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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Tenemos que cambiar de traje vivencial, con una legรญtima conversiรณn del corazรณn, que es como se pueden generar procesos de entendimiento. Ahora bien, no se debe imponer nada, todo hemos de proponerlo, porque nadie tiene la verdad absoluta, lo que nos exige una bรบsqueda incesante de vรญas justas y humanas, sin obviar los derechos y las responsabilidades que tenemos; ya sea en mayor o en menor medida, cada cual consigo mismo y con los demรกs, sobre todo a la hora de salvaguardar el bien social. O sea, que nuestra casa comรบn al igual que sus moradores, han de trabajar los aires armรณnicos, con la mano tendida y extendida siempre hacia sus anรกlogos. Para ello, sin duda, tenemos que hallarnos y comprendernos mutuamente, cuestiรณn cada vez mรกs urgente y decisiva para entrar en diรกlogo y salir de las contiendas inรบtiles.
El tacto diplomรกtico nos saca de los problemas y nos invita a la resoluciรณn conjunta, oyรฉndonos desde el respeto y la consideraciรณn recรญproca. En realidad, lo รบnico que debe importarnos son las cargas, no subirnos a los cargos mundanos del pedestal, que es lo que realmente nos atormenta y deshumaniza. Hay que sustituir a don dinero, por el valor de la autรฉntica palabra que nace del corazรณn y por la valรญa que supone hermanarse. Esto tambiรฉn nos demanda un cambio de actitud, de disposiciรณn y de apoyo a un orbe sin fronteras ni frentes, para que en todas partes, se respete la dignidad y se intensifique el intercambio de sonrisas y abrazos positivos, tanto en el seno de las naciones como en su proyecciรณn exterior. Ciertamente, todo esto nos pide que tengamos mucho coraje, que abandonemos el conformismo y que nos comprometamos en reencontrarnos unos con otros, para querernos.
Si cada uno de nosotros trabajรกsemos ese espรญritu noble diplomรกtico, de modo discreto pero constante, observarรญamos que se pueden modificar muchas situaciones tristes y otras absurdas realidades, ofreciendo una vida diferente, desde luego mรกs humana y tambiรฉn mรกs llevadera. Nos atormentamos con frecuencia entre sรญ. De entrada, tenemos necesidad de apiรฑarnos, de sentirnos en uniรณn y en unidad. Para ello, se requiere un compromiso universal en favor de los mรกs desfavorecidos del sistema, que nos desfigura como ciudadanos de bien, hasta envolvernos los andares en la imperiosa pasividad de las piedras, sin sentimiento alguno. Hemos de reconocer, por consiguiente, que nuestra gran tarea pendiente es la de edificar un mundo nuevo, cada dรญa mรกs fraterno y caritativo, que refleje la compasiรณn hacia el dรฉbil y la pasiรณn por no adormecernos.
De ahรญ, la apuesta por salir de la confusiรณn, de la continua falsedad dictatorial, que todo lo tiraniza al antojo del poder, enmascarรกndolo con un velo de beneficencia interesada. Hemos de despertar, por tanto, diplomรกticamente. No son de recibo las violentas represiones contra nadie, como tampoco es compasivo que se recrudezcan las guerras y se maten indefensos sin cesar. En consecuencia, tenemos que plantarnos hรกbilmente, al menos para reimplantar una nueva esperanza colectiva. El momento nos llama a cultivar otra existencia mรกs serena, menos distante entre semejantes, en hogares donde se injerte el verdadero amor de amar amor, para que pueda custodiarse la raรญz de la convivencia con su real consistencia. Seguramente, quizรกs tengamos que romper la coraza protectora de nuestro egoรญsmo, si en verdad queremos que la concordia, forme parte de nuestro abecedario viviente. 
En cualquier caso, la paz debe continuar siendo un objetivo prioritario entre nosotros, ya que es un bien irrenunciable e insustituible. El esfuerzo al que todos estamos llamados, es a colaborar y a cooperar con sentido responsable, mediante el lenguaje del alma, o si quieren de la diplomacia, pero que guarden silencio las armas. Naturalmente, a poco que nos adentremos en nuestros espacios exteriores e interiores, notaremos esa falta de conciencia o esa ausencia de voluntad, por ser gentes de talento verรญdico y de talante humanitario. Sin embargo, el arte de lo posible, no es un imposible mรกs, estรก sustentado en la firme y constante convicciรณn de que es viable la renovaciรณn, con la revoluciรณn de una sana escucha y con la sintonรญa entre las miradas, mรกs que con broncas mutuas, crรญticas infructuosas o evidencias de dominaciรณn. Que la habilidad diplomรกtica, pues, vuelva a nuestras vidas.
corcoba@telefonica.net
28 de abril de 2024.-
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