COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
FELICIDADES A NUESTRO GRAN AMIGO
ADOLFO CALDERÓN NAVA, HOY CUMPLE AÑOS

Adolfo Calderón Nava nació el 25 de enero de 1969 en la comunidad de Oxtoltitlán, municipio de Teloloapan, pero por motivos de trabajo y compromisos de agenda adelantó el festejo para este jueves, día de “verde” en Chilpancingo.
Fue dirigente del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG), ocupando el lugar número 30 como secretario general, desde aquel año de 1945 cuando el primer defensor de los trabajadores fue el siempre bien recordado maestro Benjamín Mora Chino.
En noviembre de 1013, cuando eran ya conocidas sus pretensiones sindicales, escribimos loo siguiente:
“Adolfo tiene como distintivo de vida, como carta de presentación la humildad, la formalidad, la educación, el carácter y hay que decirlo como es: Vale por su palabra. Un don de gentes que para sus compañeros es la garantía plena de que será uno de los mejores secretarios generales que conduzca a puerto de venturosa conquista laboral al SUSPEG, sindicato tan, pero tan necesitado de entrarle a una lucha formal que conquiste y reconquiste todos y cada uno de los beneficios a que tiene derecho la clase laboral suriana, radicando su esperanza en el nuevo líder”.
Esa modesta pero muy sincera apreciación periodística no estaba equivocada porque cuatro años después, cuando Adolfo entregó los bártulos ha sido y es calificado como uno de los mejo
res dirigentes que ha tenido esa poderosa agrupación gremial en el estado de Guerrero.
Tanta fue la trascendencia de su trabajo que fue llamado por su Partido Revolucionario Institucional para ser candidato a regidor por el ayuntamiento de Chilpancingo, cargo en el que se desempeña en la actualidad y donde con su don de gentes, su experiencia como ex dirigente gremial y su entusiasmo y gratitud por todo lo que le ha dado Chilpancingo, está sirviendo a la ciudadanía con mucho empeño.
Son sus padres don Carmelo Calderón Urióstegui y doña Rosa Nava Palomares. Su esposa es la respetable señora Edith Jiménez Jiménez, y sus hijas son Julisa, Heydee y Alondra Calderón Jiménez”.
Con él son cinco hermanos: Ignacio, Adolfo, Susana, Hortensia y el último es Jaime Calderón Nava.   
Adolfo estudió preescolar, primaria y secundaria en Oxtotitlán, municipio de Teloloapan; el Bachillerato lo realizó en Xoxocotla, Morelos (cerca de Zacatepec), estudiando en un Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario. Al terminar su carrea como Técnico Agropecuario se acercó a las autoridades educativas de Guerrero quienes le proporcionaron 15 horas de enseñanza con Tecnología en la comunidad de Tlanicuilulco, municipio de Quechultenango donde estuvo laborando cinco años, luego decidió seguir superándose, gracias al apoyo de doña Rosita Nava Palomares, su mamá, quien siempre le motivó. Por ello es que se inscribió en la Normal Superior “Benito Juárez” de Cuernavaca, donde hizo la Licenciatura en Ciencias Sociales.
Después de 16 años de estar frente a grupo ingresó a la Sección 52 del SUSPEG (Secundarias) como Secretario de Finanzas de esa Sección donde estuvo dos años, posteriormente se vino el proceso electoral en el Comité Central Ejecutivo donde ganó Luis Román Miranda (2005) y lo invitó a colaborar, lo instaló en la Secretaría Privada desde donde conoció la problemática del SUSPEG y pudo relacionarse con la estructura sindical a nivel estatal.
Adolfo Calderón Nava ha logrado aprovechar los cargos que ha tenido, para hacer amigos y para servir a sus compañeros. En la actualidad, en la regiduría del municipio de Chilpancingo está cultivando una gran cantidad de amistades y está sirviendo a los pueblos y colonias en todo tipo de gestoría que puede realizar.
Casi nunca se encuentra en sus oficinas debido a que anda recorriendo las fuentes de trabajo en todos los pueblos que conforman el municipio de Chilpancingo y es admirable el trabajo que realiza. Un señorón de lo más humilde que uno pueda imaginar, pero dueño de una gran personalidad que sólo la da la gente, el pueblo, los compañeros que lo ubican como un incansable servidor público.
¡Enhorabuena, mi querido amigo Adolfo y que Dios te dé mucha más fortaleza para seguir sirviendo al prójimo: Felicidades!
