ARTÍCULO CON FOTO

Presidente Álvaro Obregón
Apolinar Castrejón Marino
Álvaro Obregón fue un militar mexicano de la época revolucionaria, que estuvo al servicio del gobierno, primero de  Francisco I. Madero, y luego de Venustiano Carranza.
Fue un personaje pintoresco. En junio de 1915, durante la Batalla de Celaya, una bomba le arrancó el brazo derecho, dejándolo manco. Después de las intervenciones quirúrgicas, se trasladó a convalecer en Lagos de Moreno, Jalisco. Hasta ahí llegó uno de sus oficiales, que había viajado a la Ciudad de México.
Obregón le pidió noticias de la capital del país, y también quiso saber que se decía de él. El ofic
ial, un poco apenado le dijo que se decían muchos chismes de su persona. Picado por la curiosidad, le dijo que cuales eran esos chismes. Que se los dijera sin omitir nada. Y el militar le contó que había rumores de que había quedado muy mal de su herida del brazo, y que “…hasta dicen que le supura”.
Como si le hubiera picado un alacrán, Obregón replicó entre gritos: “¿Supura? Supura madre, hijos de la chingada. Les voy a hacer tragar sus palabras a balazos”.
Las clases dominantes de México, admiraban su valor e inteligencia, porque logró aplacar las protestas combatiendo a los revolucionarios, Pancho Villa, Emiliano Zapata, y Pascual Orozco, y le concedieron el derecho de ser Presidente de la República.
En marzo de 1919, el presidente del Partido Laborista Mexicano, Luis N. Morones, le ofreció enarbolar su candidatura por la Presidencia. Mediante los pactos y acuerdos convenientes, asumió el poder para el periodo del 1 de diciembre de 1920, al 30 de noviembre de 1924.​
Al terminar su periodo se presentaron como candidatos a sucederlo, Adolfo de la Huerta, y Plutarco Elías Calles. “Haiga sido como haiga sido”, Calles se sentó en la silla presidencial para el período 1924-1928, y Obregón se retiró a la vida privada a su hacienda en Siquisiva, Sonora. Pero las cosas de la agricultura no iban bien y lo obligaron a regresar a Huatabampo, donde compró la hacienda “Quinta Chilla”.
A mediados de 1924, fuese por voluntad personal, o por la actitud favorable de sus amigos y colaboradores, y gracias a las leyes de la época, decidió reelegirse. En enero de 1927, la constitución mexicana fue reformada para permitir la reelección, y Obregón declaró públicamente su intención de competir por la presidencia nuevamente. Inició alegremente su campaña, y el 17 de julio salió a comer, invitado por los diputados del estado de Guanajuato, en el restaurante “La Bombilla”, ubicado en San Ángel, en la Ciudad de México.
Así, andaba constantemente en público, dejándose consentir. Hasta que un fanático y “artista” cristero, de la legión de Cristo Rey, decidió acabar con sus ambiciones, metiéndole 6 balazos entre pecho y espalda, cuando estaba comiendo en el restaurante “La Bombilla” de la Ciudad de México.
Entre tanta gente, nadie desconfió de un dibujante que dijo llamarse José de León Toral, que pretendía hacer dibujos de los asistentes.  Hizo dibujos en borrador a varios diputados, y con cierta “naturalidad” le pidió permiso al candidato Obregón, para hacerle un retrato.
Empezó a hacer un boceto de Obregón de perfil, y al momento de acercarse para mostrárselo, sacó su pistola y le metió seis disparos. El político cayó muerto al instante, golpeando su cara contra la mesa, y luego rodó hacia el piso.
El asesino fue rápidamente detenido y algunos policías intentaron matarlo, pero el diputado Ricardo Topete le salvó diciendo que era importante mantenerlo con vida para esclarecer el crimen.
Obregón tenía muchos enemigos políticos, y el atentado les dio la oportunidad de eliminarlo, echándole la culpa a Toral. Hay testimonios de personas que dijeron haber escuchado varios tiros, pero no sabían si efectivamente lo fueron, o eran sonidos de la orquesta que tocaba la canción “El limoncito”, que le gustaba mucho a Obregón.
Álvaro Obregón nació el 19 de febrero de 1880 en Navojoa, Sonora, y fue asesinado el 17 de julio de 1928, en la Ciudad de México. En 1960, el historiador mexicano Antonio Rius Facius exigió la revisión del cadáver de Obregón, y resultó que el cuerpo presentaba orificios de bala de diferentes calibres.
El periódico Excélsior publicó el reporte de la nueva autopsia, en donde se encontraron heridas de diferentes calibres, inclusive de rifles de largo alcance. En su tiempo, fue ocultada esa información por el General Plutarco Elías Calles, entonces presidente de México.
Aarón Sáenz, quien fue secretario de Obregón, se encargó de convencer al Presidente Lázaro Cárdenas de construir un monumento en honor del general asesinado, en el sitio de su muerte, y transformar el restaurante español “La Bombilla” en un parque público.
En el interior del restaurante, se exhibió durante muchos años, un frasco con formol y en su interior, la mano cercenada del Obregón, hasta que sus familiares la retiraron para llevarla a reposar a  Huatabampo.

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