COLUMNA
COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
Hace un año observé que la cantante Bersa Azabay convocaba por facebook a que le obsequiaran guitarras en las condiciones físicas que estuvieran. Una que otra estaba rota o le faltaba una pieza. Hubo un carpintero que le ayudó en dejarlas listas para usarse, y me tocó en suerte ayudarla en el traslado de los instrumentos a una Casa-Hogar para niños en el poblado de Alpuyeca, Morelos.
Cuando llegó fue recibida con alegría por el director y los alumnos a quienes les entregó las guitarras. Las afinaron de inmediato y comenzaron a tocar y a cantar, y Bersa cantó con ellos improvisadamente varias canciones, todos sentados en el piso de un corredor de la escuela.
Hace dos meses dijo: “Voy a grabar un disco con canciones dedicadas a la virgen de Guadalupe”.
Coleccionó en principio un listado de canciones, seleccionó, ensayó los cantos, acudió a un amigo que tiene equipo de grabación, consiguió una casa grabadora en la ciudad de México para concretar el esfuerzo, y hace unas horas que se está distribuyendo el disco, cada uno a 35 pesos.
Y agregó: “El dinero que se recaude va a servir para comprar frutas, dulces y se harán aguinaldos que quiero entregar como Navidad a niños pobres de algunas colonias el 25 de este mes, cuando llega la Navidad”. Y en eso está.
La noche del domingo pasado la acompañé a la catedral de la Asunción. Nos colocamos en una de sus puertas, y con el apoyo de un sacerdote que anda de misionero en África, pero que estaba celebrando misa, le dio oportunidad de anunciar que se estaban vendiendo discos con cánticos para la virgen de Guadalupe, y cantó en el altar el fragmento de una de las canciones y el público la escuchó. Saliendo de misa, la gente preguntaba: ¿Ella es la muchacha que cantó en la misa? ¡Sí! Ah, entonces deme un disco. Y los discos que llevó, se acabaron.
Y el dinero que se junte será para hacer aguinaldos y obsequiarlos a los niños pobres de las colonias de Chilpancingo…
A veces –o casi siempre- este tipo de triunfos de una persona que se desprende de todo, para dar, vale mucho más que una corona de laureles de la antigua Grecia, porque aquí el triunfo, el éxito, el logro, es para los demás. A ella le corresponde hacerse eco de su Señor, de su Pastor, de su Maestro para intentar halagar a los niños y arrancarles una sonrisa, un momento de alegría en una fecha tan especial como es la Navidad de 2018.
Bersa Azabay, te felicito por ser una triunfadora en el terreno de lo muy humano y de lo muy espiritual… ¡y con tanta sencillez!
En estos tiempos, afortunadamente se recicla y se vive el mensaje divino: “Mejor cosa es dar, que recibir”
Dios te siga bendiciendo
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
EL TRIUNFO, EL ÉXITO, LO MÁXIMO…
No hay nada mejor que triunfar.
Se triunfa cuando se tiene éxito: Éxito contundente.
Tal vez la máxima exaltación-coronación de los triunfadores venga de la antigua Grecia, cuando a los atletas vencedores de la Olimpiada se les adornaba la testa con un cerco o corona de hojas de Olivo, cortadas previamente por un niño de doce años de edad con un cuchillo de oro y en determinada región de aquél país.
Se inició reconociendo el valor de los deportistas, después se pasó a los poetas y al correr de los siglos se reconoce el triunfo de alguien que no sea precisamente atleta o bardo, pero que logre alcanzar el éxito.
En nuestros tiempos se ha reafirmado y multiplicado lo que hace siglos inició el Maestro de Galilea cuando dijo: “Mejor cosa es dar que recibir”, “Lo que haga tu derecha no lo sepa tu izquierda”, y luego surgieron frase parecidas: “Haz el bien sin mirar a quien”, “Da sin esperar nada a cambio”, etcétera.
Viene esto a cuento porque cada día, amanecer con vida es un triunfo, y quienes así lo consideran al abrir los ojos, pero quieren ser triunfadores de verdad, no piensan en el éxito personal sino en cóm
o intentar hacer felices a los demás.No hay nada mejor que triunfar.