 Entrevista de Héctor Contreras Organista   
-22 de noviembre de 2013-
Hace unas horas dialogamos con nuestro amigo Adolfo Calderón Nava. Pretende ser secretario general del Sindicato Únicos de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG), entidad de defensa laboral fundada en Guerrero en 1945 y que aglutina a casi 30 mil trabajadores del gobierno del estado, maestros, principalmente, burócratas, empleados de instituciones descentralizadas y cuya historia sindical es de lucha, de un constante batallar.
Veintinueve han sido los dirigentes que desde 1945 a la fecha han desfilado por esa titularidad histórica. Desde el legendario y querido maestro Benjamín Mora Chino hasta el actual secretario, David Guzmán Sagredo, por lo que si las votaciones le favorecen el próximo viernes 29 de noviembre, como no hay duda que así sucederá, Adolfo Calderón Nava ocupará el lugar número 30 como secretario general del SUSPEG.
-Al mismo Adolfo agradecimos la oportunidad de dialogar con él y le preguntamos: ¿Quién es Adolfo Calderón Nava?
“Mi estimado Héctor, gracias a ti por esta entrevista y este acercamiento. Adolfo Calderón Nava nació el 25 de enero de 1969 en la comunidad de Oxtoltitlán, municipio de Teloloapan, es una persona que ha venido preparándose, dar lo mejor de sí mismo y hoy en día la confianza que nos hemos ganado es en base al trabajo, la responsabilidad y a la confianza que nos han brindado las personas que nos han puesto en los espacios de las dos dirigencias dentro del Comité Central Ejecutivo”.
-Hazme favor de darme en el nombre de tu familia, de tus padres, de tu esposa, de tus hijos y hermanos…
-Adolfo, hay tres momentos importantes en la vida de quien pretende ser secretario general del SUSPEG: En el que reflexionas y dices: Yo puedo. En el que dices: Yo quiero y el tercero es la consulta con la familia. Supongo que es así, ¿tú, cómo los viviste o los vives?
“Mira, Héctor. Al ingresar al Comité Central Ejecutivo me internaba desde las ocho de la mañana, yo sabía cuál era mi responsabilidad. No salía hasta diez o doce la noche, hasta que dejaba acomodado el último documento y resuelto el último problema de ese día. Desde ese momento la familia comienza a resentir y dice: Bueno, ya nos olvidaste, ya no estás con nosotros. Sin embargo yo soy una persona que cuando me dan un encargo trato de no quedar mal y para mí era una gran satisfacción servir a mis compañeras y compañeros. Yo hablaba con mi esposa y con mis hijas de tal manera que ellas entendieran que era una oportunidad que me estaba dando la vida pero que me estaba dando una persona a la cual yo no podía defraudar, más sin embargo ellos no dejaban de aprovechar cualquier momento para decirme: nosotros estamos, existimos.  Pero ese afán de servir en mi lo traigo gracias a mis padres, sobre todo a mi madre que ella siempre nos inculcó valores. Valor de la responsabilidad, de cuando alguien te encomienda algo, tienes que cumplirlo. Entonces en mí de ahí nace ese espíritu de servicio y le decía a mi esposa y a mis hijas: Ténganme confianza, yo quiero cumplir con la responsabilidad que me dieron. Ellos se fueron acostumbrando a mi ritmo de trabajo, llega el momento en que termina ese periodo, mi intención era continuar en el Comité Central, en algún otro espacio para poder seguir sirviendo. Por mi mente no pasaba la secretaría general, era el momento de quedar bien con la persona que me había dado la confianza.
Después de que viene el proceso jurídico entre los dos candidatos del proceso anterior, de Héctor Acevedo con David Guzmán, me vuelvo a involucrar. Me invita David (Guzmán Sagredo) a que no lo dejara, que lo acompañara porque yo conocía y tenía el acercamiento con las estructuras y se necesitaba de los secretarios seccionales y se necesitaba de los delegados al Congreso para poder seguir dando la batalla en el Tribunal, en lo jurídico, porque era una guerra de dimes y diretes, que si era David que si era Héctor.
Desde ese momento, yo me acuerdo, tengo bien presente, Héctor, de que me hablaba David: Vamos, acompáñame a tal lugar o te encargo este asunto, te encargo el otro. Y en una ocasión, yo recuerdo que estábamos en la casa a punto de salir con mi familia, a comer. Era un sábado. Y entra la llamada a mi teléfono y me dice David: ¿Sabes qué? Quiero que me acompañes. ¿Dónde estás? Estoy en la casa. Y yo estaba ya fuera de la casa, íbamos a comer con mi familia. Y me dice: te espero en quince minutos en tal lugar porque vamos a Acapulco a seguir negociando para que logremos el propósito.
