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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor espaรฑol
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Aquรญ nadie se libra de la batalla del buen hacer y mejor obrar de los productos alimenticios, tanto si cultivas, transportas, almacenas, distribuyes, vendes, sirves o incluso como mero consumidor; absolutamente todos tenemos un rol significativo que desempeรฑar, al menos para mantenerlos en buen estado. Ojalรก fuรฉsemos mรกs responsables al respecto. Al fin y al cabo, las formas en la que los vรญveres se producen, almacenan, manipulan y consumen, afecta a su inacciรณn. Cumplir con las normativas internacionales, establecer regulaciones de control de productos que incluyan respuestas eficaces ante posibles emergencias, asรญ como aplicar buenas prรกcticas terrestres, acuรกticas, ganaderas y hortรญcolas, comenzando por facilitar el acceso al agua potable, es una responsabilidad compartida entre gobiernos, productos y consumidores. Por otra parte, es importante asimismo elaborar modelos educativos y culturales que sensibilicen a la sociedad para que se respete y preserve la inocuidad de los pucheros, o si quieren, la inercia de un buen mantenerse. 
Con una estimaciรณn cada vez mรกs acusada de enfermedades transmitidas por comestibles nocivos, que afectan tanto a la salud humana como a las economรญas, debe hacernos repensar sobre acciones conjuntas y universales. Nuestro orbe es demasiado interdependiente y no podemos levantar muros o generar indiferencias. Desde luego, estamos llamados a pensar y a movernos en tรฉrminos de comuniรณn y comunidad, a ser solidarios, y a tratar de dar preferencia a la vida de todos por encima de la apropiaciรณn de bienes por parte de algunos. La humanidad en su conjunto, no debe cansarse de hablar claro y profundo, sabiendo que aquello que no es inocuo, ni se come con los ojos. Realmente cuando se logra la inocuidad de los alimentos, estos satisfacen las mejores vibraciones y hasta alientan a que todas las gentes tengan una vida activa y saludable. Ojalรก aprendamos a sembrar aquellos valores que nos nutran sensatamente, volcรกndose sobre todo en los anรกlogos que mรกs sufren, como los desfavorecidos y los sedientos, que no es sรณlo una de las mayores tragedias, sino que es tambiรฉn una vergรผenza.
El clamor de esa ciudadanรญa, privada de una forma u otra del valor nutricional, debe resonar en las instituciones internacionales donde se tomen las decisiones. Sin duda, la suerte de las naciones, pende y depende de su forma de aprovisionarse. El lamento de estas familias tampoco puede quedar silenciado o sofocado por otros intereses mundanos. Ya no solo hay que detener la especulaciรณn alimentaria, tambiรฉn la inocuidad de los alimentos demanda un enfoque integral, el de la salud que todos nos merecemos, por lo que habrรก de reconocerse la conexiรณn entre la salud de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente. Indudablemente, tanto la robustez de los diversos reinos existenciales como el amor vertido por nosotros, es esencial para que el sector primario produzca provisiones suficientes para sustentar al mundo. Si, ademรกs, sabemos que cuando se emplean nรญveas destrezas en toda la cadena alimentaria, el resultado es un alimento inofensivo. En casa, tambiรฉn los consumidores deben asegurarse de que lo que llevan a los labios continรบa siendo inocuo.
Si haciendo el bien nutrimos la planta mรญstica del verso, compartiendo el pan nos empaparemos de bondad. Nos hace falta para no derrochar. El desperdicio de productos nutritivos, o la pรฉrdida de los mismos, aparte de contribuir significativamente al incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, al cambio climรกtico y a sus daรฑinas consecuencias. No estamos para inutilizar nada; en todo caso, sรญ que estamos para fomentar modalidades de consumo y producciรณn mรกs sostenibles, partiendo por erradicar el hambre, lo que significa que cualquier ser humano habite donde habite, tenga acceso a una cantidad suficiente de viandas inofensivas y suculentas. En este asunto de tanta envergadura no podemos complacernos con retรณricas, que terminan con declaraciones que luego no se pueden llevar a cabo, por mezquindad o codicia, es el momento de actuar con urgencia y buscando el bien colectivo. El grito desgarrador de los hambrientos que reclaman justicia estรก ahรญ, a la espera de que salvaguardemos los recursos naturales, de modo que todos podamos vivir decentemente, con respeto y dignidad.
corcoba@telefonica.net
05 de junio de 2024.-
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