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๐๐๐๐ง๐๐๐ก๐ ๐๐๐ง๐ฃรก๐ฃ๐๐๐ฏ.IZรCAR DE MATAMOROS, PUEBLA.-- Por mรกs de cinco aรฑos, doรฑa Carmen rezรณ con fervor por el retorno a esta localidad del seรฑor Santiaguito, imagen destrozada por la cรบpula del templo al caerle encima durante el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Ahora, al ver nuevamente en pie el monumental conjunto escultรณrico, instalado provisionalmente en el salรณn de Compostela, dice que su recuperaciรณn es como “un milagro”, pero le cuesta reconocer al santo del que ha sido devota desde niรฑa:
“Es que tiene una expresiรณn distinta en su mirada”, explica como hablando para sรญ.
Otra mujer a su lado asienta con la cabeza y agrega:
“Lo cambiaron, ahora parece que estรก enojado, perdiรณ su esencia, sabemos que es el mismo, pero no lo sentimos como el mismo”.
El Instituto Nacional de Antropologรญa e Historia (INAH) ha calificado la restauraciรณn del conjunto escultรณrico de Santiago Apรณstol de Izรบcar de Matamoros --una de las imรกgenes mรกs venerada en la mixteca poblana y por la poblaciรณn migrante--, como una experiencia ejemplar a nivel mundial. Y es que el Santiaguito, segรบn lo nombran de cariรฑo los pobladores, es la representaciรณn iconogrรกfica del apรณstol en su advocaciรณn de Santiago Matamoros, y que en la Conquista se invocรณ como Santiago Mataindios por los espaรฑoles, y despuรฉs, en un proceso de sincretismo singular, asimilado por indios y criollos como un protector.
Diversas fuentes histรณricas seรฑalan que Santiago Matamoros es el Santo Patrono de Espaรฑa y acompaรฑรณ las luchas de la reconquista de la penรญnsula Ibรฉrica. Y su imagen es traรญda a Amรฉrica donde plasmada en estandartes, abandera tambiรฉn las batallas contra los indios, hasta que finalmente recupera su religiosidad y contribuye a la evangelizaciรณn.
La imagen de Izรบcar data de finales del siglo XVI y principios del XVII. Es una escultura ligera hecha de pasta de caรฑa, papel amate y hoja de oro con policromรญa. Tiene grandes dimensiones: el jinete mide 2.62 metros de altura, y el caballo alcanza los tres metros.
Raรบl Martรญnez Vรกzquez, cronista de este poblado, explica que Santiaguito es una imagen con la cual los habitantes de la localidad han establecido una relaciรณn muy cercana. El santo patrono es valorado como un รญcono en el municipio, incluso por los no catรณlicos --dice--, ya que, por su gran formato y milagros que se le atribuyen, atrae un importante turismo religioso, en especial durante su fiesta patronal, este 25 de julio.
Por ello la ausencia de la figura generรณ, tras el sismo --aparte de una especie de luto entre sus devotos--, un gran impacto econรณmico en el municipio.
En entrevista, Gilberto Sombrerero Hernรกndez, sacerdote de la parroquia de Santiago Apรณstol, reconoce como “excelente” el trabajo realizado por el INAH, pues el conjunto escultรณrico regresรณ a Izรบcar en las mismas dimensiones y caracterรญsticas.
Sin embargo, admite que se ha generado una polรฉmica, pues luego de tanta espera, a la feligresรญa le estรก costando vincularse otra vez con su imagen. Para algunos la expresiรณn del rostro del santo es distinta. Y es que, considera, que cuando el 24 de octubre de 2022 el INAH la reintegrรณ, sus devotos desconcertados se reencontraron con un Santiaguito sin su caballo, sin su vestimenta (sombrero y espada), y fuera del lugar que ocupaba en la parroquia que, por cierto, sigue sin ser restaurada.
