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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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La miga de la Semana Santa, culmen del camino cuaresmal, tiene que hacernos repensar sobre nuestro propio pulso interior. Esto se consigue, sustentรกndose en silencio y sosteniรฉndose en soledad, bajo la contemplaciรณn mรญstica y sobre la esperanza de quien es verdad y vida. Nuestra tarea es la de embellecer y no embobarse, la de conciliar lo irreconciliable y no poner armas sino alma, la de corregirse uno mismo como manantial de inspiraciรณn, siendo un poeta en guardia permanente, para enmendar la infusiรณn mental a la sombra del Triduo Pascual. Tanto la referencia como el referente no pueden ser mรกs sublimes. 
Continuamente tenemos que renovarnos y crecer espiritualmente, para movernos con mejor tono y sabio timbre; ya que, si tambiรฉn estamos llamados a testimoniar efectivamente el amor de nuestro Redentor, con la memoria de la รšltima Cena, requerimos despertar, ponernos en acciรณn y salir de nuestro espacio insensible; para entrar en la voluntad etรฉrea, destronando de nuestros horizontes los dramas humanos. A poco que nos adentremos en la pasiรณn y muerte del Seรฑor, que percibamos su calvario con el iris del resplandor, nos daremos cuenta de que, para reconducirnos, no hay mejor itinerario que ponernos al servicio de nuestros anรกlogos.
Nos hace falta acogernos y recogernos para nuestra propia purificaciรณn interior, tener tiempo para sรญ e interrogarnos con la fuerza del amor divino, meditar sobre nuestros andares y la realidad de la vida humana. Conjugar el verbo amar en nuestro acontecer diario, es la mejor manera de cultivar la aspiraciรณn por quererse, para restituir el camino existencial e instituir en nuestra savia la ofrenda conciliadora. Sabiendo que el mal no tiene la รบltima palabra, no dejemos que se nos trastoque la voluntad agraciada celeste y comprometรกmonos, con mรกs valentรญa y entusiasmo, para que nazca un mundo mรกs de todos y de nadie en particular. 
Fuera poderes insanos que nos desvalorizan, haciรฉndonos esclavos de sus mentiras, volviรฉndonos borregos de sus farsas. Ahรญ estรก el faro de la cruz de Cristo, para que en medio de la tempestad que nos acorrala, hallemos consuelo. Con estos sentimientos, deseo de corazรณn un vital y reconstituyente cambio de actitudes, lo que debe traducirse en un servicio humilde y desinteresado al prรณjimo. Esto nos ayudarรก a unir las voces, para poder salir de la incesante suma de conflictos y de las peligrosas condiciones de seguridad. Ojalรก aprendamos a tomar conciencia de ello, porque es el sentido de paz, de solidaridad y generosidad, lo que nos orienta hacia una nueva comuniรณn de luz.
Sea como fuere, la experiencia diaria nos convoca a experimentar, tras vivir con el รณleo de la alegrรญa los propios andares por aquรญ abajo, nuestra debilidad y que es la solidaridad fraterna, la que verdaderamente nos asiste a llevar los unos la carga de los otros. Lo importante reside, pues, en abrirse al mundo sin otro interรฉs que el hacer familia para rehacernos. En consecuencia, quizรกs hemos llegado al momento crucial del “nosotros”, moradores de un mundo global. Sin embargo, continรบan aumentando las distancias, con una agresividad sin pudor alguno, porque aรบn no hemos universalizado los derechos humanos, ni contamos con un avance de hogar comรบn. 
Es verdad que los desafรญos de nuestro orbe y de la รฉpoca actual son muy fuertes. Sรณlo hay que revisar los datos, difundidos recientemente por Naciones Unidas. Una de cada tres personas falleciรณ cuando huรญa de un conflicto. El 60% murieron ahogados y otro 70% nunca es identificado, lo que hace que las familias y las comunidades sufran con la falta de claridad sobre lo que le ocurriรณ a un familiar o amigo. A pesar de los pesares, este afligido contexto de ningรบn modo tiene que ser motivo para desfallecer, sino para abrir la dimensiรณn del diรกlogo sincero y el encuentro verdadero con la cultura del abrazo como culto perenne. 
La protecciรณn hay que ponerla en prรกctica como jamรกs. Que nadie nos arrebate tampoco el derecho a la esperanza. Me refiero a la de Jesรบs, que es distinta a la mundana, infunde en el alma de cada cual, la certeza de que Dios conduce todo hacia el don, porque incluso hace salir del sepulcro la energรญa viviente y los acuerdos armรณnicos. Hacer memoria de este enigma central, donde el amor todo lo soporta y redime, conlleva tambiรฉn el compromiso de actualizarlo en el entorno concreto de nuestra existencia. Significa reconocer que la pasiรณn de Cristo prosigue en los dramรกticos acontecimientos que, por desgracia, todavรญa continรบan mortificรกndonos hoy en dรญa. Paz y bien, luego.
corcoba@telefonica.net
27 de marzo de 2024.-
#๐˜๐˜ฐ๐˜ต๐˜ข๐˜ฑ๐˜ฐ๐˜ณ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ข๐˜ด๐Ÿ—ณ️

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