ARTÍCULO

No libertad
de expresión
Apolinar Castrejón Marino
En México, no puede hablarse libremente de la homosexualidad, ni de los actos vandálicos de los “ayotzinapos”, ni del aborto, ni de los migrantes; salvo que esté “a favor”.
Los códigos de conducta del mundo globalizado, han establecido limites muy estrictos a lo que se puede decir, y lo que no. Pero esta censura no es impuesta por un gobierno tiránico u opresivo, sino que es cuidadosamente administrada por los “comunicadores” de prensa, televisión y radio, desde sus casas editoriales. 
Este muro o barrera infranqueable, nos ha trasladado a vivir en un mundo de ficción donde todo es correcto y positivo. Nos recuerda el pre enunciado con que iniciaba sus asambleas una organización multinacional que ordenaba: “Despojémonos de dudas, rencores, resentimientos  prejuicios, y sobre todo, del renc
or tengamos contra nuestros semejantes”.
O los discursos de los “jefes”, impuestos por el gobernador de Estado de Guerrero -como pago de favores, familiares, y complicidades políticas-,  quienes a pesar de ser ellos mismos unos inútiles e ineptos, se llenan la boca “aconsejando” a sus subalternos: “...cuidemos nuestro trabajo y olvidemos nuestros problemas personales. Al entrar a nuestro centro de trabajo, dejemos nuestros asuntos personales en la puerta y trabajemos siempre con una sonrisa”.
Pero en la vida cotidiana nada es realmente pacífico, ni gratuito, ni somos iguales, pues las diferencias de clases, de capacidad económica, de riqueza y de pobreza, mantienen las diferencias desde tiempos inmemoriales.
Resulta paradójico, que los “periodistas” y “comunicadores”, cuya labor por definición es la de informar a la sociedad, y comunicar a unos sectores con otros, en la actualidad son los principales obstaculizadores de la libertad de expresión. Se les denomina “medios de comunicación” o con el anglisismo “Mass Media” y son quienes impiden a la gente decir lo que realmente piensa o cree.
Esos medios de manipulación han establecido relaciones de complicidad con las tribus urbanas más feroces, como los homosexuales con su brazo ejecutor, el movimiento #MeToo que inició en octubre de 2017, cuando invadieron el campo cibernético –de las redes tecnológicas- con denuncias de agresiones y acoso sexual, iniciando con las acusaciones contra el productor de cine Harvey Weinstein.
Para enero de 2018, un grupo de más de 300 actrices y actores de Hollywood como Meryl Streep, Natalie Portman, Emma Stone, Eva Longoria, entre otras, conformaron el colectivo #Time’sUp, al que ingresaro sus aportaciones a un fondo para ayudar a mujeres víctimas de agresiones sexuales. En su record se cuenta la muerte de un cantante, y ahora están amenazando al gobernador de Puerto Rico.
Primero, les aseguramos que la destitución del gobernador no resolverá en nada sus pretensiones -de equidad de género- que pretende imponer su modo de vida LGTB para que sea aceptado, y que le digan a los demás como vivir.
Y segundo, les recordamos que una sociedad reprimida, es una sociedad inconforme, y esa inconformidad se puede manifestar de manera y forma inesperadas. Y a la gente no les podrán imponer algo que les desagrade y que reprueben…con razón o sin ella.
No habrá una ley que obligue al presidente de Estados Unidos que acepte y quiera a los mexicanos, o que la gente en México, tolera a los homosexuales, y tampoco podrá haber una ley que obligue a los mexicanos estar conformes con los desmanes y destrucción de los “estudiantes” de Ayotzinapa.  
Como una el título de una comedia de la televisión norteamericana “Simplemente, no te quiere”.

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