El instituto distribuyรณ entonces un trรญptico en el que advierte a los fieles que, despuรฉs de la restauraciรณn, la imagen “ha quedado frรกgil”, y recomienda para “apreciar la escultura” y su conservaciรณn, mantener una distancia mรญnima de 1.5 metros.
“Tocar o besar la imagen daรฑa la superficie decorada (en hoja de oro) de Santiaguito”, recalca el INAH. Igual, aclara que ya no le podrรก poner vestimenta ni accesorios.
Fue hasta el 12 de mayo cuando el instituto entregรณ una nueva escultura del caballo, con lo que el Santiaguito --que durante casi siete meses permaneciรณ montado sobre un pedestal-- volviรณ a ser el conjunto de siempre.
Para entonces, segรบn indica el sacerdote Sombrerero, se percataron de “pequeรฑos cambios” en el corcel, por ejemplo la postura de relincho --“como si hubiera visto una vรญbora”--, cuando el anterior se mantenรญa a galope.
A las afueras del templo, pobladores entrevistados por Proceso alegan un cambio sustancial en la estรฉtica del animal: antes reflejaba fuerza y brรญo y hoy se ve “como caballito de carrusel”.
Desde su retorno se ha mantenido al santo con su ancestral armadura dorada, y por un tiempo no se le puso accesorio alguno, pero los pobladores lo veรญan diferente, “como que estรก enojado”. Para modificarle la expresiรณn, el pรกrroco le mandรณ a hacer un sombrero de pelo de conejo, de poco peso. Igualmente, una capa de tela de gasa, botas abiertas estilo romano --distintas a las cerradas originales--, asรญ como espuelas y espada ligeras.
Aun con eso, el desconcierto de los pobladores no cesa, pues desde el siglo XVIII han vestido con ropajes al santo, y en rituales lo llenaban de regalos como sombreros, espadas, reatas y espuelas para pedirle milagros o agradecerle los realizados.
El historiador Jorge Torres Gamboa, quien antes del sismo participaba en ese ritual de la vestimenta, seรฑala que para conservar la escultura los fieles deben adaptarse ahora a nuevas reglas de veneraciรณn. Sombrerero confรญa en la Divina Providencia:
“Esperemos que poco a poco, con el paso del tiempo, Dios nos conceda el milagro de que la imagen se vaya amoldando a como la gente la recuerda y conoce”.
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La leyenda habla de un anciano quien, llegado a Izรบcar, ofreciรณ hacer la escultura de Santiago Apรณstol, con la condiciรณn de que tapiaran un cuarto y sรณlo le pasaran alimentos por una ventana. Despuรฉs de un tiempo, ya no escucharon ruidos, asรญ que mayordomos y mandones rompieron a hachazos la puerta. Encontraron entonces la escultura terminada del santo y su caballo, pero al escultor jamรกs lo volvieron a ver. Asรญ, se cree, fue el propio apรณstol quien esculpiรณ su imagen.
Muchos lugareรฑos cuentan historias de milagros que les concediรณ el santo y de prรกcticas o rituales que cada familia estableciรณ con รฉl. Por ejemplo, Vรญctor Vargas narra que su padre llevaba un puรฑado de semillas para dejarlas al pie de Santiaguito por un dรญa. Despuรฉs iba por ellas y las mezclaba con los granos que sembrarรญa ese aรฑo para asegurar una buena cosecha.
Como regiรณn de migrantes, el historiador Torres Gamboa cuenta que las personas acostumbran venir a Izรบcar para pedir la protecciรณn del santo, previa a emprender su viaje a la frontera.
El culto por el apรณstol se explica porque en esta regiรณn evangelizada por dominicos, es la รบnica localidad del paรญs con tres templos dedicados a รฉl, de acuerdo al cronista Martรญnez Vรกzquez, quien se reconoce devoto de Santiaguito. Sรณlo entendiendo esa relaciรณn tan fuerte de los pobladores con su imagen puede dimensionarse el trauma colectivo que les significรณ el sismo.
