Canabis oportunidad para pacientes, dicen
CIUDAD DE MÉXICO, a 16 de diciembre de 2022.- A casi un siglo de la celebración de la Segunda Conferencia Internacional del Opio, en Ginebra, Suiza, en la que fue anunciada la restricción del uso recreativo del cannabis y su clasificación como narcótico medicinal, no llegó sino hasta una década después, el camino para capitalizar al máximo su potencial farmacéutico en México, cuando comenzaron a llevarse a cabo estudios y ensayos clínicos sobre sus efectos terapéuticos hasta la posterior aprobación, por parte del Congreso de la Unión, de su uso para fines médicos y de investigación científica en 2016.[1],[2]
El consumo de sustancias, como el cannabis, ha sido de interés para muchos organismos nacionales e internacionales -de carácter público y privado-, que trabajan constantemente en la innovación de nuevos fármacos. Además, ha habido especial énfasis en la información técnica derivada de los componentes del cannabis, cuyo trato es esencial para la toma informada y responsable de decisiones compartidas entre médicos, desarrolladores farmacéuticos y usuarios, y cuyas aplicaciones lúdicas, medicinales, comerciales e industriales requieren de una adecuada infraestructura legal.[3]
En ese sentido, la Facultad de Medicina de la UNAM, detalla –a través de diversos estudios– que la planta del cannabis comprende más de 500 sustancias clasificadas como alcaloides, de las cuales 60 son cannabinoides, todos con efectos farmacológicos y medicinales, que producen un efecto terapéutico para los sistemas periférico y nervioso central, así como para tratar patologías como el glaucoma, artritis reumatoide, VIH, Alzheimer, asma, cáncer, dolor crónico de difícil control, epilepsia, esclerosis múltiple, Parkinson e insomnio.[4]
Tras la incorporación del uso farmacéutico del cannabis en el sector salud mexicano, New Frontier Data registró alrededor de 1.3 millones de consumidores entre los 16 y 65 años, de los cuales el 60% (773,000) son usuarios regulares.[5]
“El mercado mexicano del cannabis en México, representa una oportunidad de entre 1 mil y 2 mil millones de dólares5. Sin embargo, su crecimiento y potencial están dictados por las regulaciones del país a través de la Propiedad Industrial, la cual protege la comercialización, inversión en patentes y los requisitos que la ley o las figuras jurídicas establecen, otorgando así un monopolio –temporal legal– en el desarrollo de moléculas, composiciones, principios activos, procesos, entre otros, dando como resultado la accesibilidad a medicamentos”[6], señaló Guillermo Solórzano, Socio Fundador de Solórzano Linaldi (SL).
En ese tenor, actualmente la industria del cannabis enfrenta grandes desafíos por cuanto hace a la regulación de las actividades relacionadas con medicamentos, toda vez que el sistema jurídico mexicano carece de disposiciones adecuadas para controlar los espacios técnicamente regulados y las facultades entre autoridades y agencias competentes, así como para evitar barreras económicamente injustificadas y el desvío de productos y capital producido a partir de mercados irregulares que fortalecen las prácticas de corrupción.3
No obstante, en México los esfuerzos tecnológicos se han visto materializados a nivel patentario por virtud de la gran cantidad de solicitudes de patente recientemente publicadas en los acervos del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, cuya estructura ha sido diseñada para cumplir con los requisitos requeridos por la Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial, los cuales esencialmente consisten en:
Constituirse de materia novedosa; encontrándose fuera del ámbito de protección aquellos documentos y publicaciones que forman parte del Estado de la Técnica.
Contar con altura inventiva; constituyéndose como materia cuya producción, esencia y resultados no resultan obvios para un técnico en la materia con conocimientos promedios.
Poseer aplicaciones industriales en uno o más campos determinados.
De ese modo se espera que, a nivel nacional, los procesos de producción, los productos e incluso los diversos efectos de los desarrollos farmacéuticos que involucran componentes y derivados del cannabis, permitan maximizar no solo las actividades tecnológicas y comerciales de la industria farmacéutica, sino también la accesibilidad de productos farmacéuticos para quienes sufren enfermedades cuyo tratamiento requiere de alguno de los alcaloides comprendidos en la planta de cannabis.
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