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Libertinaje de
la expresión
Apolinar Castrejón Marino
¿Y por qué decimos “Ten cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad? Bueno este es un proverbio oriental relacionado con los cuentos infantiles, que invariablemente terminaban con unas moraleja.
Es aplicable a muchas situaciones, y hoy vamos a aplicarla a la libertad de expresión, que es un requerimiento de la sociedad, pero que en ocasiones suele conllevar grandes riesgos.
La libertad de expresión apoya el derecho del individuo para externar sus opiniones e ideas… aunque a veces no es convenie
nte decir todo lo que pensamos.
Para evitar la verdad, se inventó la diplomacia, que utilizan los políticos para ocultarnos las malas noticias y sus más negros propósitos. En nuestra vida cotidiana también utilizamos los eufemismos, para disfrazar palabras feas y asquerosas.
Los políticos utilizan la expresión “gentes con experiencia acumulada”, para nombrar a los viejos, “Los que menos tienen”, para los pobres, y “Mi pasión es servir” para disfrazar sus intenciones de robar.
Aplicamos el término “Gordibuenas”, para nombrar a las lonjudas que nos provocan deseo sexual. “Bubis”, “popó, y “pirrín” son eufemismos que utilizamos para no nombrar las cosas por su nombre real. ¿Por qué recurrimos a estas mentiras? Pues porque la verdad a secas es incómoda.
La libertad de expresión se reconoce como un derecho en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) y en el derecho internacional de los derechos humanos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
El filósofo, político y economista inglés John Stuart Mill, anticipándose a los conflictos que pudiera ocasionar a quienes se atrevieran a expresar todos sus pensamientos, en su libro “On Liberty”, dijo que “…para poder ejercer la libertad de expresarnos sobre cualquier ciudadano, se debe pensar en evitar daños a otros”.
Las limitaciones comunes a la libertad de expresión se relacionan con difamación, calumnia, obscenidad, y perjurio. Los gobiernos también proscriben expresiones de sedición, incitación, y pornografía.
Con la evolución de la era digital, los límites de la libertad de expresión han sido rebasados definitivamente, y los gobiernos se esfuerzan en mantener la información clasificada, los de derechos de autor, y los secretos comerciales a salvo.
El Proyecto Escudo Dorado, es una iniciativa del Ministerio de Seguridad Pública del gobierno chino para filtrar los datos potencialmente peligrosos. Y el derecho al olvido, es una legislación reclamada por los españoles para desaparecer sus datos e información comprometedora, de los buscadores de internet.
Sin embargo, es el mismo gobierno, el que ha abusado de los medios de comunicación masiva para infundir temor en la población, con datos alterados de investigaciones, como el “calentamiento global”, que utilizó el político estadounidense Al Gore para su campaña hacia la presidencia de su país. Y también han sobrevalorado “investigaciones” y “estudios” de científicos y expertos, como Albert Einstein y Stephen Hawking.
El boom de la publicidad masiva en los años sesenta, llevó a muchas empresas, a estimular la venta de sus productos, a través de la capacidad de seducción de la imagen basándose en el viejo proverbio chino que reconocía que “una imagen vale más que mil palabras”.
Volviendo al refrán con que iniciamos este comentario, vamos a señalar que la libertad de expresión, porque ¿Quién va a decirnos como se roban los recursos naturales del país? ¿Cuándo van a decirnos cuánto cuestan las giras del gobernador? Y ¿Cuándo va a dejar de minimizar el gobierno las cifras de la delincuencia?

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