๐๐น๐ด๐ผ ๐ รก๐ ๐ค๐๐ฒ ๐ฃ๐ฎ๐น๐ฎ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐
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๐พ๐ค๐ฃ๐จ๐ค๐ก๐๐๐ค๐ง๐๐จ ๐๐ฃ๐จ๐รฑ๐๐ฃ๐ฏ๐๐จ ๐๐ ๐ฝ๐๐ฃ๐๐๐๐๐ฉ๐ค ๐๐๐
“๐๐ด๐ต๐ฆ ๐ด๐ฐ๐ญ ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฆ๐ด๐ตรก ๐ข๐ฉรญ, ๐ฆ๐ฏ ๐ญ๐ข ๐ณ๐ข๐ปรณ๐ฏ ๐บ ๐ฆ๐ฏ ๐ญ๐ข ๐ง๐ฆ ๐ค๐ฐ๐ฎ๐ฐ ๐ฆ๐ด๐ฑ๐ฆ๐ณ๐ข๐ฏ๐ป๐ข, ๐ง๐ถ๐ฆ ๐ญ๐ฐ ๐ฒ๐ถ๐ฆ ๐ฎ๐ฐ๐ท๐ชรณ ๐ข๐ญ ๐ค๐ข๐ณ๐ฅ๐ฆ๐ฏ๐ข๐ญ ๐๐ข๐ต๐ป๐ช๐ฏ๐จ๐ฆ๐ณ, ๐ข ๐ณ๐ฆ๐ช๐ท๐ช๐ฏ๐ฅ๐ช๐ค๐ข๐ณ ๐ญ๐ข ๐ค๐ถ๐ญ๐ต๐ถ๐ณ๐ข ๐ฅ๐ฆ ๐ญ๐ฐ ๐ข๐ถ๐ตรฉ๐ฏ๐ต๐ช๐ค๐ฐ, ๐ด๐ฐ๐ฃ๐ณ๐ฆ ๐ต๐ฐ๐ฅ๐ฐ ๐ข ๐ต๐ณ๐ข๐ทรฉ๐ด ๐ฅ๐ฆ ๐ค๐ฐ๐ฏ๐ค๐ฆ๐ฑ๐ต๐ฐ๐ด ๐ค๐ฐ๐ฎ๐ฐ ๐ญ๐ข ๐ฆ๐ฏ๐ต๐ณ๐ฆ๐จ๐ข, ๐ญ๐ข ๐ข๐ค๐ฐ๐จ๐ช๐ฅ๐ข ๐บ ๐ญ๐ข ๐ค๐ฐ๐ฎ๐ถ๐ฏ๐ชรณ๐ฏ”.
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๐ฑรญ๐ธ๐โด๐ ๐๐ชโ๐๐ชโฌ๐ โโฐโโโฐโ๐ช/ โฐ๐๐ธ๐๐พ๐โด๐ โฐ๐๐ ๐ถรฑโด๐
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La huella dejada por Benedicto XVI es un tratado de coherencia viviente, un humanismo abierto a los pulsos de la mรญstica, que nos crece internamente, a poco que nos adentremos en sus luminosos vocablos, al tiempo que nos recrea el alma de entusiasmo, cuรกnto mรกs vivamos sus alentadoras enseรฑanzas, que nos ayudarรกn a levantar la mirada en rogativa permanente, en gratitud y gratuidad recibida y donada. Este sol que estรก ahรญ, en la razรณn y en la fe como esperanza, fue lo que moviรณ al cardenal Ratzinger, a reivindicar la cultura de lo autรฉntico, sobre todo a travรฉs de conceptos como la entrega, la acogida y la comuniรณn.
