𝗔𝗹𝗴𝗼 𝗠á𝘀 𝗤𝘂𝗲 𝗣𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀
𝙇𝙡𝙖𝙢𝙖𝙙𝙤𝙨 𝙖 𝙨𝙚𝙧 𝘼𝙢𝙤𝙧:𝘿𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙩𝙖𝙧 𝙡𝙖 𝘾𝙤𝙣𝙘𝙞𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖
“𝘋𝘦𝘫𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘨𝘢ñ𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴, 𝘤𝘳𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘳 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘺 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘮𝘦𝘯𝘰𝘴 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘢𝘳 𝘢 𝘴𝘦𝘳, 𝘦𝘭 𝘴𝘦𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦 𝘴𝘦𝘳 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘵𝘦𝘯𝘦𝘤𝘦 𝘺 𝘥𝘦𝘣𝘦 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘦𝘳𝘴𝘦, 𝘴𝘪𝘯 𝘱𝘰𝘴𝘦𝘦𝘳 𝘷𝘰𝘭𝘶𝘯𝘵𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘦𝘳 𝘢 𝘳𝘦𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘦𝘳𝘴𝘦”.
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Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Español
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Hay una mancha en nuestra percepción colectiva, que hemos de clarificar cada cual consigo mismo, a fin de
alcanzar el sentido de responsabilidad que pesa sobre la humanidad. Nadie puede hoy en el mundo ignorar el volcán
de sufrimientos que se desparraman por los rincones vivientes. El acceso a nuestra propia subsistencia es cada vez
más preocupante. Los diversos Estados deben mantener un espíritu ético y no un doble rasero. También las políticas,
con sus líderes al frente, han de ejemplarizar las actuaciones con un destino armónico común. Sin duda, es
fundamental tener una concepción positiva de la solidaridad. Por otra parte, hace falta que los gobiernos promuevan
la coherencia entre el decir y el hacer; sin obviar las medidas correctoras necesarias para injertar a las generaciones
futuras las bases morales fundamentales, especialmente ayudándoles a formarse y a luchar, con la acción y la palabra,
contra los males sociales que nos amortajan la quietud. Desde luego, lo sustancial radica en no abandonarse, en el
obrar de cada jornada y no en dejar hacer sin más, como requiere nuestra pertenencia a la familia del género humano.
Todo debe importarnos, también la plaga de conflictos que nos está dejando las entretelas empedradas.
Urge trabajar, pues, para mantener viva esa lámpara interna de fuego celeste. A poco que trabajemos en comunidad la
razón, superaremos los condicionamientos interesados o partidistas, haciendo valer el espíritu donante, reconociendo
los bienes universales que todos los seres humanos necesitan. Entre estos apoyos, la paz y la conciliación tan
requeridos, vinculados no únicamente a un marco legislativo justo y adecuado, que también, sino además a la calidad
pudorosa de cada ciudadano. La personalidad, una vez despierta, es un instinto que nos lleva a reorientarnos en cada
amanecer; siendo el mejor juez que tiene un ser de bondad y de bien. Fácilmente estará gozoso y sosegado aquel que,
ciertamente, tiene sus interiores limpios y sus hazañas son honestas. Sigamos entonces este rastro de luz y vida. En
efecto, nada es fácil de conseguir, el hecho de tomar gnosis, de transformar la cognición en ejercicio, igualmente
toma su tiempo. En ocasiones, necesitamos más ambición. Frente a una acción, una reacción de la misma magnitud, y
luego también alzar nuestras voces, escuchándonos todos desde el respeto más absoluto.
La pasividad no es saludable, somos seres en movimiento permanente que debemos evolucionar, para
descubrir y no encubrir, la interdependencia entre semejantes. Indudablemente, esta tarea nos fomenta el cuidado y la
disposición de lo que ocurre a nivel global, nos abre la mente y eso, de igual forma, nos ayuda a entendernos y a
comprendernos mejor. Tenemos que sacudir de nosotros el deseo individualista, egoísta a más no poder, para poner
en práctica, medidas decisivas y conjuntas de un desarrollo que reactive los hogares hacia el bien colectivo. Fuera
exclusiones, por tanto. Es el momento de la sensatez, de plantarse y no dejarse aterrorizar y desorientar por guerras,
revoluciones y calamidades, porque esas también forman parte de los escenarios cotidianos. Lo significativo es
trabajar para reconstruirnos, unirnos y reunirnos para entonar otros tonos y timbres más conciliadores, permaneciendo
firmes, en la certeza de que nuestra historia nos la labramos nosotros con el servicio que prestemos a los demás.
Dejemos de engañarnos, creo que no se puede ser humano y mucho menos llegar a ser, el ser que uno quiere ser
porque se pertenece y debe quererse, sin poseer voluntad de aprender a reprenderse.
En consecuencia, por muchos conocimientos adquiridos, o ciencia sin conciencia atesorada, por cuantiosas
letras y palabras bebidas, todo esto es una borrachera para el alma, sino le volcamos ecuanimidad; puesto que no hay
más que una satisfacción: el genio al servicio de la verdad y de la bondad, el único deber cumplido. Ante este confuso
ambiente, tenemos que estremecernos y rehuir de soplos inhumanos. Normalizar las barbaries es deshumanizarse por
completo. Debemos adoptar medidas audaces y urgentes, ya no sólo para reducir los riesgos que la degradación
ambiental y el cambio climático producen, sino también para estar en paz con nosotros mismos y con aquello que nos
circunda. De lo contrario, padeceremos la mayor inestabilidad e inseguridad vivida como linaje, lo que confirma el
urgente aprieto de soluciones coordinadas, sustentadas en una coherente visión espiritual del orbe. Puede que nos
falte amor y nos sobre indiferencia para reconquistar lo estético, que es lo que en realidad es nuestro fundamento
existencial. Repensémoslo. Sobre la base de este principio supremo, se puede percibir el valor de cada cual, llamados
a formar y a conformar en concordia el gran poema interminable, el poema más perfecto, el corazón más puro.
Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor
corcoba@telefonica.net
05 de noviembre de 2023.-
#QuédateEnCasa🏡💙
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