𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗶á𝗹𝗼𝗴𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗻𝗺𝗶𝗴𝗼 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼




𝙇𝙖 𝙩𝙧𝙖𝙣𝙨𝙛𝙞𝙜𝙪𝙧𝙖𝙘𝙞ó𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙨𝙚ñ𝙤𝙧

(𝘈𝘣𝘳𝘪𝘳 𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘭𝘮𝘢 𝘢𝘭 𝘴𝘪𝘨𝘪𝘭𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘻 𝘥𝘦 𝘋𝘪𝘰𝘴, 𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘳𝘦𝘧𝘭𝘦𝘫𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘨𝘭𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘷𝘪𝘥𝘢𝘴, 𝘪𝘯𝘧𝘶𝘯𝘥𝘪é𝘯𝘥𝘰𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘱í𝘳𝘪𝘵𝘶 𝘥𝘦𝘭 𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘦 𝘪𝘯𝘥𝘶𝘤𝘪é𝘯𝘥𝘰𝘯𝘰𝘴 𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘶𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳, 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 𝘣𝘳𝘪𝘭𝘭𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴í 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘢 𝘦𝘯 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘢𝘮𝘢𝘯𝘦𝘤𝘦𝘳 𝘺 𝘭𝘢 𝘴𝘢𝘷𝘪𝘢 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘭𝘢𝘯𝘥𝘦𝘤𝘦 𝘦𝘯 𝘴𝘢𝘣𝘪𝘥𝘶𝘳í𝘢).


𝗜.- 𝗘𝗡 𝗟𝗔 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗔ÑÍ𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗦𝗘Ñ𝗢𝗥 𝗧𝗥𝗔𝗡𝗦𝗙𝗜𝗚𝗨𝗥𝗔𝗗𝗢

 

A la humanidad como seres andantes,
como peregrinos en la senda de nadie;
se nos otorga recrearnos en la alianza,
en la compañía de Jesús trasfigurado,
siempre decidido y siempre próximo.


Si su rostro glorificado resplandeció,
hasta revertir la tenebrosidad en día;
su vestigio nos reconduce y conduce,
a ser amor y a vivir en el níveo amar,
porque solamente así seremos poesía.


Volvamos a los cánticos del consuelo,
que no agonicen los pulsos dinámicos,
que no se extinga el poema que somos;
pues estando en proceder de adoración,
todo reaparecerá en su belleza integral.

 

𝗜𝗜.- 𝗕𝗔𝗝𝗢 𝗟𝗔 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗘𝗠𝗣𝗟𝗔𝗧𝗜𝗩𝗔 𝗖𝗘𝗟𝗘𝗦𝗧𝗘

 

Dejemos que la contemplativa celeste,
entre en nosotros como júbilo original;
que nos traspase su oleaje de liberación,
la enérgica marea de nuestras miserias,
iluminados por la fisonomía redentora.

 

Todo está en Cristo, Salvador nuestro,
persona de amor y el amor en persona,
auténtico Altísimo y verídico andarín,
que supo dar los pasos para elevarnos,
previo bajarnos con hálito devoto a Él.


Desde la cruz todo se nos transforma,
uno le mira y Él nos colma de calma,
uno le conversa y Él nos versa la paz,
uno le lleva y Él nos llena de silencio,
para oír el verso y desoír los reversos.

 

𝗜𝗜𝗜.- 𝗖𝗢𝗡 𝗟𝗔 𝗧𝗥𝗜𝗡𝗜𝗗𝗔𝗗 𝗘𝗡 𝗟𝗔 𝗧𝗥𝗔𝗡𝗦𝗙𝗜𝗚𝗨𝗥𝗔𝗖𝗜Ó𝗡

 

La deidad de Jesucristo es una realidad,
comunicada por la locución del Padre,
manifestada por la aureola del espíritu,
presente y presencia viva en el trance,
que nos llama a llamear por la cúspide.

 

La dimensión trinitaria nos reverdece,
nos curte a mudar de aires y orearnos;
que purificarse es lo que nos remonta,
hasta devolver a este penitente cuerpo,
un corazón grandioso que nos alumbra.

 

El baluarte celeste es muy clarividente,
claro al ver e imaginativo al recogerse,
tan sólo hay que suscribir el Crucifijo,
para acoger este período de mil dones,
y poder transfigurar nuestras marchas.

 

Víctor CORCOBA HERRERO

corcoba@telefonica.net

05 de agosto de 2023.-
#𝗤𝘂é𝗱𝗮𝘁𝗲𝗘𝗻𝗖𝗮𝘀𝗮. 🏡 💙

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