REFLEXIÓN POÉTICA DESDE ESPAÑA
COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO
*Víctor Corcoba Herrero/Escritor español
EL CALVARIO DE JESÚS VIVE HOY
(Veámonos y revivámonos, en aquellas personas,
que hoy portan la cruz del sufrimiento)
I.- EL INNATO DESEO DE PURIFICARME
Sobre el horizonte, los brazos abiertos de Cristo,
cubiertos de plegarias, recubiertos de súplicas,
avivando fuerzas, reavivando savia, ¡redimiendo!
El crucificado nos abraza a todos, no excluye.
Reanímame Señor, llévame contigo, ¡libérame!
Fortaléceme Señor, levántame ahora, ¡sálvame!
Rejuvenéceme Señor, vivifícame, ¡acóg
eme!(Veámonos y revivámonos, en aquellas personas,
que hoy portan la cruz del sufrimiento)
I.- EL INNATO DESEO DE PURIFICARME
Sobre el horizonte, los brazos abiertos de Cristo,
cubiertos de plegarias, recubiertos de súplicas,
avivando fuerzas, reavivando savia, ¡redimiendo!
El crucificado nos abraza a todos, no excluye.
Reanímame Señor, llévame contigo, ¡libérame!
Fortaléceme Señor, levántame ahora, ¡sálvame!
Rejuvenéceme Señor, vivifícame, ¡acóg
La cruz nos enseña a no temer de los fracasos.
Liberado de estas cuerdas que ahorcan y matan,
por la siembra de dobleces vertidas unos en otros,
deseo purgarme, sentirme verso, concebirme vida;
porque al fin, ¡vivir es dejarse morir por los demás!
II.- ANGUSTIA DE TRANSFORMACIÓN
Siento angustia de no responder a la llamada,
me inquieta no corresponder al amor de Jesús,
me turba que aquello que nos precede, se canse,
pues abatido el corazón, el mal nos amortaja.
Hay que enmendarse, no dejemos pasar el tiempo,
corregirse y hacerse luz es convertirse en estrella;
hallarse consigo, unirse, fundirse hasta fusionarse,
es un modo de iluminar nuestros malos instantes.
Cuanto más nos dejemos fascinar por el buen ser,
más lograremos experimentar el sosiego interior,
pues transfigurados en el donarse, todo embellece;
y, convertidos en baladas, la eternidad es nuestra.
III.- LA APASIONADA VOLUNTAD DE REUNIRNOS
Jesús nos llama en todo momento y cada amanecer,
a unirnos y a reunirnos en su beatífico nombre;
no importan las miserias, Él las depura y purifica;
tampoco afectan las caídas, Él nos eleva y florece.
Sólo hay que dejarse abrazar por esa mística cruz,
que todo lo conduce y reconduce en el querer,
en el dejarnos conciliar y reconciliar por su verbo,
en el abandonarnos en sus pasos y en seguirle.
Sentir compasión por las llagas del Crucificado,
abrigar la reconstrucción de un mundo más justo,
es hacerse más humano, es rehacerse más divino,
pues tras los desengaños, siempre llega la alegría.
Víctor CORCOBA HERRERO
corcoba@telefonica.net
21 de marzo de 2020.-
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