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Josรฉ Antonio Rivera Rosales
En dรญas pasados, el abogado Vidulfo Rosales Sierra hizo una revelaciรณn que le da un sesgo sorprendente a la tragedia de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala en septiembre de 2014.
Rosales Sierra, miembro del equipo jurรญdico del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, concediรณ una entrevista a Ricardo Castillo, director de la agencia Quadratin Guerrero, en la que -como en pocas ocasiones- hace una revelaciรณn contundente: el Ejรฉrcito trasladรณ a las instalaciones del 27 Batallรณn de Infanterรญa a un grupo numeroso de estudiantes de Ayotzinapa, a los que primero torturรณ y luego les dio muerte.
Rosales dijo contar con un testigo de los hechos que ha declarado hasta tres veces ante el Ministerio Pรบblico e inclusive ante un juez. Si esas acusaciones son ciertas, confirmarรญa que estamos ante un crimen de estado que debe ser esclarecido totalmente y sus autores encarcelados con cadena perpetua.
En anteriores ocasiones los agraviados han acusado al Ejรฉrcito de estar involucrado con semejante atrocidad, pero es la primera vez que se produce una acusaciรณn tan directa y cruda que implicarรญa a mandos del instituto armado.
La revelaciรณn coincidiรณ con la liberaciรณn de un grupo de ocho militares de los batallones 27 y 41, concedida por un juez federal, para que sigan su proceso en libertad. Los citados militares estรกn bajo proceso penal por dos delitos: desapariciรณn forzada y delincuencia organizada. En el primer caso por su presunta implicaciรณn en la desapariciรณn de los jรณvenes de Ayotzinapa, mientras que en el segundo por su presunta relaciรณn con el grupo delictivo Guerreros Unidos, lo que es casi lo mismo pues fue esa estructura criminal la que operรณ la desapariciรณn de los muchachos.
La revelaciรณn de Rosales Sierra ofrece una lectura que, en los hechos, constituye una nueva dimensiรณn sobre la desapariciรณn forzada de los estudiantes, lo que obligรณ a dimitir al gobernador รngel Aguirre Rivero, pese a ser totalmente ajeno a la tragedia. Es, por cierto, una dimensiรณn perturbadora.
De resultar cierta la denuncia, la evidencia darรญa un vuelco fenomenal al caso, que pasarรญa de ser la operaciรณn de un grupo criminal a ser, efectivamente, un crimen de estado, con todo lo que ello implica.
En principio en este espacio habรญamos advertido que, si no hubo complicidad del Ejรฉrcito con los criminales de GU, por lo menos hubo una omisiรณn censurable dado que sus mandos siempre estuvieron enterados, en tiempo real, de lo que acontecรญa en Iguala.
En el caso de los batallones, existe un organismo denominado Servicio de Informaciรณn, Instrucciรณn y Operaciones (SIIO) que le informa al mando local, a travรฉs de un oficial de inteligencia, lo que acontece en el entorno inmediato de la unidad, sea legal o ilegal.
Ademรกs, existe un nรบmero indeterminado de elementos adscrito a un Grupo de Informaciรณn de Zona (GIZ) -gises, les dicen- que le informa directamente al mando zonal, sin perjuicio de que tambiรฉn informe al mando del batallรณn. Ello, sin contar con que eran los militares quienes tenรญan el control y seguimiento del C-4 establecido en Iguala.
Al menos estos dos organismos mantuvieron informado al comandante de batallรณn y al comandante de zona de todo lo que sucediรณ esa noche aciaga en Iguala. Sin contar con otros agentes que suelen operar de manera mรกs suelta, adscritos en ocasiones a grupos especiales que sรณlo informan al mando central.
Asรญ las cosas, es obvio que los mandos del Ejรฉrcito siempre estuvieron atentos a lo que ocurrรญa aquella noche en que se desatรณ una cacerรญa humana por las calles de Iguala.
Por eso es tan preocupante que ahora aparezca un testigo que sostiene ante el MP y un juez que los militares introdujeron a los jรณvenes a las instalaciones del 27 Batallรณn de Infanterรญa, donde terminaron por ejecutarlos.
Si se confirman las acusaciones del testigo, entonces estamos ante un crimen de estado equiparable a la matanza de Tlatelolco.
Fue probablemente con base en dicho testimonio que la Comisiรณn de Ayotzinapa (COVAJ), presidida entonces por Alejandro Encinas, solicitรณ orden de aprehensiรณn contra mandos y personal de tropa del Ejรฉrcito.
En lugar de esclarecerse, la indagatoria podrรญa alcanzar a jefes mรกs importantes del instituto armado que, colocados hacia arriba en la lรญnea de mando, tendrรญan que dar explicaciones ante los tribunales.
Hasta ahora, los mandos involucrados son el general Josรฉ Rodrรญguez Pรฉrez, quien operaba como mando del 27 Batallรณn de Infanterรญa (con rango de coronel por aquel entonces), asรญ como el general Alejandro Saavedra Hernรกndez, comandante de la 35 Zona Militar, de la que dependรญa directamente el batallรณn.
Pero estos militares no se mandaban solos: en la lรญnea de mando figura el general Martรญn Cordero Luqueรฑo, por esas fechas comandante de la Novena Regiรณn Militar, de quien dependรญa el general Saavedra Hernรกndez.
Y, si se le sigue hurgando, la indagatoria podrรญa llegar hasta el Alto Mando.
Tal vez esa condiciรณn especial es lo que orillรณ al presidente Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador a cortar de un manotazo la investigaciรณn, porque entonces saldrรญan raspados varios de sus amigos en el Ejรฉrcito e, inclusive, el expresidente Enrique Peรฑa Nieto quien, en tรฉrminos de legalidad constitucional, fungรญa como comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
El caso es que, caiga quien caiga, los mexicanos deben conocer quรฉ fue lo que pasรณ esa funesta noche de Iguala.
En este punto habrรก que mencionar que hace aรฑos surgiรณ una informaciรณn delicada que jamรกs conociรณ la luz pรบblica. Segรบn la versiรณn, enteramente creรญble, en algรบn momento un grupo nutrido de padres de los 43 desaparecidos -al parecer, unos 15 a 20- fueron llamados por mandos del Ejรฉrcito que les ofrecieron una ayuda econรณmica tasada entre 400 y 500 mil pesos por cada uno de los caรญdos.
Aunque hubo reticencias entre los padres, la mayorรญa aceptรณ el dinero con la garantรญa de que seguirรญan en sus demandas por la presentaciรณn con vida de sus hijos. Este trato, que se llevรณ a cabo en la mรกs absoluta discreciรณn, nunca se dio a conocer a la opiniรณn pรบblica.
Los padres siguieron reclamando, como hasta la fecha lo hacen. Pero igualmente se guardaron la informaciรณn sobre el dinero recibido.
¿De quรฉ otras cosas nos enteraremos sobre el caso Ayotzinapa? (๐ด๐ช๐ฏ๐ต๐ฆ๐ด๐ช๐ด๐ฅ๐ฆ๐จ๐ถ๐ฆ๐ณ๐ณ๐ฆ๐ณ๐ฐ.๐ค๐ฐ๐ฎ.๐ฎ๐น).
#๐๐ฐ๐ต๐ข๐ฑ๐ฐ๐ณ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ณ๐ข๐ด๐ณ️
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