๐๐น๐ด๐ผ ๐ รก๐ ๐ค๐๐ฒ ๐ฃ๐ฎ๐น๐ฎ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐
๐๐ค๐ง ๐ช๐ฃ ๐พ๐๐๐ก๐ค ๐ผ๐ฏ๐ช๐ก ๐ฎ ๐ช๐ฃ๐ ๐๐๐๐ง๐ง๐ ๐๐๐๐ช๐ฃ๐๐
โ๐๐ฐ๐ฏ๐ด๐ฆ๐ณ๐ท๐ฆ๐ฎ๐ฐ๐ด ๐ญ๐ข ๐ฎ๐ฐ๐ณ๐ข๐ฅ๐ข ๐ค๐ฐ๐ฎ๐ฐ ๐ฏ๐ฐ๐ด ๐ฉ๐ข ๐ด๐ช๐ฅ๐ฐ ๐ด๐ฆ๐ณ๐ท๐ช๐ฅ๐ข, ๐ฆ๐ฏ ๐ฃ๐ณ๐ฐ๐ต๐ฆ ๐ฑ๐ฆ๐ณ๐ฎ๐ข๐ฏ๐ฆ๐ฏ๐ต๐ฆ ๐บ ๐ฏ๐ฐ ๐ค๐ฐ๐ฎ๐ฐ ๐ถ๐ฏ๐ข ๐ฆ๐ด๐ง๐ฆ๐ณ๐ข ๐ค๐ณ๐ถ๐ฆ๐ญโ. =============================
Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
=============================
Somos una sociedad enferma. Tenemos que mejorar aires, tanto los del cielo como los de la tierra. Cuรกnto mรกs claro estรฉ el horizonte, mejor podremos divisarlo y acudir a que nos envuelva de entusiasmo. La contaminaciรณn, el mero soplo corrompido, nos deja en el desaliento y sin ganas de vivir. De igual modo, los azotes naturales, a los que contribuimos con nuestras corruptas hazaรฑas, y las adversidades que nos lanzamos unos contra otros, tambiรฉn nos proporcionan unos caminos irrespirables y una atmรณsfera enlutada. De continuar asรญ, vamos a convertir el planeta en un cementerio despoblado existencialmente. Desde luego, cuรกnto antes tenemos que enmendar actitudes y comportamientos. De lo contrario, acabaremos ahogados en nuestras propias miserias.
Tampoco es de ahora, lo percibimos desde hace tiempo, que las corrientes nรญtidas nos injertan bienestar en el alma; pues no derrumbemos la continuidad del linaje con agentes putrefactos. Nos merecemos respirar vida. Abandonemos el cultivo de la expiraciรณn. Toca exhalar memoria hacendosa para aprender a reprendernos. Es cierto que nuestras sociedades estรกn cada vez mรกs interconectadas entre sรญ, pero tambiรฉn mรกs fragmentadas, con mรฉtodos de explotaciรณn de los recursos que, aparte de degradarnos por completo como seres pensantes, nos causan un daรฑo profundo a toda la humanidad de hoy y de maรฑana.
Sin duda, la civilizaciรณn requiere hermanarse cuanto antes, pero el uso de la energรญa no debe destruir nuestro espรญritu fecundo. Hemos de intentar nuevos enfoques, que nos den esplendor y no declive vivencial. Por eso, es importante avanzar, claro que sรญ, pero no a cualquier precio. Conservemos la morada como nos ha sido servida, en brote permanente y no como una esfera cruel.
Indudablemente, el encuentro entre el azul cristalino del orbe y la clemencia humana es fecundo, en la medida en que genera una proximidad que regenera y acompaรฑa. En este sentido, nos alegra la pasiรณn puesta recientemente por una asesora del Comitรฉ de los Derechos del Niรฑo para un medioambiente limpio y sano. Cuenta a noticias de Naciones Unidas como desde que era niรฑa estuvo en la lucha contra el cambio climรกtico y la degradaciรณn de nuestros ecosistemas, demostrando cientรญficamente por ejemplo como era necesario prohibir las bolsas de plรกstico de su uso cotidiano. Seguramente, si fuรฉsemos mรกs garantes con la custodia de la casa comรบn y nos oyรฉramos mรกs todos, afrontarรญamos esta transformaciรณn, que en realidad es una metamorfosis integral e integradora, de modos y maneras de vivir, lo que requiere del verdadero esfuerzo tanto individual como colectivo.
Desde luego, la sanaciรณn humanitaria es fundamental. Debe ser capaz de cuidarse de sรญ misma y de la naturaleza. รnicamente, de esta forma podremos levantar cabeza y tejer nuevos hรกbitos de confianza en el futuro. Por consiguiente, la apuesta por un cielo azul y una tierra fecunda, requiere del valor personal y del compromiso de todos y, en particular, de los paรญses con mayores capacidades. Junto a esto, hay que fomentar un modelo cultural de avance en el saber estar y en el ser solidario, centrado en la relaciรณn cordial entre semejantes y, ademรกs, en alianza entre el ser humano y el entorno natural.
Se trata, en consecuencia, de poner en acciรณn el canje, ya no solo de รฉpoca, tambiรฉn de dimensiรณn econรณmica, social y ambiental; sabiendo que el vรญnculo mรกs esencial que tenemos entre sรญ, es que todos moramos en este pequeรฑo astro, del que formamos parte con nuestro propio cuerpo. La tarea pasa por purificar la brisa que nos alienta o por proteger el agua del manantial que nos vivifica. Esto nos exige entendernos y atendernos mutuamente, entrar en diรกlogo y salir convencidos de que lo celeste y lo terrenal han de coaligarse, destronando dominios y dominadores. Al fin y al cabo, la mayor fertilidad de nuestro paso por la madre tierra, pasa por ejercer las buenas prรกcticas del amor de amar amor.
Si realmente tenemos en cuenta que somos hijos del afecto; y que, cualquiera de nosotros, estamos llamados a vivir y a dejar vivir, ยกhagรกmoslo asรญ! Dejemos de dar continuidad a este deterioro humano, verdaderamente deshumanizador y sanguinario. La cรกtedra viviente lleva tiempo advirtiรฉndonos de que tenemos que poner mรกs alma que armas por los caminos, mรกs ciencia y conciencia que inconsciencia e insensibilidad por las vรญas del tiempo, mรกs corazรณn y poesรญa que malignidad y poder avasallador entre los espacios. Ojalรก se retome a la sabidurรญa de lo vivido, abandonemos el endiosamiento, y nos pongamos con voluntad a servir como poetas en guardia; sin obviar el querer, porque cada uno es necesario para proyectar savia. Colaboremos y cooperemos en la labor, con humildad y sencillez. En esto radica el gozo.
corcoba@telefonica.net
06 de septiembre de 2023.-
#QuรฉdateEnCasa๐ก๐
Comentarios
Publicar un comentario
Muchas gracias por leer La Crรณnica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.