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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Hay que alzar la voz y hasta irrumpir en combate anรญmico contra uno mismo, eso sรญ como poetas en acciรณn. De entrada, pongamos fundamento en la coherencia, entre el decir y el hacer. No podemos bajar la guardia, ni tampoco cultivar la indiferencia. Me niego, pues, a habituarme a este mundo tenebroso, al que hay que plantar cara ante las fuerzas del odio y la divisiรณn, con otros abecedarios mรกs del corazรณn que del cuerpo. Personalmente, hace tiempo que vengo reivindicando, tanto el aprender a reprendernos como el querernos para poder querer a los demรกs. Sin embargo, la necedad nos gobierna en mayorรญa y es la causante de todos los males. En todo caso, lo importante es meterse en paciencia, tomar sobre sรญ esta angustia, pero con la esperanza de que hay salida esplendorosa para todo. Es cuestiรณn de intentarlo, poniรฉndonos en disposiciรณn de explorar otras vรญas.
Lo รบltimo es tirar la toalla o encumbrarnos. En efecto, en lugar de alumbrarnos entre sรญ, nos hemos endiosado hasta la cรบspide o marchamos desolados, costรกndonos diferenciar el bien del mal. Urge, por consiguiente, que salgamos de esta atmรณsfera perversa de voces contradictorias, de seducciones ocultas, porque la sensatez se ha ido de nuestro caminar y nos merecemos un tiempo nuevo. Internamente tenemos que clarificarnos, custodiar nuestro propio movimiento para hacer frente a los desafรญos vivenciales, reflexionar sobre las inmoralidades y las enterezas, desencadenarnos de aquellos vientos corruptos que nos atrofian y caminar, con la inspiraciรณn creativa, hacia sensatos valores que puedan brotar en nosotros, encaminando la floraciรณn del discernimiento a nuestros quehaceres cotidianos.
Indudablemente, tenemos que salir de este mundo sombrรญo cuanto antes. Neguรฉmonos a mantener la boca cerrada ante el cรบmulo de aires discriminatorios, no seamos tolerantes con la intolerancia, defendamos con uรฑas y dientes la dignidad de todos y el espรญritu de los derechos humanos. Universalicemos todo esto. A veces la tristeza trata de invadir nuestro innato coraje, para volvernos cรณmodos y sin ninguna expectativa de cambio. Que sepamos, que todo se puede modificar con paciente responsabilidad y persistencia. En ocasiones, tendremos que comenzar por convencernos a nosotros, de que para vencer los vacรญos que nos ocupan y los vicios que nos asolan, precisamos achicar el lago de la decepciรณn y anclar, en nuestro diario de nadador, al optimismo.
Reencontrarse es fundamental para acentuar mรกs activamente nuestros andares poรฉticos, que son los que verdaderamente nos elevan hacia otros horizontes, si lo hacemos autรฉnticamente. Hoy mรกs que nunca, tenemos que estar vivos, para poder discernir y estimular la acogida. No se trata de despreciar a nadie y mucho menos de desecharlo, todos somos necesarios e imprescindibles. Sin duda, el sentimiento de obsesiรณn persistente y torturador hacia nuestros semejantes, asรญ como el arrinconamiento a la variedad de cultos y culturas, es el mayor peligro para todos, asรญ como el apartarse de la rectitud. Tomemos conciencia de la realidad que nos pertenece.
Las noches no pueden sacarnos de la noche, para eso tenemos el dรญa con sus pulsos de amor y sus pausas de vida. Nuestra presencia no es mรกs que un persistente cortocircuito de ritmos en permanente bรบsqueda. La paz estรก en nuestro interior, que tiene que aprender a armonizarse con aquello que nos circunda. Quizรกs tengamos que practicar el ser poesรญa o el ser estrellas en la noche de nuestros acompaรฑantes, para poder sentirnos cercanos y en uniรณn. Tal y como se nos presenta el mundo, hemos de atrevernos a ser distintos, a mostrar otros anhelos que solemos ignorar, como es el testimoniar la belleza del hรกlito generoso con el servicio permanente a la lucha por la justicia y el bien comรบn.
Esa es la justa reacciรณn de una humanidad que tiene que fraternizarse, sabiendo que nada se consigue individualmente; y, aunque el mundo actual estรฉ lleno de avances, son muy desiguales en los territorios. Luego estรก la plaga del aislamiento, que aparte de debilitarnos nos expone a dejarnos atormentar, porque todo es mรกs fรกcil juntos. Olvidamos que cada edad tiene su etapa, su momento de realizaciรณn, de utopรญa comunitaria y de comuniรณn fraterna. Al mundo nunca le sirviรณ, ni tampoco le servirรก, la ruptura entre generaciones. Un pueblo, una naciรณn, un orbe en suma, serรก tanto mรกs luminoso cuรกnto mรกs horizontes se esclarezcan con opciones dinรกmicas conjuntas y vinculantes, porque en cada uno de nosotros puede guardarse algรบn aliento, que sintiรฉndose con calor de hogar, seguro que se convierte en consuelo e ilusiรณn de verdad.
corcoba@telefonica.net
28 de enero de 2024
#๐๐ฐ๐ต๐ข๐ฑ๐ฐ๐ณ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ณ๐ข๐ด๐ณ️
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