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Cรฉsar Gonzรกlez Guerrero


La diversidad cultural en la Costa Chica es muy amplia e interesante. Hay mucho que conocer, escribir y difundir. Debemos hacer un intento por rescatar tรฉrminos y anecdotarios que se estรกn olvidando. Por supuesto con todo el respeto.
Se dice que los costeรฑos tienen mucha fama negativa en todo,  pero nada de eso es cierto. Mis paisanos son todo lo contrario, en la Costa Chica se encuentran gentes talentosas, trabajadoras, sinceras, creativas, leales, pacรญficas, etc., y la muestra estรก en la gran variedad de su gastronomรญa, artesanรญas, en sus poesรญas, en su mรบsica, en su buen humor, en su producciรณn, y en todos los aspectos positivos ya conocidos. Y no se trata de defender a nadie, simplemente lo negativo que se diga de la Costa Chica y de sus habitantes nada es verdad.
Las opiniones se respetan y existen situaciones positivas y negativas en todas partes del mundo.
Las tradiciones y costumbres son parte fundamental de los pueblos, y mรกs de aquellos en donde sus habitantes las defienden, y los pequeรฑos van aprendiรฉndolas de manera muy natural; asรญ encontramos familias que comen a ras del suelo; duermen en petate; se expresan como les enseรฑan; comen como lo hacen sus mayores, etc., son cuestiones que forman parte de un proceso natural del desarrollo humano y social.
La gente, en todos los lugares, pero mรกs en mi tierra es recia de genio,  se recalienta con tantito cuando les ofenden, frunciendo la ceja demuestran su molestia, rascรกndose la cabeza o solo con elevar la voz expresan palabras consideradas como groserรญas o leperadas, los varones se arremangan la camisa, agarran tierra y se frotan las manos como preparรกndose para enfrentar, si es posible a puรฑetes a quien les ofende.
En casos extremos desenvainan su machete; en el caso de las mujeres se jalan la nagua, acomodรกndose sus brazos de a jarrito, en son de guerra.  
Una de las tradiciones que aun se presentan en la vida diaria de algunos pueblos de Costa Chica son los aspectos religiosos y espirituales, como son las misas, procesiones, velorios y entierros, eventos en los que regularmente las mujeres utilizan rebozo, chal, chalina o sevillana; no pueden faltar las rezanderas que con sus versos, canticos y letanรญas hacen llorar a la mayorรญa de la gente.
Aunque no faltan las risadas de algunos acompaรฑantes, los juegos de baraja, y por supuesto si hay mรบsica y bebida alcohรณlica el velorio se convierte en fiesta, protagonizada por algunos personajes populares que no se pierden ese tipo de eventos.
Hace algunos aรฑos fueron famosas las telas de vestir como el encaje, yรฉrsey, dacron, casimir, poliรฉster, yumberca, raso, tafeta, mezclilla, huipiur, satรญn, tusor, percal, charme, tornasol, tul, calado, popelina, terciopelo, manta, terlenka, etc., los hombres con la camisa y el pantalรณn, y la mujer con el vestido, el medio fondo y la crinolina de olan almidonada (fabricadas) y la tarlatana (hechas por las costureras).
El uso de ropa de vestir para asistir a la escuela consistรญa en  pantalones tuncos, rajados, parchados y/o zurcidos, y sin guaraches.  
En cuanto a la educaciรณn en el hogar, muchos padres de familia de esa รฉpoca, acostumbraban llamar la atenciรณn de los chiquitillos  birriondos, malcriados, andariegos, sin traza, sin juicio (dicen ficio), sin rienda, con la popular frase: “te gusta la manta fiada”, que significaba un regaรฑo a quienes no entendรญan que las cosas malas deben evitarse o simplemente portarse bien.
En las labores del campo, los campesinos pobres se conformaban con su machete romo, a falta de dinero para comprar uno nuevo  y su sombrero viejo todo despuchincau.
No fue fรกcil la chapona, mรกs cuando los guamiles o tlacololes estaban invadidos de troncos de palos de guamuche, carnizuelo o cubato. Despuรฉs venia la destroncada, barbechada y la limpia con el uso de la tarecua.
La alimentaciรณn bรกsica de la รฉpoca fue el frijol apozonque con memelas talludas y chile machucau, si es que les iba bien, de lo contrario solo se comรญa memela a seca o quizรก mojada y untada con algo de sal.  
En las tardes, al regreso de la jornada de trabajo, fue una grata experiencia sumirse o echarse una sambutida en el rio, una poza de agua o  charco, jugando con los amigos haber quien aguantaba mรกs bajo del agua sin resollar, y aun mรกs meterse a los terrenos ubicados a la orilla de la carretera a bajar los mangos camuncos a garrotazos, con el riesgo de que el dueรฑo nos sorprendiera amagando con darnos unos lapios con su machete.
El tanate que salรญa en la maรฑana con un tancal de memela, en la tarde regresaba copeteau de mango.
Con miedo, de tarde o de madrugada forzosamente tenรญamos que andar los tenebrosos caminos sombrosos de terraplรฉn, a grado tal que algunos de nosotros tuvimos que ser atendidos por las curanderas de la รฉpoca para curarnos de espanto y agarrarnos la sombra a sopladas y sacudidas con ramas de cacahuananche.
Con miedo a todo, tenรญamos que cumplir nuestras tareas de campesino, a la soledad de las tardes noches, a los tilcuates, los fantasmas, hasta los ruidos de los arboles.
Cansados del trabajo, la mujer descansando en una silleta soba al marido, lo expulga buscรกndole liendres, piojos en la cabeza y pinolillas en el cuerpo, y a la vez aprovechan para platicar sus temas del dรญa muy quitados de la pena.
Hay tanta historia y experiencias que compartir que el espacio no es suficiente.
Por ahora hasta ahรญ le paramos.

#QuรฉdateEnCasa๐Ÿก๐Ÿ’™

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