Se triunfa cuando se tiene éxito: Éxito contundente.
Tal vez la máxima exaltación-coronación de los triunfadores venga de la antigua Grecia, cuando a los atletas vencedores de la Olimpiada se les adornaba la testa con un cerco o corona de hojas de Olivo, cortadas previamente por un niño de doce años de edad con un cuchillo de oro y en determinada región de aquél país.
Se inició reconociendo el valor de los deportistas, después se pasó a los poetas y al correr de los siglos se reconoce el triunfo de alguien que no sea precisamente atleta o bardo, pero que logre alcanzar el éxito.
En nuestros tiempos se ha reafirmado y multiplicado lo que hace siglos inició el Maestro de Galilea cuando dijo: “Mejor cosa es dar que recibir”, “Lo que haga tu derecha no lo sepa tu izquierda”, y luego surgieron frase parecidas: “Haz el bien sin mirar a quien”, “Da sin esperar nada a cambio”, etcétera.
Viene esto a cuento porque cada día, amanecer con vida es un triunfo, y quienes así lo consideran al abrir los ojos, pero quieren ser triunfadores de verdad, no piensan en el éxito personal sino en cóm
Hace un año observé que la cantante Bersa Azabay convocaba por facebook a que le obsequiaran guitarras en las condiciones físicas que estuvieran. Una que otra estaba rota o le faltaba una pieza. Hubo un carpintero que le ayudó en dejarlas listas para usarse, y me tocó en suerte ayudarla en el traslado de los instrumentos a una Casa-Hogar para niños en el poblado de Alpuyeca, Morelos.
Cuando llegó fue recibida con alegría por el director y los alumnos a quienes les entregó las guitarras. Las afinaron de inmediato y comenzaron a tocar y a cantar, y Bersa cantó con ellos improvisadamente varias canciones, todos sentados en el piso de un corredor de la escuela.
Hace dos meses dijo: “Voy a grabar un disco con canciones dedicadas a la virgen de Guadalupe”.
Coleccionó en principio un listado de canciones, seleccionó, ensayó los cantos, acudió a un amigo que tiene equipo de grabación, consiguió una casa grabadora en la ciudad de México para concretar el esfuerzo, y hace unas horas que se está distribuyendo el disco, cada uno a 35 pesos.
Y agregó: “El dinero que se recaude va a servir para comprar frutas, dulces y se harán aguinaldos que quiero entregar como Navidad a niños pobres de algunas colonias el 25 de este mes, cuando llega la Navidad”. Y en eso está.
La noche del domingo pasado la acompañé a la catedral de la Asunción. Nos colocamos en una de sus puertas, y con el apoyo de un sacerdote que anda de misionero en África, pero que estaba celebrando misa, le dio oportunidad de anunciar que se estaban vendiendo discos con cánticos para la virgen de Guadalupe, y cantó en el altar el fragmento de una de las canciones y el público la escuchó. Saliendo de misa, la gente preguntaba: ¿Ella es la muchacha que cantó en la misa? ¡Sí! Ah, entonces deme un disco. Y los discos que llevó, se acabaron.
Y el dinero que se junte será para hacer aguinaldos y obsequiarlos a los niños pobres de las colonias de Chilpancingo…
A veces –o casi siempre- este tipo de triunfos de una persona que se desprende de todo, para dar, vale mucho más que una corona de laureles de la antigua Grecia, porque aquí el triunfo, el éxito, el logro, es para los demás. A ella le corresponde hacerse eco de su Señor, de su Pastor, de su Maestro para intentar halagar a los niños y arrancarles una sonrisa, un momento de alegría en una fecha tan especial como es la Navidad de 2018.
Bersa Azabay, te felicito por ser una triunfadora en el terreno de lo muy humano y de lo muy espiritual… ¡y con tanta sencillez!
En estos tiempos, afortunadamente se recicla y se vive el mensaje divino: “Mejor cosa es dar, que recibir”
Dios te siga bendiciendo
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