๐๐น๐ด๐ผ ๐ รก๐ ๐ค๐๐ฒ ๐ฃ๐ฎ๐น๐ฎ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐
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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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El manantial viviente radica en el corazรณn. Tambiรฉn, la paz consigo mismo, no llega รบnicamente por la ausencia de conflictos; y mรกs cuando nos movemos en relaciรณn unos con otros, lo que nos exige por principio ser comprensivos y clementes, aceptar las diferencias sin intentar convencer a nadie; pues todos hemos de ser libres, para que tanto el cuerpo como el espรญritu, puedan vivir en buena armonรญa. Desde luego, si no tenemos ese equilibrio natural, difรญcilmente vamos a tener la capacidad de oรญrnos y de apreciar a los demรกs, lo que dificulta enormemente la convivencia, asรญ como la realidad de vivir unidos y en concordia; un proceso necesario para el avance humanitario y la consolidaciรณn de un desarrollo digno. Al parecer, la dignidad de la vida humana de la que tanto hablamos y de la que poco obramos en consideraciรณn, continua sin estar en acciรณn, que es lo que realmente nos hace evolucionar hacia la honradez.
Es indudable, que no habrรก sosiego, si no se estima fielmente el orden nativo y el vรญnculo que nos hace linaje en lo mรกs puro de la luz. Por consiguiente, fuera agentes contaminantes, que todo lo corrompen con falsedades y desprecios; introduzcรกmonos en el autรฉntico diรกlogo, sustentado en sรณlidas leyes morales, que es lo que facilita el entenderse y acercarse. Sea como fuere, si en verdad queremos propiciar sociedades tranquilas, ecuรกnimes e inclusivas que estรฉn libres del sobresalto y la violencia, tenemos que comenzar por querernos a nosotros mismos, al menos para poder frenar todos las inmoralidades que nos deshumanizan por completo. La inhumanidad ha comenzado desde el instante que cultivamos la indiferencia entre nosotros, que nos convierte en verdaderos monstruos, sin la esencia de caminante ni tampoco conciencia de poeta.
Indudablemente, el hermanamiento entre anรกlogos no llegarรก hasta que notemos en nuestro interior el primer efecto del amor, que no es otro que el afecto de veneraciรณn hacia quien se ama. Por desgracia, hoy muchas gentes tienen mรกs necesidad de atenciรณn que de alimentos. De ahรญ, el empeรฑo en preservar a las generaciones venideras del flagelo del mayor abismo, el del rechazo. Nuestra gran asignatura pendiente, puede que sea ese abandono entre semejantes, cuando sabemos que el fervor por los otros concurre en la primera condiciรณn para hermanarse, en el interรฉs del bien colectivo para saber vivir con la dimensiรณn de los valores. Estรก visto que necesitamos desarmarnos para poetizarnos el alma, con arsenales que activen el culto al abrazo y el cultivo de la palabra, que es lo que de veras nos aproxima entre sรญ.
Efectivamente, echando una visual al mapa del globo terrรกqueo, es pรบblico y notorio a nivel universal que las diversas crisis humanitarias y el aluviรณn de contiendas, sean cada vez mรกs complejas y con mayores secuelas. Tenemos que evitar, en consecuencia, que las disputas concluyan en guerra. Quizรกs tengamos que comenzar por aceptarnos a nosotros mismos, por comprender y respetar el valor de la diversidad. De lo contrario, continuaremos rechazados, enfermedad que nos divide en base a un gobierno fanรกtico, sobre la actitud de bloques dominantes e imperialismos militares o polรญticos. Todo esto, nos resta lazos y acogidas entre los pueblos, que debieran reunirse sobre el respeto de la honestidad y no sobre una supremacรญa irrespetuosa en un clima de desconfianza total. Mal estado para la mente, es esta situaciรณn.
Sin embargo, esto suele suceder, cuando los que nos gobiernan pervierten la decencia, tambiรฉn los gobernados suelen inutilizar la tolerancia; envolviรฉndonos todos en un clima de bochorno del que germinan las mayores injusticias. La sanaciรณn de esta atmรณsfera no es nada fรกcil. Ciertamente ha de comenzar por la cooperaciรณn internacional que debe realizarse en el marco de un soplo de franqueza, de servicio desinteresado, estimulando el buen quehacer y estimando las peculiaridades culturales de cada poblaciรณn, evitando todo cuanto pudiera parecer bรบsqueda de dictadura o forma sutil de colonialismo. El espรญritu de rivalidad no entra, pues, en un marco respetuoso. Ademรกs, destronemos la conflictividad y desterremos la competitividad. Al fin y al cabo, todos nos requerimos en convivencia. Lo que se requiere es alegrรญa mutua, mesura en todo camino y cerciorarse de que regresaremos a ser tronco, tras asegurarnos la verdad en el รกrbol viviente. Este es el verdadero sueรฑo para poder cohabitar fraternizados.
corcoba@telefonica.net
14 de mayo de 2023.
#QuรฉdateEnCasa๐ก๐
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