectificar las erratas vivientes, plasmadas en nuestro obrar presente. Al fin y al cabo, el despuรฉs no es mรกs incierto que el ahora. Nuestra gran asignatura pendiente, sin duda, radica en aprender a reprendernos, bajando de los viciados pedestales. Serรก, entonces, como podremos situar el cierre a la pobreza; siendo capaces de acompaรฑar a las personas, filiaciones y comunidades, en la senda de un autรฉntico desarrollo humano. ¿Acaso puedo considerarme ciudadano justo, si todavรญa cohabitan anรกlogos encadenados a la indigencia? Nuestro porvenir es su porvenir, ¡preocupรฉmonos!
La inquietud, con su รกrbol mรญstico de ocupaciones vinculadas, nos ayuda a transitar con una relaciรณn llena de amor y de respeto, bajo el paraguas de ese ritmo constructivo que va de los ancianos a los mรกs jรณvenes, ese bonito puente que cada cual debe custodiar y cuidar. La alianza entre las generaciones es lo que nos relanza a repensar sobre nuestros modos y maneras de actuar y movernos, con la cercanรญa del darse y del donarse, para sacrificarse por el anรกlogo. No olvidemos nunca, que una entidad en la que se reverencia la diversidad, es mucho mรกs resistente y transformadora, que otra que no ve mรกs perspectiva que para sรญ y los suyos. Adelante con la ternura siempre, que es lo que en definitiva refuerza la comuniรณn, con vistas a salvaguardar ese otro valor trascendental humano, la concordia entre semejantes, ¡amรฉmonos!
Amarse a sรญ mismo es el comienzo de una acciรณn que debe durar toda la existencia; puesto que, aquel que no se ama, tampoco puede amar nada ni a nadie. Cultivemos el corazรณn, el tiempo apremia, ante el aluviรณn de conflictos y apuros que nos amortajan. En efecto, fuera de esta pasiรณn de entrega incondicional por aminorar las muchas crisis que nos amenazan, difรญcilmente vamos a finalizar con las guerras; mรกxime en un momento en el que el nรบmero de desplazados forzosos ha alcanzado un nivel sin precedentes. El nuevo despertar del cosmos requiere, por consiguiente, de una colectividad mรกs humana, franca y solidaria en el amor. Los nacientes aires deben ayudarnos a no vivir para nosotros mismos, sino para reconstruir otros hogares que respeten la vida, con una presencia generosa en todos los escenarios del orbe. Sabemos lo que tenemos que hacer, pues, ¡hagรกmoslo!
Tambiรฉn hay un forjar, que consiste en pararse, en detenerse para percibir y valorar lo bello, para no proceder a un uso abusivo de lo que nos acompaรฑa o despeรฑarse por la indiferencia. Sin contemplaciรณn es fรกcil caer en un antropocentrismo desviado y soberbio, que nos aniquile nuestro propio germen viviente, impidiรฉndonos espumar con la belleza de los sueรฑos. Naturalmente, nuestro mejor destino, por el cual hemos de trabajar a destajo, va a depender de los cuidados ofrecidos en nuestra ruta. En consecuencia, tenemos la capacidad de crecer y de recrearnos. Por este camino, naturalmente, estamos llamados a destronar la desconfianza de nuestros andares y a tomar el compromiso de no cesar en la labor humanitaria. Bajo esta lucidez y con la ayuda colectiva, podemos reconstruir una civilizaciรณn digna, con una verdadera cultura de la libertad. Cierto, ¡podemos y debemos realizarlo!
corcoba@telefonica.net
07 d Su Servidor.
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