๐๐น๐ด๐ผ ๐ รก๐ ๐ค๐๐ฒ ๐ฃ๐ฎ๐น๐ฎ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐
๐ฟ๐๐ก ๐๐ค๐ง๐๐ฏรณ๐ฃ ๐ข๐ช๐ฃ๐๐๐ฃ๐ค ๐ ๐ก๐ ๐ฅ๐ครฉ๐ฉ๐๐๐ ๐๐๐ง๐๐ฃ๐
“๐๐ข๐ซ๐ฐ ๐ฆ๐ด๐ต๐ฆ ๐ฆ๐ฏรฉ๐ณ๐จ๐ช๐ค๐ฐ ๐บ ๐ญ๐ข๐ฃ๐ฐ๐ณ๐ช๐ฐ๐ด๐ฐ ๐ฆ๐ด๐ต๐ช๐ฎ๐ถ๐ญ๐ข๐ฏ๐ต๐ฆ ๐ฐ๐ค๐ฆรก๐ฏ๐ช๐ค๐ฐ, ๐ฆ๐ญ ๐ฆ๐ด๐ฑรญ๐ณ๐ช๐ต๐ถ ๐ฉ๐ถ๐ฎ๐ข๐ฏ๐ฐ ๐ฅ๐ฆ๐ฃ๐ฆ ๐จ๐ฆ๐ณ๐ฎ๐ช๐ฏ๐ข๐ณ ๐ข๐ณ๐ฎรณ๐ฏ๐ช๐ค๐ข๐ฎ๐ฆ๐ฏ๐ต๐ฆ. ๐๐ฐ ๐ฅ๐ฆ๐ครญ๐ข ๐ฆ๐ญ ๐ช๐ฏ๐ฐ๐ญ๐ท๐ช๐ฅ๐ข๐ฃ๐ญ๐ฆ ๐๐ถ๐ฆ๐ท๐ฆ๐ฅ๐ฐ ๐บ ๐ญ๐ฐ ๐ณ๐ฆ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ฐ๐ครญ ๐ฆ๐ฏ ๐ด๐ถ ๐ฑ๐ฆ๐ณ๐ฑ๐ฆ๐ต๐ถ๐ฐ ๐ฉรก๐ฃ๐ช๐ต๐ข๐ต ๐ญ๐ช๐ต๐ฆ๐ณ๐ข๐ณ๐ช๐ฐ ๐ต๐ฐ๐ณ๐ณ๐ฆรฑ๐ฐ, ๐ฆ๐ฏ ๐๐ฐ๐ณ๐ณ๐ฆ ๐ฅ๐ฆ ๐๐ถ๐ข๐ฏ ๐๐ฃ๐ข๐ฅ: “๐๐ฐ๐ด ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฅ๐ฆ ๐ค๐ฐ๐ณ๐ข๐ปรณ๐ฏ ๐ด๐ฆ ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ณ๐ฆ๐ฏ ๐ดรณ๐ญ๐ฐ ๐ค๐ฐ๐ฏ ๐ฆ๐ญ ๐ค๐ฐ๐ณ๐ข๐ปรณ๐ฏ ๐ด๐ฆ ๐ฉ๐ข๐ฃ๐ญ๐ข๐ฏ”. ๐๐ดรญ ๐ฆ๐ด, ๐ถ๐ฏ ๐ฃ๐ถ๐ฆ๐ฏ ๐ฅ๐ฆ๐ด๐ฆ๐ฐ ๐ฆ๐ฏ ๐ญ๐ข ๐ฎ๐ช๐ณ๐ข๐ฅ๐ข ๐ด๐ช๐ฆ๐ฎ๐ฑ๐ณ๐ฆ ๐ช๐ญ๐ถ๐ด๐ช๐ฐ๐ฏ๐ข ๐บ ๐ข๐ค๐ณ๐ฆ๐ค๐ช๐ฆ๐ฏ๐ต๐ข ๐ญ๐ข ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ต๐ฆ๐ฎ๐ฑ๐ญ๐ข๐ต๐ช๐ท๐ข”.
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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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El dinero no resuelve nada de manera absoluta. Necesitamos de otro brรญo asistencial. Por desgracia, nos hemos acostumbrado a reducirlo todo a un simple proceso mercantil que, ademรกs, suele dejarnos sin alma. Hay que centrarse mucho mรกs en las personas antes que en las cosas, ponerse a cultivar la cercanรญa y el abrazo para mantener la concordia. La realidad, por consiguiente, nos llama a un cambio de actitud, que debe residir en equilibrar avances con el fundamento de lo originario. Sรณlo hay que adentrarse en el planeta oceรกnico y ver como las corrientes mudan de aires. Tambiรฉn en la parte terrรญcola, el cambio climรกtico puede llevarnos a un colapso social, financiero y medioambiental.