Puede que la tierra se deshumanice, pero el cielo es un balcรณn de glorias, donde hay un espรญritu que en Jesรบs se ha revelado como Amor. En esta toma de conciencia, la apuesta de Benedicto XVI siempre fue tranquilizadora, de apertura sin exclusiรณn a todos los ideales que derivan de las virtudes, hasta el extremo que “la vida entera es relaciรณn con quien es la fuente”. Por eso, la oraciรณn como ejercicio de deseo, siempre nos libera y ensancha de fervor, por muy abundantes que sean las tribulaciones; y, el santo Padre, en este peaje por la vida, puso de manifiesto esa aspiraciรณn de transformar este valle de lรกgrimas mundano, en un afรกn de mantener el mundo abierto a Dios.
El orante diรกlogo del santo Padre Benedicto XIV, con todos los que se preocupan seriamente por el hombre y su mundo, que ademรกs fue uno de los pensadores mรกs cultivados de nuestro tiempo, ahรญ permanece como quehacer diario de su pontificado, en medio de un mundo sediento de agua viva, con necesidad de aliento para tomar el alimento de la verdad, que no es otra que la plegaria eucarรญstica, pues promueve la configuraciรณn con Cristo y consolida al sacerdote en su vocaciรณn. En Roma, junto a san Pedro, declaraba la Eucaristรญa, a travรฉs de esos ojos contemplativos que siempre muestra, como origen de toda forma de santidad.
Por otra parte, la convicciรณn manifiesta de Benedicto XVI de que "es urgente que surja una nueva generaciรณn de apรณstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los desafรญos de nuestro tiempo y dispuestos a difundir el Evangelio por todas partes"; ha de ponernos en movimiento, para que nuestra alegrรญa sea perfecta. Tal vez debiรฉramos tomar su referente y la referencia extraรญda de multitud de sus escritos sobre Jesรบs, la de un hombre calmado, que primero ganรณ prestigio como teรณlogo y acadรฉmico, para posteriormente abogar a corazรณn abierto, por un sistema econรณmico que trabaje por el bien colectivo.
Desde luego, son muchas y variadas las advertencias de Benedicto XVI. Conviene subrayar algunas de ellas, como el riego de que Occidente olvide sus raรญces culturales, sustento de los derechos humanos; o que no hagamos nada por activar una verdadera reconciliaciรณn que es lo que engendra una paz duradera en la sociedad. Su apuesta es bien clara: “Restaurar la uniรณn de los corazones y la convivencia serena”. Indudablemente, aรบn no hemos aprendido a ser justos y a construir un orden social equitativo, lo decรญa tras visitar los cinco continentes en menos de una dรฉcada, aunque principalmente sus viajes apostรณlicos fueron a Europa.
Sea como fuere, el ex papa Benedicto XVI, que ya sorprendiรณ al mundo renunciando a su pontificado en 2013, ahora nos asombra con un testamento espiritual, cargado de gracias y gratitudes, tambiรฉn de avisos, como la de mantenerse firmes en la fe y no dejarnos confundir, sabiendo que “Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es su cuerpo”; para indicar en todo tiempo y lugar que “la fuerza mรกs poderosa al servicio del desarrollo es el humanismo cristiano”. De un lado, por consiguiente, puede haber oscuridad, pero del otro estรก segura la certeza de la luz; es cuestiรณn de buscarla, vivirla y seguirla.
Puede ayudarnos en ese empeรฑo, lo que hacรญan ambos pontรญfices en ocasiones, reunirse y hacer piรฑa para orar juntos. Sin duda, nos harรก bien a todos pararnos, hacer un alto en el camino y pensar en el dรญa en el que el Seรฑor venga a llamarnos para ir con รฉl. En consecuencia, tambiรฉn podemos decir, por lo que vemos y leemos, que la muerte de Benedicto XVI, confirmarรก en la fe al pueblo cristiano, congregรกndolo en torno a sรญ y haciendo que toda la familia humana se sienta mรกs unida que nunca.
corcoba@telefonica.net
04 de enero de 2022.-
#QuรฉdateEnCasa๐ก๐
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