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Dr. Elino Villanueva*
Nos conocimos en los tiempos de la miseria aleccionadora, cuando los domingos en que no habรญa servicio en el comedor universitario toda nuestra raciรณn del dรญa era un bolillo relleno de un chile jalapeรฑo en vinagre.
“Tambiรฉn nos alcanzaba para una caguama, entre todos, rolada a pico de botella. Asรญ bajรกbamos el bolillo. Y hasta el bagazo ocupรกbamos para engaรฑar la tripa —me dijo, cuando empezamos a recordar las anรฉcdotas de hace cuatro dรฉcadas—. ¿Cรณmo le hacรญamos para vivir ciento veinte jรณvenes, hombres y mujeres, en una casa de apenas ocho cuartos? ¡Nomรกs en el ocho dormรญamos veinte!”
Le iba a mencionar que la dueรฑa de la tienda de la colonia Viguri, donde se ubicaba la Autรฉntica Casa del Estudiante Guerrerense en que vivรญamos, nos tenรญa tanta lรกstima y admiraciรณn por la riqueza de nuestros sueรฑos frente a la pobreza de nuestra condiciรณn, que nos guardaba los restos acumulados del queso que iba quedando de cada corte y rebanada para la venta, y asรญ ponerle algo de sabor a la dieta, pero vi que el rumbo de su plรกtica iba por otro lado.
“Oiga, hermano —me dijo—, vi que entregรณ a la Rectorรญa una propuesta para que se investigue si en la Universidad Autรณnoma de Guerrero existen plagios de tesis...”
“Ajรก...?”, le quise cortar la aviada, con el argumento eterno de mis prisas, pero la euforia inicial del reencuentro restaba opciรณn a la groserรญa.
“¿No cree que va a alborotar el avispero? —me preguntรณ—. Conozco cada caso...”
“Bueno, yo sรณlo...”
“Ya sรฉ lo que me va a decir. Que sรณlo cumple su obligaciรณn como universitario, y que ademรกs ni le harรกn caso. Ya pasรณ mรกs de un mes desde que entregรณ el oficio, y nadie ha dicho “Esta boca es mรญa”. No creo que a muchos les convenga. Pero me parece una excelente medida. Imagรญnese: si ocurre un plagio entre la Suprema Corte de Justicia de la Naciรณn y la Universidad Nacional Autรณnoma de Mรฉxico, los espacios en donde tenemos a las personas mejor formadas y con la mayor trayectoria, que aplican los protocolos mรกs estrictos, quรฉ no puede ocurrir en las universidades de provincia, en las que las voces que deciden son las de caciques regionales que imponen su poder sin mayores consideraciones”.
“La verdad es que yo...”, quise atajarlo, cortarlo, no me fuera a comprometer, explicarle que ya no quiero problemas, soy feliz disfrutando mi vejez prematura, acelerada por los linchamientos crueles y cobardes de algunos de mis mรกs cercanos, pero no me dejaba hablar.
“¿La verdad? La verdad es que el caso de la ministra Yazmรญn Esquivel Mossa, quien plagiรณ su tesis de licenciatura y la de doctorado, refleja el extremo al que llegaron las cosas en nuestra sociedad. Su formaciรณn profesional bรกsica, en una licenciatura por la UNAM, es resultado del trabajo de una asesora que revisรณ ¡quinientas tesis en quince aรฑos! ¡Eso ni Supermรกn! No es de humanos. Lo que observamos es evidencia de que el asunto acadรฉmico era lo menos importante, sino la prรกctica de un negocio con las titulaciones, y en nuestra mรกxima instituciรณn acadรฉmica y de investigaciรณn cientรญfica del paรญs, una de las de mayor prestigio en el mundo. Asรญ podemos pensar cรณmo andarรกn las cosas en otras universidades, incluso la nuestra”.
“Mire, hermano...”
“La cosa se completa con nuestro flamante secretario de Seguridad Pรบblica durante el segundo sexenio del Gobierno del Partido Acciรณn Nacional, Genaro Garcรญa Luna, el policรญa ejemplar de la primera administraciรณn panista, ahora sentenciado como narcotraficante por tribunales de Estados Unidos. Mรกs allรก de la vergรผenza, si es que la tienen, y la explicaciรณn que nos deben los azules, esos dos ejemplos contundentes, por los niveles en que ocurren y las instituciones que involucran, son reflejo de los extremos sociales a que hemos llegado. ¿Cรณmo le hicieron la ministra y el secretario para llegar tan lejos, cuรกntos filtros formales e informales debieron pasar para llegar a sus respectivos cargos al frente de una altรญsima responsabilidad...”
“Este. Pues, sรญ...”
“Lo que preocupa mรกs es que lo nieguen, se amparen y recurran a argucias y aleguen inocencia, a pesar de las evidencias. La cuestiรณn va mรกs allรก: al terreno de la รฉtica, al cinismo, tanto en su actuar como en su justificaciรณn. Si a mรญ o a usted nos seรฑalaran de algo tan sucio en nuestras familias, en nuestras conciencias, nos obligarรญan a renunciar y a tirarnos a perder desde los primeros seรฑalamientos, sobre todo si hay argumentos tangibles y no son resultado de un linchamiento vulgar”.
Ni para decirle que aquรญ y en China el asunto de las conductas se reduce a una cuestiรณn de รฉtica, y que la รฉtica, al ser un concepto, tiene mรบltiples interpretaciones, todas subjetivas, y cada quien cree que le asiste la razรณn, se encierra en sus propios argumentos. Los que por lo menos sabemos quรฉ es la รฉtica, claro, porque es evidente que muchos han de pensar que es una golosina que se compra en estanquillos.
Sรญ, pues.(๐๐ฆ๐ท๐ช๐ด๐ต๐ข ๐๐ถ๐ฎ๐ฆ๐ณ๐ข๐ญ๐ช๐ข ๐ฅ๐ฆ๐ญ ๐ด๐ถ๐ณ 231*)
#QuรฉdateEnCasa๐ก๐
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