El mundo no vuelve a ser el mismo cuando le agregamos una gota de agua y una llama de vocablos. Surgen los sueรฑos. De ahรญ, la urgente necesidad de activar el coraje moral de la colaboraciรณn/ cooperante, para entrar en otro escenario mรกs poรฉtico que poderoso. Este es nuestro principal deber, ponernos en disposiciรณn unos de otros, puesto que estamos para ser heraldos de los autรฉnticos valores humanos, que son los principios de nuestro natural pulso viviente. En ocasiones, acostumbro a reflexionar sobre el injusto tรญtulo de nombrar como Tierra a este planeta, cuando es incuestionable que deberรญa denominarse Ocรฉano; y, los individuos, en lugar de intentar hacer camino, antes debieran franquear olas.
Indudablemente, tenemos que cambiar de andares o de vuelos en el baรฑo. De entrada, deberรญamos observar mรกs para concienciarnos mejor. Sรณlo hay que sentir las llamadas de aquello que nos rodea, que es nuestra fuente de vida y sustento del linaje. Precisamente, ahora que sabemos que el 70% del astro estรก rodeado de masa lรญquida, un elemento esencial de purificaciรณn y de savia. Esta superficie, revestida por los mares, bombeando todos los rincones de la superficie mundial para amortiguar los impactos del calentamiento global debe hacernos repensar, con mentalidad activa, la obligaciรณn de la ciudadanรญa de custodiar su estado celeste y a no llenarlo de extensiones inertes de plรกstico flotante, por ejemplo.
Esto nos demanda a trabajar unidos para crear un nuevo equilibrio estรฉtico, lo que nos exige no extinguir todo lo que la creaciรณn nos ofrece desde el inicio. Nuestra obligaciรณn es restaurar su vitalidad y devolver el cauce de la poesรญa azul a las alas del iris, que todos llevamos consigo. Por otra parte, tanto los cursos del agua como las grandes extensiones marinas, tambiรฉn nos dan la oportunidad ya no solo de alimentarnos, tambiรฉn de alentarnos en la perspectiva del bien comรบn hacia la familia.
Sea como fuere, bajo este enรฉrgico y laborioso estimulante oceรกnico, el raciocinio debe germinar armรณnicamente. Lo decรญa el inolvidable Quevedo y lo reconocรญ en su perpetuo hรกbitat literario torreรฑo, en Torre de Juan Abad: “Los que de corazรณn se quieren sรณlo con el corazรณn se hablan”. Asรญ es, un buen deseo en la mirada siempre ilusiona y acrecienta la contemplativa. En consecuencia, sostenidos y sustentados por este don incesante de los nรญveos latidos que nos fortalecen, buceamos sin miedo para poder discernir la luz que nos conviene e iluminar nuestras propias profundidades.
Advertimos con gran complacencia corregir errores histรณricos y edificar visiones verdaderamente esperanzadoras, como una gobernanza econรณmica mundial, lo que conlleva asimismo una arquitectura fiscal global, que nos aproxime a nuestro tronco comรบn. La nobleza de tantas gentes nos recuerda que empiezan a soplar vientos de cambio. Justamente, el aรฑo pasado se aprobรณ la ambiciosa meta mundial de conservar y gestionar el 30% de las zonas terrestres, marinas y costeras para 2030 y un acuerdo clave sobre subvenciones a la pesca. Desde luego, todo este ambiente de preocupaciones requiere de un compromiso colectivo para proteger la cultura de los derechos humanos, y no ahogarse en mezquindades, sabiendo que todo depende de nosotros, tambiรฉn esa marea idรญlica necesita del verso nuestro para ser inmensidad de oleaje en comuniรณn.
Inevitablemente hemos de volvernos poetas, a tiempo completo, para llenar nuestro especรญfico oratorio interno de puros sentimientos, que son los que nos mueven y transforman; porque poetizar es comprender, conducirse y reconducirse constantemente, al tiempo que es ir mรกs allรก de los actos y de las actividades, conservando los ojos de niรฑo y la mirada de abuelo, que todo lo acaricia con una sonrisa. Al fin y al cabo, somos la mรญstica de nuestro distintivo misterio.
corcoba@telefonica.net
07 de junio de 2023.-
#QuรฉdateEnCasa๐ก๐
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