ARTÍCULO

República de México
 Apolinar Castrejón Marino
La vocación pacifista de México solo es un mito, pues en todos los tiempos, las guerras y los pleitos, han sido frecuentes. Desde la antigüedad, las tribus y pueblos se la pasaban peleando, y a la llegada de los españoles se desencadenó una etapa de luchas más encarnizadas.
3 siglos duró la dominación española, pero al fin, los mexicanos se dispusieron a sacar a los españoles del país. Después de 10 años de guerra y muchos miles de muertos, México se convirtió en una nación “independiente”, y con esto solo desencadenaron otros conflictos.
Unos deseaban tener un rey, y algunos hasta un emperador. Otros querían que esto fuera una república, por las noticias que llegaban desde Francia. Pero en realidad nadie sabía con precisión qué era eso.
El 31 de enero de 1824 en la Ciudad de Querétaro se reunieron delegados de todos los estados, quienes se habían dado el título de diputados. Y conformaron un Congreso Constituyente, el cual después de 76 sesiones estuvo listo para promulgar el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, que sería una República Popular Representativa y Federal, y tendría como primer presidente a Guadalupe Victo
ria.
Pero, esta Acta Constitutiva tenía dedicatoria. Pretendía conciliar los intereses de los insurgentes, el Ejército y la Iglesia, que eran los principales actores políticos. Como habían dejado fuera a la burocracia y los comerciantes, quienes ya tenían bastante fuerza, iniciaron protestas exigiendo beneficios.
Para aplacar tantas luchas, el general Agustín de Iturbide salió al frente de los sectores en conflicto, y les ofreció que encabezaría un gobierno que haría respetar sus derechos (privilegios). La fuerza Iturbide consistía en haber sido quien consumó la independencia mediante el Plan de Iguala, y luego formó el Ejército Trigarante, del cual se nombró comandante.
El día 27 de septiembre de 1821, fecha elegida por  Iturbide, por ser la fecha de su cumpleaños, “entró” Montado en un caballo negro a la Ciudad de México. Monarquistas y liberales, parecían querer vivir en paz, y la burocracia y los comerciantes querían integrar una defensa fuerte, para enfrentar un eventual intento de reconquista de los españoles.
El 21 de julio de 1822, a las nueve de la mañana, los miembros del Congreso y del Ayuntamiento ocuparon sus lugares, para entregar la corona imperial a Iturbide, y establecer el funcionamiento del imperio: el hijo primogénito del emperador, y sus hermanos, recibirían tratamiento de príncipe y alteza imperial, su padre sería el príncipe de la Unión, y su hermana María Nicolasa la princesa de Iturbide.
La Casa Imperial debería contar con mayordomo mayor, caballerizo mayor, y capitán de guardia. Los ayudantes del emperador serían, capellanes de S.M., capellán mayor, teniente de capellanía mayor, capellán privado. La familia real contaría con, confesores, predicadores, ayo de los príncipes, maestro de ceremonias, sumiller de palacio.
Otros cargos serían los mayordomos de semana, camarera mayor, dama primera y guardamayor, damas honorarias, camaristas, médico y cirujano de cámara de S.M., médico y cirujano de la familia imperial, maestro de los caballeros, pajes, maestro de los príncipes, pedagogos, ujieres de palacio, peluqueros, guardarropas del emperador y la emperatriz.
Iturbide se llenó de tanta ostentación, que se ganó el repudio general. Y el 1 de febrero de 1823, el general Antonio López de Santa Anna se levantó en armas contra su gobierno de Iturbide, en el puerto de Veracruz donde proclamó el Plan de Casa Mata.
El Congreso Constituyente declaró nula la coronación de Iturbide e inválidos el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. Así llegó a su fin el imperio, y de esta forma desaparecieron los instrumentos que habían servido de acuerdo y legalidad a la independencia de México.
La Nueva España no era un Estado ni parte de un Estado, ni nación, ni provincia de una nación. Varias provincias se proclamaron estados libres y soberanos, porque pensaban que no existía vínculo legal con las otras entidades.
Los habitantes, realmente no sabían las cuestiones de gobierno. La confusión y el desorden cundieron por todo el territorio, y México se encontró, nuevamente, en peligro de desaparecer y fragmentarse en muchas repúblicas independientes.
Guadalajara se opuso a seguir los lineamientos del centro y manifestó que no existía ordenamiento legal, pacto o convenio, que la obligara a acatar órdenes provenientes de la ciudad de México. Monterrey, Texas, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, formaron una Junta con objeto de separarse y formar una federación de pueblos independientes.
El general Antonio López de Santa Anna, se encontraba en Tampico, y se dirigió a la ciudad de México, y enterarse del desorden, a su paso por San Luis Potosí se proclamó protector de la federación, y la libertad de los pueblos para constituirse en territorios soberanos.
Otro día con más tiempito, hablaremos de más guerras.

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