𝗘𝘃𝗶𝘁𝗮𝗿 𝗮𝗯𝘂𝘀𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗮𝗱𝘂𝗹𝘁𝗼𝘀 𝗺𝗮𝘆𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗲𝗻 𝗰𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗯𝘂𝘀𝗲𝘀

César González Guerrero.          

               

Estos jóvenes de los años 50s, sobrevientes a las crisis políticas, económicas y sociales, merecen no sólo el respeto, sino también el reconocimiento a su labor desarrollada en las diferentes áreas del sector público o privado.

En las bancas de los lugares públicos, o en reuniones familiares o de pueblo, se conocen sus tristezas y amarguras.      

También intercambian las quejas en contra de las autoridades que, en todos los niveles, los tienen abandonados.  

No faltan las críticas a las diversas actitudes negativas de algunos funcionarios o servidores públicos. También los señalamientos en contra de los incrementos de precios a los productos básicos de la canasta alimenticia.

Más las duras críticas a la falta de medicamentos y atención de calidad en los hospitales y centros médicos oficiales.          

Estos jóvenes de los 50s, ahora que tienen dificultades para todo, son motivo de discriminación y mal trato en algunos servicios públicos, que supuestamente deberían hacer todo lo contrario.        

Por supuesto que hay una amplia relación de ese tipo de abusos en su contra, pero por respeto al espacio, solo tratemos el que se refiere a los viajeros que utilizan las líneas de transporte de autobuses.       

Sucede que, para empezar, tienen que hacer filas para adquirir su boleto y al llegar a la taquilla tener que soportar la prepotencia y arrogancia de la expendedora, para que al final de cuentas, molesta, simplemente dicen que ya no hay espacio, sin importarles las condiciones físicas del adulto mayor.  

Lo peor de esta pésima atención al usuario adulto mayor, es que no hay quien solucione estas anomalías en el preciso momento, y la respuesta es "no hay otra opción" más que pagar su boleto completo.      

Si en las centrales de autobuses viajan regularmente personas de escasos recursos económicos, los responsables del transporte público, deberían brindar una mejor atención a estas personas, solucionando el problema y no maltratando al usuario.        

Una anomalía más es que si por descuido, el viajero adulto mayor, no presenta la credencial original, sencillamente no le otorgan el servicio, cuando en su lugar presenta un duplicado por extravío, pero que aparecen todos los datos que lo identifican plenamente. Además de su INE u otro documento que confirma su identidad.      

Toda la atención y respeto que merece el adulto mayor, en las centrales de autobuses, es nulo. No hay apoyo, mucho menos sensibilidad en casos como los señalados.    

Es urgente que alguna autoridad intervenga, para que, en casos de ese tipo de situaciones, no se perjudique a los jóvenes de los 50s, y la sensibilidad de los encargados de las taquillas y empleados, sean más amables y comprensivos. No se vale que abusen de los adultos mayores.

Ojalá que alguien atienda este abuso a la brevedad posible.  

Ya veremos.

#𝘎𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴𝘱𝘰𝘳𝘷𝘰𝘵𝘢𝘳🗳️