𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗗𝗶á𝗹𝗼𝗴𝗼𝘀 𝗖𝗼𝗻𝗺𝗶𝗴𝗼 𝗠𝗶𝘀𝗺𝗼

 

 

𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙙𝙞𝙤𝙨; 𝙥𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙞𝙤𝙨 𝙚𝙨 𝙖𝙢𝙤𝙧

 

(𝘘𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘪𝘮𝘢 𝘰 𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢 𝘥𝘪𝘨𝘯𝘢𝘳𝘴𝘦, 𝘩𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰 𝘴𝘶 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘰 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘹𝘪𝘴𝘵𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢𝘭, 𝘢𝘭 𝘯𝘰 𝘰𝘣𝘴𝘦𝘳𝘷𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘦𝘮𝘱𝘭𝘢𝘵𝘪𝘷𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘭𝘢𝘵𝘪𝘥𝘰𝘴, 𝘯𝘪 𝘮𝘰𝘴𝘵𝘳𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘰𝘳𝘮𝘦 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘶𝘭𝘴𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘦𝘴í𝘢, 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘶𝘴𝘢 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳 𝘺 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘯𝘶𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘥𝘢. 𝘌𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘰 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘭ó 𝘭𝘢 𝘱𝘢𝘴𝘪ó𝘯 𝘰𝘮𝘯𝘪𝘱𝘰𝘵𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘗𝘰𝘥𝘦𝘳 𝘊𝘦𝘭𝘦𝘴𝘵𝘪𝘢𝘭 𝘭𝘦𝘨ó 𝘢𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘢 𝘴𝘶 𝘜𝘯𝘪𝘨é𝘯𝘪𝘵𝘰, 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘢𝘶𝘵é𝘯𝘵𝘪𝘤𝘢 𝘱𝘢𝘭𝘢𝘣𝘳𝘢 𝘺 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢, 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘪𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘯𝘰𝘴 𝘢𝘮ó, 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘨á𝘯𝘥𝘰𝘴𝘦 𝘢 𝘴í 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴).

 

 

𝗜.- 𝗘𝗦𝗧𝗢 𝗡𝗢𝗦 𝗔𝗗𝗩𝗜𝗘𝗥𝗧𝗘 𝗝𝗘𝗦Ú𝗦:

𝗤𝗨𝗘 𝗡𝗢𝗦 𝗔𝗠𝗘𝗠𝗢𝗦 𝗘𝗡𝗧𝗥𝗘 𝗦Í

 

Florecemos como hijos del amor,

en un desvivirse que nos aviene,

sucesores de la beatífica palabra.

Bajo esta influencia somos rama,

pues nada soy sin el árbol divino.

 

Necesitamos unirnos y reunirnos,

sentirnos acompañados entre sí,

hallarnos queridos y querernos;

pobre del que no ama ni se ama,

no conoce a Dios ni se reconoce.

 

El apego se sustenta en perdurar,

en permanecer devotos al enlace,

y en perseverar al lado de Cristo;

que está a la puerta del corazón,

a la espera de que se la abramos.

 

𝗜𝗜.- 𝗘𝗦𝗧𝗢 𝗡𝗢𝗦 𝗜𝗡𝗗𝗜𝗖𝗔 𝗝𝗘𝗦Ú𝗦:

𝗤𝗨𝗘 𝗦𝗜𝗚𝗔𝗠𝗢𝗦 𝗘𝗡 𝗦𝗨 𝗔𝗠𝗢𝗥

 

Igual que el Padre ama a su Hijo,

el Hijo así nos estima a nosotros. 

Cumpliendo los preceptos santos,

germina el gozo y florece el bien,

la alegría de sentirse enamorado.

 

Cautivarse de las reglas celestes,

es mirar con buenos ojos la vida,

deshacerse y hacerse a su ruego, 

que no es otro que el purificarse,

siguiendo los pasos del Salvador.

 

Para nutrir este cometido humano,

hay que dejarse ceñir por la cruz,

abandonarse a su instruido obrar:

la de atraer a nuestros contrarios,

y pedir por los que nos persiguen.

 

𝗜𝗜𝗜.- 𝗘𝗦𝗧𝗢 𝗡𝗢𝗦 𝗗𝗜𝗖𝗘 𝗝𝗘𝗦Ú𝗦:

𝗤𝗨𝗘 𝗔𝗠𝗔𝗥 𝗘𝗦 𝗦𝗜𝗚𝗡𝗢 𝗗𝗘𝗟 𝗥𝗘𝗜𝗡𝗢

 

En la Última Cena el Crucificado,

clama mientras proclama el amor,

como la clave del Reino celestial,

símbolo de la grandeza amorosa,

de estar cerca de los que le citan.

 

El Señor está empeñado en crear

y en cimentar el furor del querer,

que es la savia del alma piadosa,

dispuesta siempre a enmendarse,

con el tacto sobrenatural de la fe.

 

Así los que lo rebuscan, lo hallan;

los que se duermen, los despierta;

los que le nombran, les responde;

los que le reverencian, los realza; 

por ser humanitarios y generosos.

 

Víctor CORCOBA HERRERO

corcoba@telefonica.net

04 de mayo de 2024

 

#𝘝𝘰𝘵𝘢𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢𝘴🗳

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