COLUMNA
DH-1-07-18
Tino Gatica
Tino Gatica
Siguen los delitos de alto impacto en nuestro Guerrero
¿Qué hace diferente el asesinato de una persona “desconocida” a una poderosa? La respuesta tiene diversas variantes, hasta con interpretaciones, podría decirse multifactoriales en donde se le considera si era deportista, filántropo, empresario, artista, religioso, periodista, dirigente de organizaciones sociales…es decir que su actividad es visible, que promueve fuentes de empleo, que genera opiniones o marca una agenda. Y estos golpes de impacto estremecen porque son los que nos permiten darn
os cuenta de que en verdad no existe un verdadero Estado, o que éste demuestra burdamente su ineficacia. Que ya se le ha perdido la confianza por la que se pensó que quienes ocupan espacios de poder legitimados e institucionales dentro de esta estructura de Estado nos darían mejores condiciones de vida, mejor desarrollo y posiblemente hasta la mejora del nivel adquisitivo de nuestro dinero. Y pensar que se crearan reales fuentes de empleo, ya es otro sueño guajiro. Pero cuando es un empresario el que es asesinado supuestamente para robarle, es cuando se cimbran nuevamente estas anquilosadas instituciones, que no están acorde a las nuevas necesidades y condiciones tan apremiantes. Y lo peor es que para aparentar una respuesta oportuna, rápida, el jefe del Ejecutivo, el priísta Héctor Antonio Astudillo Flores sale a dar su versión de que ese asesinato del empresario (el de ahora de nombre César Zambrano Pérez) es derivado de un robo, pero sin que se den más pormenores, cuando lo elemental es quien debió salir a dar la cara era el vocero del Grupo de Coordinación Guerrero, pues ésas son sus funciones. Pero ahora, con la declaración del gobernador, él mis tendrá que dar todos los datos de las investigaciones que se desarrollen sobre ese nuevamente terrible crimen. Lo delicado de esa situación, es que se demuestra el grado de indefensión y vulnerabilidad en el que nos encontramos el gran porcentaje de habitantes del estado de Guerrero, en contrapartida con el exagerado equipo de escoltas que sí tiene el mandatario, así como su gabinete. No es desconocido para quienes cubrimos varias fuentes de información, saber que cada propiedad de los gobernantes en turno tienen vigilancia especial, con personal que sabe de asuntos policiacos, que incluso es “prestado” de las corporaciones policiacas o pagados por medio de las empresas de seguridad privada que se han multiplicado por decenas.Luego entonces, el hecho de que el mandatario salga a decir que el móvil fue el intento de robo de su vehículo, es que en consecuencia se tendrá que agendar otro día, lo antes posible, cuando ya se tengan resultados sobre el autor o los autores de ese delito, para que medianamente se recupere un poquitito de esa desconfianza natural a la que nos tienen acostumbrados. En tanto que esta clase de asesinatos de alto impacto siguen ocasionando zozobra ya no solamente entre el empresariado o liderazgos políticos sino que esta inquietud se extiende en quienes pudiendo invertir en el puerto de Acapulco, mejor prefieran orientar sus intereses a otros polos turísticos que sean generadores de confianza, de certidumbre, para crear fuentes de empleo y sean captadores de recursos económicos porque la industria sin chimeneas, para el caso de Acapulco no ofrece mejores oportunidades y expectativas, en la gente que con poder o sin éste intuyen que ya no tienen confianza en quien en sus compromisos de campaña nos ofreció un estado con orden y paz.¿Qué hace diferente el asesinato de una persona “desconocida” a una poderosa? La respuesta tiene diversas variantes, hasta con interpretaciones, podría decirse multifactoriales en donde se le considera si era deportista, filántropo, empresario, artista, religioso, periodista, dirigente de organizaciones sociales…es decir que su actividad es visible, que promueve fuentes de empleo, que genera opiniones o marca una agenda. Y estos golpes de impacto estremecen porque son los que nos permiten darn
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