𝗗𝗲 𝗙𝗿𝗲𝗻𝘁𝗲
Cuando llegue febrero
Miguel Ángel Mata Mata
𝙀𝙇 𝙃𝙐𝙍𝘼𝘾Á𝙉 𝘿𝙀 𝙊𝘾𝙏𝙐𝘽𝙍𝙀
En octubre, 250 mil familias lo perdieron todo.
Sin techo donde vivir, instalaron lonas, toldos y sombras con la basura que el viento les dejó.
No hubo albergue alguno instalado por los gobiernos. Ninguno.
Cada quien se cubrió del sol, la lluvia y el viento con lo que halló de entre los escombros.
Los 19 mil cuartos de hotel registrados ante la autoridad quedaron destrozados. Los 25 mil trabajadores de esos hoteles quedaron sin empleo.
Muchos se han ido a Cancún, Los Cabos o Puerto Vallarta, para ganarse la vida. El motor que produce dinero en Guerrero ha sido dañado.
¿Quiénes producirán dinero?
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A un mes del desastre, el gobierno federal dio la cara.
Por ejemplo, a regañadientes, y confrontaciones con la autoridad local, la soberbia de la federación concedió la maquinaria y asesoría técnica para comenzar los trabajos en el rio Papagayo y devolver el servicio de agua potable a los acapulqueños.
Algunos presenciaron el reclamo de la presidente municipal, Abelina López Rodríguez a quien, luego, expulsaron del Olimpo de la soberbia federal.
--- “Agua sí hay. Lo que nos faltan son las bombas y las plantas de luz, para echarlas a andar, que CONAGUA tiene en una bodega y se niega a entregarnos”, dicen que dijo la presidente cuando le salió lo Abelina.
No la volvieron a invitar, hasta que la gobernadora intercedió por ella ante el poderoso gobierno federal.
--- ¿Qué se creía esa alcaldesa para decirle sus verdades al gobierno federal? Dijeron, para luego alejarla de la presencia del presidente cada que éste vino a reuniones casi secretas a la base naval.
𝙇𝙊𝙎 𝙋𝘼𝙇𝙄𝘼𝙏𝙄𝙑𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝘿𝙄𝘾𝙄𝙀𝙈𝘽𝙍𝙀
Comenzaron con ocho mil pesos para que cada quien pintase su casa.
Luego les dieron 17 mil 500, de 60 mil prometidos, y un manual de auto construcción, para que cada quien reconstruya su hogar. Les dieron un plazo de diez días para demostrar, con fotos, que hicieron la tarea.
--- ¡O no habrá otro apoyo!
Ante el anuncio de hoteles como Elcano o Amarea, que liquidaron a sus trabajadores y anunciaron el cierre definitivo, la federación les ofreció créditos. Nomás a algunos hoteles. Solo hasta entonces.
Los restaurantes que comenzaron a abrir, con recursos propios, no recibieron ofrecimientos de créditos, aunque el secretario de turismo del gobierno del estado, sí les ofreció un curso de autoconstrucción e instalación de ventanas de aluminio, para que se redimieran como ciudadanos de la 4T.
Las protestas comenzaron: no todos los ciudadanos, ni todos los negocios, fueron censados. No recibieron, siquiera, los ocho mil. Ni los 17 mil 500. Ni los cursos de auto construcción.
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Ella preguntó que cuándo le entregarían el refri, la estufa, el colchón y demás enseres prometidos por el jefe del gobierno federal.
Le respondieron que buscara a los militares que aparecen, de cuando en cuando, en alguna colonia. Que no le avisarían. Que también los busque porque andan repartiendo despensas. Que entregue sus cupones respectivos y que le busque, que le busque.
Sí fue cierto. A buscar, como ratón loco, a los militares.
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El secretario de Turismo, Santos Ramírez Cuevas expresó que para finales de diciembre se espera contar con 127 hoteles abiertos con cuatro mil 500 habitaciones disponibles.
¿A cuántos trabajadores les darán empleo?
Esas cuatro mil 500 habitaciones representan poco más del veinte por ciento de las 19 mil habitaciones de hotel de Acapulco.
