COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
De periodismo para periodistas en el estado de Guerrero
En charlas de café, en pláticas de borrachos e incluso en comentarios de políticos, existe un concepto distorsionado sobre el quehacer periodístico, “que si aquel fulanito anda voceando y se dice periodista”, “que si aquella distribuidora vende periodísticos y se dice periodista”, “que si éste fotógrafo anda en todos los actos oficiales, con su camarota, toma que toma fotos ya es periodista”, “que si unas imágenes en la red publicadas son periodismo”, “que si aquel editor es periodista” y un largo “asegún” que tiene que ver con el oficio, el jornal o el apostolado del periodismo. Des
de mi muy particular punto de vista, el periodismo es ya una carrera en la que se debe de contar con los estudios necesarios que hagan cada vez más profesional nuestro quehacer. Y no es demérito de nadie porque para esto están bien definidos los oficios, pues dentro del engranaje social cada quien asume un rol, que desea, se apasiona o simplemente porque “quiso el destino” o las circunstancias. En nuestra sociedad, cada individuo va adquiriendo un conocimiento o una práctica laboral que lo inserta en la productividad, incluso lo mismo se considera hasta en lo ilícito. O sea cada ente va asumiendo una característica propia que lo integra a la  sociedad productiva. Por eso es que, en ese mismo tenor malicioso es que aquella persona que se integra a la política asume sin consideraciones que todo aquel fulano o fulana que se le acerca grabadora y ahora con teléfono celular en mano, al entrevistarlo ya es periodista. Pero no es así, ocurre que para comodidad de varios de ellos, considerar a destajo a quien ejercer el periodismo, lo debe de escrito, plasmado, primero en su versión impresa o bien en sus ediciones digitales, pero tiene que ser con mucho conocimiento y destreza en cuanto corresponde al contenido. La defensa que realizo constantemente, siempre verbal, me ha permitido ahora considerarlo como tema para publicarse, en este medio informativo que posee mis dos requisitos básicos antes descritos. Amén de su contenido, éste debe estar escrito, y usando las palabras adecuadas es que debe estar bien redactado y con el rigor periodístico. Y todo esto necesaria e imperiosamente se aprende en las escuelas, que al ser concebidas primero como teoría, su práctica permite tener dominio de la redacción, y continuar superándose. Esto ocurre, porque ahora que se tienen la tecnología a la mano y con las herramientas de trabajo, como lo es un teléfono celular, se cometen yerros para hablar, pues como la lengua no tiene hueso no importa si se afecta hasta al lenguaje. En el periodismo, aquel que está bien elaborado desde su origen, es gratificante porque demuestra la calidad de su creador. E insisto en que su versión impresa debe ser considerado doblemente meritorio debido a que quien gasta dinero debe ser recompensado en la preferencia con sus lectores o lectoras, en la compra de publicidad y hasta se considerado con más interés por los políticos, que han despojado de relevancia al reportero o periodista. Por eso es que se debe de tener la duda razonable si toda aquella persona que carga una cámara fotográfica o un teléfono celular de primera generación va a dar a conocer la versión, la entrevista de su entrevistado o entrevistada. Y hago este comentario, porque en actividades protocolarias u oficiales de cualquier político, se observan las parvadas de “reporteros” que quien sabe en dónde manden su información, porque de un cien por ciento, el quince por ciento es el que en verdad va a publicar el suceso, eso hablando en política, porque en otras fuentes que igual sirven de fuente noticiosa de inmediato se observa la ausencia o pocos reporteros cubriendo el hecho. Y de esto también me precio de conocer, porque afortunadamente a lo largo de mi quehacer periodístico he abordado diversos asuntos en donde está la mano del ser humano, sea hombre o mujer.

Comentarios

Entradas populares de este blog

𝗛𝗮𝘀𝘁𝗮 𝟯 𝗵𝗼𝗿𝗮𝘀 𝗮 𝗖𝗵𝗶𝗹𝗮𝗽𝗮

𝗗𝗲𝗷𝗮𝗿𝗼𝗻 𝗱𝗶𝗻𝗲𝗿𝗼 𝗮 𝗡𝗼𝗿𝗺𝗮 𝗢𝘁𝗶𝗹𝗶𝗮

𝗗𝗲𝗷𝗮𝗿𝗼𝗻 𝗱𝗶𝗻𝗲𝗿𝗼 𝗮 𝗡𝗼𝗿𝗺𝗮 𝗢𝘁𝗶𝗹𝗶𝗮