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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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El desรกnimo nos estรก dejando sin fuerza a buena parte de los humanos, que hace tiempo dejo de ser poesรญa, para ser poder que amortaja y divide. Ciertamente, vivimos en un perรญodo de confusiรณn permanente del que tenemos que salir cuanto antes para tener continuidad como linaje. Para desgracia colectiva, la falsedad nos gobierna por todos los rincones. No hay mรกs alianzas que las que perfilan los poderosos, en base a sus intereses mundanos. Para colmo de males, apenas buceamos por nuestros interiores, ya que sรณlo nos mueve don dinero. El caudal de las finanzas es el que abre las puertas de aquรญ abajo, cuando el verdadero valor radica en ofrecer savia y coraje en los andares. Olvidamos que somos hijos del amor. ยกQuรฉ adversidad mรกs grande! Al nรญveo quehacer del amar, hemos de regresar, por mucho que avancemos en mercaderรญa. No hay mayor tesoro que enhebrar el alma de olmos para poder conjugar el cuerpo con el espรญritu. รnicamente asรญ, podremos vencer la indiferencia y descubrir otro modo de vivir, perdonando y donรกndonos. Ahรญ radica el cambio, en salir al encuentro para reencontrarnos juntos y hacer familia.
Detrรกs de cada uno de nosotros siempre hay un rastro y un rostro, que ha de enternecernos, porque ese alguno que camina a nuestro lado y que sueรฑa como nosotros, es alguien vivo al que no se le puede utilizar ni apartar. Naturalmente, nadie puede excluirse del pulso viviente. Todos somos necesarios y singulares. Por ello, tenemos que propiciar la cercanรญa, fomentar los encuentros, promover lo autรฉntico y derribar de los caminos el odio y la violencia. Sin duda, nos merecemos otras luces mรกs autรฉnticas, ademรกs de nuevas atmรณsferas que nos armonicen. Este oleaje de conflictos que siembra la mentira, nos estรก dejando para el arrastre. Desunidos tampoco ganamos batalla alguna. Desde luego, necesitamos cosechar gestos mรกs verdaderos, que nos injerten sintonรญas tranquilizadoras. Para empezar, hagamos la tarea diaria cada cual consigo mismo, que no es otra que conciliar abecedarios, reconciliarnos con lo mรกs prรณximo para que deje de nombrarse al prรณjimo como contrario, llevar un te quiero en los labios del nervio para enmendar situaciones y acompaรฑar con nuestra presencia a alguien que se sienta solo.
Claro que no es fรกcil hermanarse con el quehacer de cada jornada. Es una labor dura, pero no imposible. Cuando los ciudadanos activan el vรญnculo de la ejemplaridad como ciudadanรญa y las sociedades eligen el Estado social y democrรกtico de derecho, las polรญticas se tornan mรกs poรฉticas y las personas vuelven a sobresalir sobre la ganancia. Esta sana acogida en comรบn se convierte en otro vivir y se vierte en un culto al abrazo sincero, del que todos salimos regenerados. El orbe de las relaciones, pues, tiene que sustentarse en la ternura, para mejorar la comprensiรณn y el entendimiento. Ahora cuesta entenderse hasta uno mismo, en un mundo que nos aplasta de injusticas, con unas sociedades cada vez mรกs deshumanizadas, lo que impide garantizar una interacciรณn melรณdica y una voluntad de las diferentes culturas para convivir juntas. En este sentido, dicha convivencia ha de obligarnos a devaluar la competitividad y la conflictividad. Fuera tribulaciones, por consiguiente, y tomemos la dicha de vivir desviviรฉndonos unos por otros.
Lo importante es no perder esa paz interior de la que estamos actualmente tan hambrientos en todo el globo terrรกqueo. Eduquรฉmonos para hermanarnos, tomemos conciencia de lo saludable que es compenetrarse, sobre todo para no perder horizonte alguno por falta de aliento o de oportunidades. Compongamos, igualmente, existencias mรกs fraternas y coexistencias mejor ensambladas. Traigamos el corazรณn y la caricia de una mirada esperanzadora. Al tiempo, dejรฉmonos asimismo tutelar por el ancla de la verdad para que renazca nuestra bondad. Seguramente, entonces, el Mediterrรกneo dejarรก de ser la ruta migratoria mรกs peligrosa del mundo, con el mayor รญndice de mortalidad. Probablemente, tambiรฉn, brotarรกn las virtualidades del positivo diรกlogo, desinteresado, objetivo y leal. Con ello mejoraremos, indudablemente, tanto la concordia en el seno de los hogares como la quietud entre los moradores. Al fin y al cabo, esto nos exige comprometernos con la fuerza de un corazรณn renovado y solidario en la reconstrucciรณn de vรญnculos olvidados o perdidos. Algo que nos hace falta como el comer.
corcoba@telefonica.net
18 de junio de 2023.-
#QuรฉdateEnCasa๐ก๐
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