𝗟𝗮 𝗠𝗮𝗱𝗿𝗲, 𝗺á𝘅𝗶𝗺𝗮 𝗲𝘅𝗽𝗿𝗲𝘀𝗶ó𝗻 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗮

         

César González Guerrero.

En los procesos naturales de todos los tiempos, el hombre, genéricamente hablando, nace, se reproduce, crece y muere. Esa es la ley de la vida.        

La Madre, como ser humano, desde su origen  tiene un enorme significado histórico en la sociedad.

En las diferentes etapas de la vida que se conocen, observamos como la Madre tiene la capacidad biológica para procrear. En su vientre se forma y  surge la criatura que durante 9 meses se transforma en un ser humano con las características, capacidades y habilidades que en el periódo de  su existencia podrá demostrar ante la sociedad.          

Es una gran verdad el hecho de que la Madre, durante su gestación, tiene la oportunidad de experimentar todos los movimientos, tal vez por ello quizá, se adquiere una identificación plena con el futuro hijo o hija.                  

Es muy importante la presencia de la figura paterna o sea el Padre,  como un apoyo solidario en todo ese tiempo de  gestacion.        

Por supuesto que habrá sus excepciones, pero la mayoría de las veces es la Madre en donde recae la alta responsabilidad de forjar hijos sanos, responsables  y de una gran valía ciudadana.        

Quienes tuvimos la fortuna de ser hijos de padres  (padre y madre), afectivos y con cualidades y actitudes positivas, logramos salir adelante, superando adversidades. En otros casos no fue así, debido a algunos factores sociales ajenos a la familia progenitora. Y eso es comprensible,  cuando en la misma sociedad se enfrentan situaciones muy complicadas.    

Por muchas razones hemos de reconocer que el medio ambiente influye en la formación humana y social, de tal manera que, en ocasiones, los resultados han sido adversos.        

Quienes nacimos en el siglo XX, en la zona urbana o rural, tuvimos una experiencia muy diferente a los nacidos en el siglo XXI. Los resultados y consecuencias están a la vista, la modernidad presenta opciones que poco a poco van terminado con los valores y principios  morales que, en su momento, nos fueron de utilidad pero que ahora creo son obsoletos.    

La Madre del siglo XX nos enseñó lo que en estos tiempos ya no existe.Tal parece que uno de los principales valores como el respeto, es de las pérdidas más valiosas del ser humano.      

Por ello es indispensable para la familia actual, y desde luego también las autoridades, revisar las políticas públicas que tienen mucho que ver con la degradación humana que existe en el mundo.            

La reflexión de este 10 de mayo, día dedicado a festejar en grande a la Madre, debe estar enfocada más que al consumismo, a un verdadero rescate de los valores y principios.        

La Madre que aún vive tiene nuestro reconocimiento y solidaridad pero eso no basta, se requiere más que eso. Urgen instrumentos jurídicos y económicos que fortalezcan la unidad e integración familiar, es necesaria y urgente una auténtica  política de Estado que dignifique el papel de la Madre de México y de Guerrero.    

Ya veremos.    

¡¡Vivan las Madres!!

#QuédateEnCasa🏡💙