COLUMNA

Carpeta Roja
Tino Gatica
Asesinatos por encargo, asesinatos por placer, asesinatos por ajuste de cuentas...
En las redes digitales (sociales en consecuencia) se han estado difundiendo videos de personas (sin etiquetas) que forman parte, al parecer de grupos delictivos, asociados necesariamente al narcotráfico o bien en otras categorías delictivas, por decir lo menos. Cuando se cometen estos delitos (homicidios) quien está grabando, forma parte de esta cadena delincuencial, cuando no es el jefe o líder de ese grupo. También, por mi formación de periodista, he confirmado que en las red
es se tienen  muros o blogs que se engolosinan con estos delitos, ya como perpetradores, “mandamases” o simplemente en el regodeo de su propia perturbación mental. Todos estos supuestos son eso, supuestos, pues al respecto no se tienen muchos estudios que aborden el efecto pernicioso de las redes en relación al asesinato como tal, sino que lo tratan como una mala influencia en la mente, aunque de ahí se derivan los comportamientos. Estos videos en donde se graban las ejecuciones en todas sus formas violentas de personas, como es despedazar, cortar, arrancar con machetes, cuchillos o sierras; ahorcar con sogas o cuerdas, ahogar con bolsas de plástico, o bien balacear hasta vaciar la carga de una pistola o ametralladora a personas inertes o indefensas, haciéndeose apología de esos delitos, tiene los fines de provocar miedo, temor, parálisis, para continuar causando daños colaterales a las personas que forman parte de nuestra sociedad, es decir poder seguir extorsionando a empresarios, comerciantes, vendedores, prestadores de servicios, o hasta para inhibir las acciones de las personas que tienen una investidura de autoridad, como puede ser un alcalde, una regidora de Cabildo, un gobernador, una mujer policía o un almirante de la Marina. Ya mucho se ha dicho sobre los causales o  motivaciones que tienen las personas que se enrolan, se meten, son forzadas o sometidas e integrarse a estas bandas delictivas, esto desde el lado de quienes “aceptan” esta condiciópn, pero también exsisten otras que lo hacen por un insano placer, placer de sentirse un dios, o como una manera de adquirir un respeto mal entendido o para hacerse ricos, sin pensar en que mañana pueden sufrir lo mismo: una tortura antes de ser asesinados. Este tema es propicio para replantearse qué nos ha pasado en nuestra familia, en nuestro entorno y en nuestra sociedad, esperando un cambio de timón siempre para bien, admitiendo que se tiene que acompañar a nuestras autoridades en un momento crucial, como es este primer año de gobierno de una administración propuesta desde la aparente izquierda. Es parte de nuestra responsabilidad exigir nuestros derechos, pero también asumiendo nuestras obligaciones, esperando que en este primer rendimiento de actividades ante una sociedad dolida, lesionada por tanta violencia podamos ser parte de un cambio, sobre todo en el asunto de la violencia galopante, pues siempre es saludable tener ánimo positivo de que en algo se puede modificar nuestra familia y nuestro entorno de convivencia laboral y social. (Comentarios: dacnificados@outlook.es).

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