Esa tarde, รฉl y otros vecinos ingresaron a la parroquia tras el colapso de la cรบpula y, encontrar sรณlo escombros, “fue algo muy fuerte”.
Afuera del templo, muchos pobladores rompieron en llanto. “¡Santiaguito se fue, Santiaguito se fue!”, gritaban. Un vendedor de semillas les asegurรณ haberlo visto cuando, en pleno movimiento telรบrico, saliรณ de la iglesia con su caballo a galope. Desde entonces los fieles se convencieron de que la imagen se habรญa sacrificado para proteger a la comunidad de la catรกstrofe.
Despuรฉs estuvieron seguros que el espรญritu de apรณstol cabalgaba por la regiรณn y visitaba la iglesia en espera de su escultura original. Y aunque el Ayuntamiento adquiriรณ una nueva figura provisional de fibra de vidrio, persistiรณ el imaginario colectivo de que el santo no la habitaba porque esa pieza no era “digna” y no tenรญa parecido con la original.
Para Martรญnez Vรกzquez, tras la espera de cinco aรฑos, muchos se crearon la ilusiรณn de que, con el retorno del santo, todo volverรญa a ser exactamente igual:
“Nos lo dijo mucho la gente del INAH en las visitas que hicimos a los talleres, que no podรญamos esperar que la imagen volviera a quedar igual. Se hacรญa la comparaciรณn de cuando alguien tiene un accidente y te rompes un hueso. Puedes sanar, pero ya no quedas igual. Ayudรฉ a sacar las partes de cรณmo quedรณ, y lo que logrรณ el INAH es prodigioso. Lo rehicieron de pedacitos”.
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El 4 de diciembre de 2017, una brigada de peritos trasladรณ los restos del conjunto escultรณrico de Santiaguito a las instalaciones del taller de escultura policromada de la Coordinadora Nacional de Conservaciรณn del Patrimonio Cultural (CNCPC-INAH), en la Ciudad de Mรฉxico.
Marรญa del Carmen Castro Barrera, su coordinadora, explica ahora a Proceso que el procedimiento para recuperar la forma de la escultura fue muy largo y laborioso, humectando y aplicando peso. Los faltantes se hicieron exprofeso. Se practicaron anรกlisis quรญmicos y fรญsicos sobre el comportamiento de los materiales, aparte de un estudio antropolรณgico:
“Siempre habrรก algunas cuestiones que marquen algunas diferencias, pero se hizo toda la bรบsqueda e intenciรณn para lograr que el rostro del Santiago tuviera la mayor similitud a lo que era originalmente”.
A su vez, Manuel Villarruel, director del Centro INAH-Puebla, dice que entre 90 a 95% de la envolvente es la original:
“Es decir, no se cambiรณ rostro, forma de nariz, brazos, ni torso”.
Destaca que se rescataron textura y policromรญa primigenias, incluso un pequeรฑo grafiado en hoja de oro que estaba escondido debajo de varias capas de pintura “mal hecha”, un agregado del siglo XX.
Hubo daรฑos que se corrigieron aunque la poblaciรณn no los reconocรญa, como por ejemplo el que las “posaderas” del santo habรญan sido rebajadas en algรบn momento para adecuarlas a la montura.
En cuanto al caballo, la pieza quedรณ tan fragmentada --informa el funcionario--, que la รบnica posibilidad fue reponerla por otra pieza mรกs reciente que la del santo, de finales del siglo XIX o principios del XX, con manufactura “de calidad menor”.
El INAH, comenta a su vez Castro Barrera, contratรณ a un restaurador privado que, con base a fotografรญas, “tratรณ de acercarse lo mรกs posible” a la imagen original.
Y dijo que la rรฉplica es una figura ahuecada y ligera, con materiales parecidos a los del caballo anterior, con elementos de cedro, base de tzalam, una gualdra que estรก en la cola para darle soporte y otra oculta dentro de la misma estructura para mantener al animal en la posiciรณn de relincho.
