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Denise Dresser
Claudia Sheinbaum apoyรณ la candidatura de Fรฉlix Salgado Macedonio y las mujeres de la 4T callaron. La jefa de Gobierno aceptรณ que su hija Evelyn asumiera la candidatura -aun sabiendo que su padre gobernarรญa por ella- y las feministas de la "4T" guardaron silencio. La hoy corcholata declarรณ abiertamente en una entrevista con El Paรญs que el feminismo debรญa subsumirse al "movimiento de transformaciรณn", nadie respingรณ. Desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento ha permitido que gaseen, encapsulen y coloquen vallas a las mujeres que marchan contra la violencia, con tal de proteger al hombre que vive en Palacio Nacional, y en "la revoluciรณn de las conciencias" pocos parpadean. Criticรณ a las morras por rayar monumentos y las hoy aguerridas acompaรฑantes de su candidatura hicieron mutis. Pero ahora, criticarla por traicionar las causas de las mujeres para quedar bien con un hombre, es "machismo". Cuestionar a Sheinbaum por adecuar su personalidad, su trayectoria, su vocabulario y sus posturas a las de Lรณpez Obrador es una postura "patriarcal". Vaya maroma de machismo malinterpretado.
Ser mujer no exime a ninguna funcionaria de la auscultaciรณn. Ser mujer no debe ser argumento para eludir el escrutinio o la rendiciรณn de cuentas o la mirada sobre el manejo de los recursos pรบblicos o la constataciรณn de la congruencia. Ser mujer no debe convertirse en escudo evasivo, como el que en su momento han intentado utilizar otras mujeres con poder. A Rosario Robles no se le criticรณ por su gรฉnero, sino por su comportamiento. A Elba Esther Gordillo no se le embistiรณ por usar vestido, sino por comprรกrselo con dinero tomado del SNTE. A Olga Sรกnchez Cordero no se le llamรณ florero por su sexo, sino por su condiciรณn de adorno en un gobierno donde hay paridad de gรฉnero, pero no paridad de poder. Es el mismo caso con Claudia Sheinbaum, hoy erigida en รญcono feminista cuando no lo ha sido. De pronto, sus seguidoras la convierten en vรญctima del machismo, cuando ella ha sido cรณmplice del Macho Mayor, el propio presidente de la Repรบblica.
Sรญ, ese que cerrรณ las estancias infantiles y desapareciรณ los programas de gรฉnero y clausurรณ los refugios para las vรญctimas de la violencia domรฉstica y dejรณ en el desamparo presupuestal a las mujeres indรญgenas y desapareciรณ los apoyos para la detecciรณn y el tratamiento del cรกncer de mama y no ha provisto el presupuesto indispensable para un Sistema Nacional de Cuidados. Ese hombre al frente del gobierno "mรกs feminista de la historia", que nombrรณ a un acosador sexual a la embajada en Panamรก y desestimรณ los reclamos de sus vรญctimas. Ese seรฑor Presidente que predica constituciones morales y cรณdigos de conducta para las mujeres, pero se esconde tras muros de metal cada vez que marchan o exigen sus derechos. Claudia Sheinbaum lo ha acompaรฑado, paso tras paso, mientras se aleja de las madres de los desaparecidos, de las vรญctimas de feminicidio, de las damnificadas por la violencia de gรฉnero. Ha puesto su inteligencia y sus convicciones al servicio de machos de una "izquierda" que -por cรณmo trata a las mujeres- no merece ser catalogada como tal.
A Sheinbaum no se le critica por ser mujer, sino por haber abandonado las causas de las mujeres. No se le critica por ser feminista, sino por no haberlo demostrado con acciones y resultados. No se le cuestiona necesariamente por machismo o misoginia, sino por mimetizar a un hombre, y transformarse para complacer a Lรณpez Obrador. Por copiar su forma de hablar y polarizar con las palabras. Por sus giras y eventos propagandรญsticos pagados con recursos pรบblicos o de procedencia desconocida. Por haber postergado la declaratoria de semรกforo rojo en la CDMX durante el momento mรกs รกlgido de la pandemia. Por ignorar datos y evidencia, yendo en contra de su formaciรณn cientรญfica. Por descalificar y pelearse con el movimiento feminista, optando por proteger monumentos en vez de vidas. Por aceptar un proceso sucesorio simulador, en el cual un hombre decidirรก su destino. Nada mรกs contrario a la agenda de autonomรญa y empoderamiento femenino que marca a una nueva generaciรณn de mujeres.
El problema principal de Claudia no es su gรฉnero; es su sometimiento y conversiรณn facsimilar para llegar al poder. El reto mรกs grande de Claudia no es la misoginia; es malinterpretar la crรญtica a su gestiรณn como un tema de faldas, cuando es un asunto de no traerlas bien puestas.(๐ณ๐ฆ๐ง๐ฐ๐ณ๐ฎ๐ข.๐ค๐ฐ๐ฎ).
#QuรฉdateEnCasa๐ก๐
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