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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Necesitamos despojarnos de conflictos, ponernos a trabajar cada uno de nosotros en la cultura del abrazo cada dรญa; ilusionarnos tambiรฉn por forjar de la concordia un quehacer artesanal, que precisa disciplina y orden. Hoy mรกs que nunca, requerimos ser consolados bajo la mirada acariciadora del pecho, sentirnos acompaรฑados para poder acompasar el itinerario de las alegrรญas, cultivar el silencio para lograr abstraerse con los ojos del corazรณn, que son como se curan las enfermedades de nuestras intimas habitaciones. Quizรกs tengamos para ello, que salir de nosotros mismos; ser mรกs creativos y autรฉnticos, puesto que la enternecedora vida es mรกs espรญritu que cuerpo. No hagamos de la materia un desfile de modelos sin conciencia alguna, porque serรก un cementerio de lรกgrimas. Despejemos, por consiguiente, perspectivas. Despojรฉmonos ademรกs del poder de don dinero. Que lo que nos domine sea el amor y la ternura. En efecto, todas las cosas buenas estรกn ahรญ, para disfrute, no para espacio de tumbas. Sin dudarlo, entonces, impulsemos lo armรณnico que es lo que en definitiva nos trasciende. 
Abandonemos los artefactos, que lo รบnico que alientan y alimentan son problemas y peligros. Es cierto que no es fรกcil custodiar la paz. Es una labor continua que no puede desfallecer. Confiemos en que fluyan los sentimientos del pulso sin pausa, que su pentagrama nos ennoblezca y exalte la hermosura de nuestros propios latidos vivenciales. Indudablemente, hay que desacoplarse de mundo y acoplarse al verso del verbo. Prefiero la oda al odio. Regresemos al reino de la poesรญa, al diรกlogo acorde con los signos de la adhesiรณn, totalmente entregados con quietud de pulsaciones y nulos tormentos. A propรณsito, nos alegra que una de las prioridades de las Naciones Unidas sea el desarme nuclear. De hecho, fue el tema de la primera resoluciรณn aprobada por la Asamblea General, en 1946, y ha formado parte de su agenda desde 1959, junto con el desarme general completo. Sin embargo, los paรญses poseedores de dicho armamento, en lugar de destronarlo, cuentan con programas de modernizaciรณn de sus arsenales y con mรกs dotaciรณn de fondos. Somos asรญ de necios y destructivos, en lugar de ser rapsodas de esperanza, para que germine otra savia mรกs sensible. 
Proporcionemos atmosferas menos tensas y mรกs nรญveas, renunciemos a las guerras en familia, en los barrios, en los pueblos, en los lugares de trabajo; y, al fin, aceptemos la conjugaciรณn del amor de amar amor, como vรญnculo de continuidad del linaje. Un buen acto de contriciรณn es la mejor cirugรญa de sanaciรณn. Salgamos de ese orbe interesado, derribemos las fronteras y levantemos el espรญritu de la mano extendida por todos los rincones. Toda la tierra estรก al alcance del ser humano, no importa razas ni culturas, ya que la nacionalidad de una fibra inmortal es el propio cosmos, jamรกs el caos. Por cierto, una de las ventajas de las buenas acciones es la de elevar la voz interior, ofreciรฉndola en continuidad de progreso y como prosperidad vivencial. De ahรญ el requerimiento, de dejarnos oรญr internamente, ya que no hay mejor desarrollo integral que avivar el camino del bien, la senda de la bondad, para llegar al horizonte de la familia en comuniรณn y en comunidad, que es como se injerta y brota ese poema perfecto, reclamado por el astro como secuencia existencial.
Para desgracia nuestra, lo que brillan son los campos de batalla, y aunque todos hablemos de paz en un รกmbito globalizado, mientras volcamos desprecios a travรฉs de las redes sociales y fabricamos armas cada vez mรกs sofisticadas y poderosas, reconozco que nos falta valor para promover encuentros y poder sentarnos en una mesa de negociaciones que frenen las hostilidades. Todavรญa estamos a tiempo de enmendarnos, de reconstruir lo destruido, de amar lo desamado, de mover los sueรฑos y de inmovilizar las pesadillas. La fortuna conseguida con el comercio de artefactos es caudal salpicado de inocente sangre. Esto tiene que cesar de inmediato. Tenemos que tomar otra conciencia, escucharnos mรกs unos a otros, prohibir de una vez por todas los ensayos nucleares, reforzar las operaciones de paz y abordar la imposiciรณn del espรญritu de alianzas. Sea como fuere, tampoco podemos continuar conviviendo con esta tierra fracturada y hundida en mil tribulaciones. Demandamos sistemas y marcos legales generales, al menos para restaurar la confianza entre nosotros. El recurso a las armas, aparte de dejarnos sin alma, es una derrota a nuestro propio ser pensante. Sin humanidad, que lo sepamos, nada somos. ¡Advertido, queda!
corcoba@telefonica.net
24 de septiembre de 2023
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