Quiere decir que se dará empleo a poco mas de un veinte por ciento de los 25 mil trabajadores del ramo hotelero de Acapulco.
Unos cuatro mil empleados tendrán una dulce Navidad.
--- ¿Y los otros 21 mil?
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Cuando termine diciembre. Cuando haya pasado la Navidad. Cuando la gala de luces ilumine los restos de humedad que dejó Otis, comenzará la realidad porque, la apuesta del gobierno federal, es que la tragedia se diluya con el tiempo y se culpe, de los efectos de Otis, a las autoridades locales.
El gobierno federal no ha dicho, entre todas las cosas que ha ocultado y pretende culpar a los locales, que el mayor impacto del huracán destruyó la mal llamada zona Diamante, la que mayores ingresos ha dejado en la última década.
Allá, los cinco hoteles de cinco estrellas no cuentan con habitaciones, no hay vida nocturna y los condominios, que albergan a miles cada temporada o puente turístico, lucen destruidos. Como si les hubiese caído una bomba.
El único hotel iluminado, como pino de Navidad, es el Princess. En su cúspide se ve un mensaje con mucha, mucha fe:
" Todos somos Acapulco".
Allá, Otis, mostró su poderosa fuerza: las playas Bonfil y Revolcadero han sufrido impresionante cambio. Casi han desaparecido y el oleaje del mar destruye, poquito a poco, restaurantes y algunos pequeños hoteles que aún quedan en pie.
Pero eso, eso no es conveniente decirlo porque desnudaría en su realidad a un gobierno federal que festeja pírricos trenes y condena al olvido a la zona que mayormente produce dinero en Guerrero: La Zona Diamante de Acapulco.
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John Maynard Keynes, fue un economista británico, considerado como uno de los más influyentes del siglo xx.
Su obra central, la Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero, desafió el paradigma económico dominante cuando se publicó en 1936.
En este libro, Keynes presenta una teoría basada en la noción de demanda agregada para explicar la variación general de actividad económica, tales como las observadas durante la Gran Depresión.
El libro abogaba por políticas económicas activas por parte del gobierno para estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por ejemplo a través de gastos en obras públicas.
--- ¿Qué chingaos tiene qué ver éste economista con Otis y la tragedia de Acapulco?
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La obra de Keynes inspiró al gobierno de Estados Unidos, durante la gran depresión, para reactivar su economía mediante programas donde el gobierno destinó dinero público para dárselo directamente al pueblo.
--- ¿Les suena a alguna frase pronunciada en los últimos cinco años?
Nomás que la teoría en la práctica estadunidense, a diferencia de México, le dio dinero directamente al pueblo a cambio de que ellos construyesen carreteras e infraestructura en todo el territorio de aquel país.
Allá se construyó, a partir de entonces, un poderoso país. Aquí se regala el dinero directamente al pueblo a cambio… de votos.
En la tragedia de Otis el gobierno federal no ha inyectado recursos para mantener el empleo temporal a los 25 mil trabajadores de la hotelería.
Ha negado los créditos a los restauranteros de la franja de playa.
No ofrece estímulo alguno al comercio informal, es decir a los ambulantes que pululan en calles y playas del puerto.
En cambio, ha instruido a los gobiernos locales para que promuevan campañas de promoción turística para que los turistas ¡vengan a ver el desastre!
Cuando la teoría de Keynes, mal adaptada al modelo populista, llegue allá por febrero, vendrá lo mas crudo del huracán: la descomposición social.
Ya no habrá militares regalando despensas.
No habrá más dinero regalado ni cursos de autoconstrucción.
El SAT volverá a cobrar impuestos.
El IMSS dará por terminada su prórroga de pagos.
La CFE dejará de ser la heroína para volver a las andadas.
Los pocos hoteles que sobrevivan tendrán que lidiar con ello.
Las casetas de la Autopista del Sol volverán a cobrar peaje.
Quienes se acostumbraron a recibir dinero regalado verán su muy triste realidad: tendrán que trabajar para ganar dinero.
Febrero será el mes mayormente crudo.
--- Ya viene. Está cerca.
#𝗤𝘂é𝗱𝗮𝘁𝗲𝗘𝗻𝗖𝗮𝘀𝗮. 🏡 💙
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