Y si bien Villarruel admite haber recibido “comentarios verbales” de gente que se ha acercado al INAH o a medios de comunicaciรณn para cuestionar el restauro, sostiene que en principio no forman el universo de los pobladores, y que se trata de percepciones “personales de gusto”.
Da a conocer entonces el proceso de intervenciรณn:
“Es decir, contra una visiรณn de una apreciaciรณn de gustos, estรก la otra apreciaciรณn cientรญfica, metodolรณgica, que de alguna manera permite que se haga una intervenciรณn respetuosa”.
Sin embargo, el estudio “Propuestas desde la antropologรญa para la conservaciรณn del conjunto escultรณrico de Santiago Apรณstol, Izรบcar de Matamoros”, encargado a los peritos Judith Katia Perdigรณn y Bernardo Adriรกn Robles Aguirre, evidencia que el INAH no siguiรณ recomendaciones de sus propios especialistas.
Por ejemplo, en el documento se hace referencia al caballo como una dualidad con el santo, que representa fuerza y protecciรณn. Y se resaltan los poderes milagrosos que los fieles le atribuรญan en relaciรณn con fertilidad y virilidad. De ahรญ que se describa el ritual de “sobar las partes pudendas” (รณrgano sexual) del equino de manera imaginaria, pues la escultura carecรญa de ellas, ya que un sacerdote en el siglo pasado las eliminรณ sin permiso de la feligresรญa.
Propone el documento que, en la nueva talla del corcel, se reinserte el pene en estado pasivo y testรญculos tomando como base fotos existentes del animal y de otros casos escultรณricos del apรณstol en Temoaya y Chiconautla. Y es que tal recomendaciรณn no se llevรณ a la prรกctica, como tampoco la propuesta de que los pobladores sigan manipulando y vistiendo a la escultura.
De igual manera, se expone la importancia de que cada fragmento --“hasta el mรกs pequeรฑo”-- del jinete y su caballo que no puedan ser reinsertados en ambas esculturas, puedan resguardarse dentro del estรณmago del animal o en una caja a colocarse al interior del basamento final de las reliquias, como refuerzo simbรณlico. Igual esto no se cumpliรณ.
Consultado por Proceso, el antropรณlogo Julio Glockner considera entendible la reacciรณn de los pobladores pues el Santiaguito no es una escultura museรญstica, sino una imagen religiosa con la cual los fieles establecen un “diรกlogo subjetivo”:
“Tocar su capa, sus botas, es para contagiar el poder que irradia esa imagen sagrada. Este contacto fรญsico es una tradiciรณn que viene desde la รฉpoca prehispรกnica”.
Y cree que el instituto debiera valorar esa cercanรญa de los devotos con su santo, o su restauraciรณn serรก “un despropรณsito”.
El padre Sombrerero dice que insistirรก ante el INAH para que se cumplan las recomendaciones de los antropรณlogos, y que tambiรฉn, dentro de un tiempo, pedirรก autorizaciรณn para volver a poner sus ropajes a Santiaguito.
Y otro factor que contribuirรก a este proceso de asimilaciรณn de la imagen es la restauraciรณn del templo, que a casi seis aรฑos sigue como lo dejรณ el sismo --precisa su guardiรกn--. El enorme boquete aumentรณ los daรฑos al interior, pues lo mismo ha entrado la lluvia, el sol, tizne de la zafra de caรฑa, aves, murciรฉlagos, ceniza del Popocatรฉpetl… (๐ฑ๐ณ๐ฐ๐ค๐ฆ๐ด๐ฐ.๐ค๐ฐ๐ฎ.๐ฎ๐น).
#๐ค๐รฉ๐ฑ๐ฎ๐๐ฒ๐๐ป๐๐ฎ๐๐ฎ. ๐ก ๐
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