ARTÍCULO

Las manchas
del quijote
Apolinar Castrejón Marino
Usted sabe que la información de muchos personajes de la historia, de la literatura y del arte ha sido alterada, de manera accidental o deliberada.
Esto deja en evidencia a muchos eruditos que presumen tener amplios conocimientos de la vida y obra de las personas sobresalientes de la sociedad, y en franco ridículo a esos “catedráticos” que hablan de ellos como si hubieran estado con ellos o fueran sus “cuates”.
Pero el personaje más “manoseado” por los historiadores y literatos, es el escritor español Miguel de Cervantes Saavedra. Las enciclopedias y los libros de literatura aseguran que es genio de las letras hispánicas, y que su obra “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” es la obra cumbre de la literatura española.
Pero ¿Cómo se asegura tal cosa? Un sondeo obtenido de la población de habla española, demuestra que poca gente ha leído El Quijote. Y lo peor del caso es que mucha gente acostumbra mencionarlo, por lo que ha escuch
ado de Cervantes o de su Quijote.
Nos referimos a esos falsos cultos, que a la menor oportunidad mencionan la falsa cita “Ladran los perros sancho, señal de que avanzamos”, que no está en ningún lado de la obra.
También tenemos la fecha de 23 de abril considerada tan importante como para haberla tomado para celebrar el “Día Internacional del Libro”, pero cuya falsedad se pone de manifiesto con una mirada a la historia para precisar que debido a la diferencia del calendario gregoriano con el calendario juliano, la fecha es completamente inexacta.
Otros datos que han sido flagrantemente alterados son respecto a su genialidad para escribir, pues los criterios de gramática y expresión escrita, que tanto admiramos no existían en el siglo 16 en que vivió Cervantes.
Definitivamente esa obra que muchos hemos leído y disfrutado es el producto de los editores e impresores del siglo 18, quienes se encargaron del arreglo según la morfología, y también agregaron los firuletes, las virgulillas, y tildes.
Aunque usted no lo crea, Cervantes escribía de corrido, sin separar las palabras, y tampoco utilizaba los signos de puntuación. En esa época había mucho analfabetismo, y los que sabían leer y escribir, lo hacían sin sujetarse a las reglas actuales. Por ejemplo, el lenguaje castellano solo utilizaba 18 letras, y las reglas de conjugación de los verbos, aún no se habían generalizado.
No es por alarmarlo, pero el investigador de origen catalán, Luis María Mandado, Miguel de Cervantes no nació en Alcalá de henares, sino en Valencia, y su nombre era Miguel Servent. Y El Quijote no fue escrita en castellano, sino en Catalán.
Sucede que el señor Mandado tuvo acceso a los archivos de la Inquisición Española, y ahí encontró que posteriormente a la muerte de Cervantes, la inquisición mandó traducir El Quijote al castellano, con el sano propósito de “hacerle algunos arreglos”; y luego quemó los originales.
En Italia, hay hasta un Instituto de Nova Historia, llamada “La Generalitat”, que se especializa en releer la historia, apoyada por ciencias formales como la psicología y la sociología, y con sus estudios ha desmentido las versiones “oficiales” de personajes como Cristóbal Colón, Erasmo de Rotherdam y Santa Teresa de Ávila, quienes eran de origen catalán.
Y de los cuales hablaremos en otra ocasión.

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