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“๐๐ค๐ต๐ถ๐ข๐ณ ๐ฃ๐ข๐ซ๐ฐ ๐ญ๐ข ๐ข๐ค๐ค๐ชรณ๐ฏ ๐ต๐ณ๐ข๐ฏ๐ด๐ง๐ฐ๐ณ๐ฎ๐ข๐ฅ๐ฐ๐ณ๐ข ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ซ๐ถ๐ฏ๐ต๐ข, ๐ฎ๐ฐ๐ท๐ช๐ญ๐ช๐ป๐ข๐ฏ๐ฅ๐ฐ ๐ญ๐ข๐ด ๐ฆ๐ฏ๐ต๐ฆ๐ณ๐ฆ๐ป๐ข๐ด ๐ช๐ฏ๐ต๐ฆ๐ณ๐ฏ๐ข๐ด, ๐ฏ๐ฐ๐ด ๐ข๐บ๐ถ๐ฅ๐ข๐ณรก๐ฏ ๐ข ๐ด๐ฆ๐ณ ๐ฅ๐ฆ ๐ฐ๐ต๐ณ๐ฐ ๐ฎ๐ฐ๐ฅ๐ฐ”.
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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Hoy mรกs que nunca necesitamos desbloquear barreras, restableciendo la confianza en los gobiernos, fortaleciendo el espรญritu solidario para debilitar los obstรกculos, sobre todo los generados por nosotros mismos, fruto de ese encierro egoรญsta que suele impedir el diรกlogo entre los interlocutores sociales, que es lo que en realidad nos activa el avance y el desarrollo. Sin duda, debemos despojarnos de opresiones, mirarnos de otro modo, para mejorar las interrelaciones y las dependencias. Sabemos que, por muy grande que sea el descontento, siempre hay un rayo de esperanza. Se trata de corregir la corriente del hacer, del obrar con el decir en coherencia. Para empezar, tenemos que batallar por los compromisos adquiridos, sustentรกndolos en una concepciรณn amplia de los derechos humanos.
Llevar a buen tรฉrmino, la justicia social, hace que las sociedades se humanicen y que las economรญas funcionen equitativamente, reduciendo las injustas desigualdades y el cรบmulo de enfrentamientos, que agotan los valores que nos unen. Todo este aluviรณn de dificultades amenaza los esfuerzos contiguos, que son los que realmente proporcionan ayuda humanitaria. Esta es la dimensiรณn humana, o sรญ quieren, รฉtica. Quizรกs tengamos que aprender a ser mรกs justos, hasta con nosotros mismos. Por tanto, es necesario activar otros contextos para menguar los muros de las indecencias. Indudablemente, no tendremos quietud en el alma, si obviamos la virtud moral que, ademรกs, nos hace velar sobre el pleno respeto a lo lรญcito, con una objetiva distribuciรณn de beneficios y cargas bien repartidas.
Es primordial sentar las bases de un espรญritu cooperante, en un mundo que tiene que hermanarse mรกs pronto que tarde, para no destruirse. Requerimos de otras gobernanzas mรกs autรฉnticas, mรกs del mundo y para la vida, que mejoren los caminos existenciales. Para esta recuperaciรณn han de reconciliarse los corazones. Son esenciales otros liderazgos que activen ese orbe conciliador, capaz de curar las heridas abiertas y el cese de las hostilidades. Desde luego, tenemos que revitalizarnos con otros abecedarios mรกs del alma que del cuerpo, poniendo la mano tendida en la reparaciรณn del orden violado, con la satisfacciรณn de saber eximir, para poder llegar a una nueva era de respeto y de acuerdo constructivo. A la vida le basta el latir de un andar para sumar otros andares y renacer.
Subsiguientemente, tampoco nos interesan tanto los sistemas productivos, que lo รบnico que hacen es deshumanizarnos en lugar de hacernos familia. Sin embargo, lo que si nos conviene es unir esfuerzos para reconducirnos. Encontrar el sosiego es un constante proceso en comuniรณn y en comunidad. De hecho, nos viene bien que germinen los lazos. Esto รบnicamente puede nacer del encuentro entre anรกlogos, afanados en cultivar el amor en vez de alimentar en su interior el odio, los deseos de venganza o el ansia de destrucciรณn. Indudablemente, la fertilidad de lo armรณnico tiene otros aires menos comerciales y mรกs donantes, porque el ser humano que se entrega, dispensando o pidiendo clemencia, entiende que hay que ser mรกs comprensivo, que es como uno puede conciliar.
Habrรก tensiones sociales, mientras no activemos la cultura del abrazo, que es lo que genera desarrollo humanitario. Tenemos que aprender a querernos, para poder formar parte de ese vรญnculo estรฉtico, que es el que nos imprime la mejor energรญa. Hay que abandonar las polรญticas y pasar al orbe de las poรฉticas, que es un verdadero laboratorio de humanizaciรณn. Solo hay que respirar sus latidos para embellecer los labios de placidez. Ciertamente, nos conviene activar nuestro innato sumatorio de pulsos en la construcciรณn del bien colectivo, comprometiรฉndonos a promover en cada latido una cultura muy atenta a la primacรญa de los valores y principios del derecho. Actuar bajo la acciรณn transformadora conjunta, movilizando las enterezas internas, nos ayudarรกn a ser de otro modo.
En ocasiones estamos tan sumidos en nosotros mismos, que al franquear cรบspides solemos olvidarnos de esa alma comรบn que nos orienta, para vencer todas las dificultades. En nuestro caso, tenemos que empezar a allanar caminos, poniendo fin a la impunidad para fomentar la confianza, encarando los legados del pasado, adoptando medidas reparadoras y garantizando una rectitud que nos sustente los vรญnculos. De lo contrario, continuaremos divididos, unos teniรฉndolo todo y otros careciendo de lo esencial, como la falta de acceso a la salud, a una alimentaciรณn adecuada, o a la educaciรณn. Asรญ, no se puede traspasar esta doliente etapa, donde todo es combate y decepciรณn, como en el estado salvaje. Ahora toca ramificarse para hacer tronco diario.
corcoba@telefonica.net
15 de febrero de 2023.-
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