𝗔𝗹𝗴𝗼 𝗠á𝘀 𝗤𝘂𝗲 𝗣𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀
𝙎𝙖𝙡𝙫𝙖𝙧 𝙮 𝙥𝙧𝙤𝙩𝙚𝙜𝙚𝙧 𝙫𝙞𝙙𝙖𝙨
“𝘌𝘴 𝘶𝘯 𝘥𝘦𝘣𝘦𝘳 𝘮𝘰𝘳𝘢𝘭 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘢𝘨𝘶𝘢𝘳𝘥𝘢𝘳 𝘦𝘹𝘪𝘴𝘵𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘺 𝘳𝘦𝘨𝘦𝘯𝘦𝘳𝘢𝘳 𝘴𝘢𝘷𝘪𝘢𝘴, 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳𝘦𝘤𝘦𝘳 𝘵𝘰𝘥𝘢𝘴 𝘢𝘲𝘶𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘢𝘵𝘪𝘷𝘢𝘴 𝘰𝘳𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘮𝘰𝘷𝘦𝘳 𝘭𝘢 𝘢𝘴𝘪𝘴𝘵𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘵𝘢𝘳𝘪𝘢 𝘢 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘴𝘶𝘧𝘳𝘦𝘯 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘵𝘪𝘱𝘰 𝘥𝘦 𝘢𝘣𝘢𝘯𝘥𝘰𝘯𝘰. 𝘓𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘭í𝘵𝘪𝘤𝘢𝘴 𝘦𝘹𝘤𝘭𝘶𝘺𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘩𝘢𝘯 𝘥𝘦 𝘳𝘦𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘴í 𝘺 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘮á𝘴 𝘱𝘰é𝘵𝘪𝘤𝘢𝘴 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘺𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴”.
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Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Español
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Me alegran esas gentes de bien, de palabra auténtica y de obrar coherente, que no tienen otro propósito en sus vidas, que la de donarse a los demás. Realmente, nos necesitamos unos a otros. Hay que generar vínculos, permanecer en guardia con los brazos abiertos, hermanarse previo activar el espíritu reconciliador. Para desgracia de todos, el mundo soporta una crisis humanitaria como jamás, lo que requiere una respuesta solidaria, clemente y un inmediato compromiso, tan afectivo como efectivo, de recursos.
Hemos de asimilar la comprensión, si en verdad queremos salvar y proteger subsistencias. No podemos continuar anclados en las guerras de otros tiempos, somos seres de pasión, en permanente evolución. Por eso, a mi juicio, es necesario urgentemente activar otros lenguajes más del corazón que del cuerpo, consensuar posturas para sostener el estado de derecho y sustentar la autocrítica. Por cierto; ahí están los derechos humanos fundamentales, continuamente violados, y así tampoco lograremos forjar nuestro futuro unido.
Florecemos como caminantes, estamos aquí para hacernos el acontecer diario mejor unos a otros, para cooperar entre sí, suceda lo que suceda. Indudablemente, la primera tarea mundial es poner fin a los combates, protegernos y permitir que las organizaciones humanitarias tengan acceso sin restricciones a todas las zonas, donde habiten seres humanos. Quitemos barreras y trabajemos sin descanso por poner fin a la violencia. La destrucción de hogares, por diversas contiendas, tiene que cesar urgentemente.
Hay que hacer familia, sentirse rama de concordia y concebirse como arboleda conjunta. Tenemos que ejercitar el querer y el servir; así como el conjugar el amor de verdad, que es pura donación y entrega. Hoy más que nunca, se requiere injertar un nuevo aire, verse lozano en lugar de hundido en el enfado. Será bueno acariciar con la mirada, levantar el ánimo para cambiar de orientación. Todo esto contribuirá a mejorar la salud espiritual. Sólo así podremos vivir, y desvivirnos por vivir, en gratuidad y en gratitud. Al fin y al cabo, el mayor gozo está en el buen obrar.
El contexto actual, altamente interdependiente, nos demanda otro brío más fraternal, para conseguir un mundo sin miserias y habitable, o sea hermanado, en el que sea posible derrotar los venenos del odio y la venganza, y que domine la solidaridad a través de los estados de derecho, elevando tanto la decencia como la docencia, por todos los rincones del orbe. Fuera del aliento armónico no hay posibilidad de entenderse ni de atenderse. Ciertamente, los privilegiados tienen que bajarse del pedestal y los ignorados han de salir de sí, para hacer camino y engendrar una sonrisa en sus pasos.
Por consiguiente, es un deber moral salvaguardar existencias y regenerar savias, favorecer todas aquellas iniciativas orientadas a promover la asistencia humanitaria a quienes sufren todo tipo de abandono. Las políticas excluyentes han de revolverse contra sí y hacerse más poéticas incluyentes. Naturalmente, nos merecemos otros liderazgos más conciliadores, que atiendan y entiendan a los que no tienen voz, infundiéndoles valor y esperanza. Sin duda, nos merecemos la visión del viandante avispado para poder discernir.
En cualquier caso, tenemos que aprender a reprendernos, a reconciliarnos entre sí y con los demás, a trabajar con la ilusión de crecer en la verdad, lo que significa promover la lucidez en lo auténtico para que florezca la justicia social en todos los pueblos. De todas estas cuestiones hablamos y hablamos..., pero la realidad es otra bien distinta. Hay gentes que se mueren en vida, por las que no hacemos apenas nada. Cultivemos mucho más el esfuerzo de cada día, sobre todo en recibir, asistir y salvaguardar, a esos análogos nuestros obligados a abandonar sus moradas.
Tampoco podemos continuar bañados por la injusticia. Sabemos que la entereza es crucial para la paz, a pesar de que mostremos indiferencia hacia esas personas que viven en una sinrazón extrema. Pongámonos en acción. Reaccionemos. Activemos la palabra, seamos coherentes con los abrazos, impulsemos el diálogo y no el sonido de los tambores de las absurdas batallas, para que la protección de vidas humanas sea una prioridad en todos los gobiernos. Con adhesión de pulsos, siempre hay expectativa de brotes, incluso en los terrenos más áridos.
corcoba@telefonica.net
16 de agosto de 2023.
#QuédateEnCasa🏡💙
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