En ese momento le dije a mi familia: ¿Saben qué? Lo siento mucho. Nos regresamos, habrá más tiempo. Y ahí mi hija me dijo: (En esta parte de la entrevista Adolfo Calderón Nava no siguió narrando. Se le humedecieron los ojos y guardó silencio, recordando emocionado aquella anécdota con su esposa e hijas… Luego de unos minutos, continuó refiriéndonos su vivencia): Me dice mi hija Heydee: Papá, mejor tú deberías ser el secretario (un nuevo largo silencio y emoción muy humana), para luego agregar con honestidad: Ahí entró la idea de Adolfo y decir: ¡Tiene razón!, ¿Por qué no? Conozco el sindicato, conozco los problemas, hay confianza. Vamos a trabajar”.
-Adolfo, es una anécdota muy preciada para tu familia y para ti, ¿de algún modo crees que es Dios quien manda sus mensajes por medio de los hijos?
“Yo tengo mucha fe en El. Creo mucho en El. Me lo han inculcado desde que yo era muy chico. Nunca he perdido la fe y creo yo que se manifestó en ese momento en mi hija. Fue algo que me motivó a seguir luchando en ese proceso jurídico que tanto daño hizo a las compañeras y compañeros y yo me llevé grabadas aquellas palabras, dije: Tiene razón. Me fui al encuentro con David y nos fuimos a Acapulco, y eso fue lo que a mí me dio fuerza. Y siempre tuve la confianza y la fe de que David iba a quedar como secretario general, porque yo siempre dije: No robamos, no matamos, no le hicimos daño a nadie, es algo que se logró con trabajo y con el esfuerzo de todos los que confiaron en el proyecto de David y en los que han confiado en quienes estamos cerca de David y de ahí en adelante, Héctor, el trabajo de un servidor fue incansable, en el sentido de no defraudar la confianza, esa confianza que nos han dado y que los principios que traemos son fundamentales y esos valores los traemos de la casa”.
-Y esos valores, esos principios los has esparcido a lo largo de tu servicio a favor de tus queridos compañeros en las diferentes posiciones que has estado en el SUSPEG.
“En primer lugar, Héctor, para mí, tiene un valor incalculable el respeto. El respeto todos lo merecemos, y la gente las compañeras y compañeros merecen ese respeto, sobre todo en las atenciones que se les han brindado en los momentos que se acercan a un servidor y sobre todo yo siento que la gente no merece ser tratada mal, todos merecemos ser tratado de lo mejor. He escuchado a mucha gente, a los compañeros que los hemos tratado como seres humanos, como compañeros. Les he dicho en mis discursos: Adolfo es un suspegista más, es un compañero más, es un agremiado más, en él no existe la soberbia, en él existe la humildad. He manifestado que la humildad y el intelecto son compatibles. Hay que poner adelante la humildad y el intelecto es para resolver la problemática pero en la atención a la gente la humildad es importante, incalculable. Entonces, es lo que la gente ha recibido de Adolfo, esa atención, esa confianza, y sobre todo, en la medida de las posibilidades hemos ido resolviendo la problemática que me han solicitado, que me han pedido. He dicho abiertamente en mis mensajes también que tal vez no tenga un discurso elocuente pero traigo una disposición de escuchar y atender las necesidades, la problemática de las compañeras y compañeros. Y como les decía, lo traemos desde la casa, Recuerdo, y lo he comentado en algunas asambleas, que mi papá se iba a Estados Unidos, a ganarse la vida para que nosotros estudiáramos. Mi mamá era la que se encargaba de la educación. En el tiempo de siembras mi papá estaba en Estados Unidos y nosotros salíamos de vacaciones de la escuela y la gente se iba al campo, a sembrar a trabajar y mi mamá le decía a los señores: Oye, ¿no tienes trabajo para Adolfo? Llévatelo a trabajar aunque no le pagues, lo que no quiera que sea, un delincuente, que sea un ratero, que sea una persona de malos hábitos. Que sea una persona de bien, de respeto. Y sí, me mandaba y no me pagaban. Lo que ella quería es que yo estuviera ocupado y que el día de mañana yo fuera una persona responsable, y sobre todo que no tratar de defraudar la confianza, primeramente de ella. Traté de no defraudarlo y hoy en día, de las personas que confían en mí tratamos de no defraudar esa confianza”.
-¿Tus padres viven?
“Afortunadamente y gracias a Dios viven los dos”.
-¿Tienes hermanos?

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