COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
El primer aprendizaje en las escuelas, que se tiene como médula espinal, es el conocimiento correcto de nuestro idioma, el español, aunque podría considerarse si nuestros idiomas originarios, es decir étnicos podrían aplicarse en cada región de todo nuestro país, aunque de antemano sé que sería de una enorme dificultad, aunque en lo personal, me siento orgulloso de saber, conocer y reconocer que algunas palabras asignadas a diversos objetos y productos (alimenticios, sobre todo) llevan implíc
ito esos resabios de nuestro pasado cultural. Bueno, en lo que respecta a las escuelas primarias, que es donde se refuerza todo el sistema de escritura, para escribir, hablar, comunicarse con mucha fluidez (ésa es la premisa), para cuando se hacen las inscripciones para la secundaria, amén de otras materias, una que se empieza a aplicar como asignatura es el idioma inglés, que incluso se ha tomado como bandera política en algunos gobiernos federales, sobre todo porque es una determinación para “insertarnos” en el mundo globalizado. Todo lo anterior que escribo como preámbulo para referirme a algunas palabras o frases estadounidenses bastante que ver con la manera en que entendemos el mundo desde nuestra concepción occidental. En consecuencia, además de nuestro español, el idioma inglés es el que se tiene como condicionamiento para una serie de pretensiones, o de requisitos, para cursar el sistema escolarizado, llevándose como una materia obligada para las carreras profesionales. Pero de que se aprenda este idioma es otro cantar. Ocurre, pues, que los mismos sistemas económicos y políticos implantan conceptos en palabras con uso novedoso, actualizado además de que se reinventa. En cada administración federal,  cada gobernante usa palabras o frases en idioma inglés, actualizándolo, dándole viveza, transformando también su esencia (en este momento recuerdo al significado y al significante, siendo términos semióticos que se utilizan en lingüística, en comunicación y en otras ciencias) y como en esta época de una modernidad dinámica, el concepto de “fake news”  está teniendo importancia vital, porque debido a su rapidez, muchas noticias que se manejan en las redes sociales, no tienen ni la más mínima validez, pero aún existen personas que consideran a un “dios” a la Internet, y sus extensiones de información, de ahí se nutren, moldeando su propia percepción, que se integra a su formación (así es, más mala que benéfica, pero ocurre). Y en el sistema político, muchos de sus actores, con relevancia  óptima, media o nula, el dan el uso que desean, aunque en ocasiones no sean ellos sino su equipo de asesores o colaboradores, para alentar o desalentar según su propio interés. Entonces, como se recomienda a estas alturas, no se tiene que creer a pie juntillas todo lo que se  difunde en las redes sociales, que afortunadamente no son hacer periodismo, por lo que se tiene que checar las fuentes de procedencia también quién dijo qué, u otros datos que confirmen autenticidad de la frase, de la imagen, del  video, del audio, por ejemplo. De estas “noticias falsas” (fake news) hemos tenido bastante que han logrado su cometido, pero es ahora en que la persona con su propio poder de razonamiento o de su lógica e incluso de su “colmillo” ya no crea cualquier noticia que se difunda en redes sociales, que compruebe su veracidad, para evitarse dilemas, debates y confusiones por demás estériles… SALUDOS: En la Procuraduría de Barrios y Colonias del Ayuntamiento de Chilpancingo, está a cargo su nuevo procurador, Enrique Baranda Atrisco, quien tomó protesta formal el día 16 de julio de este año, esto por parte del alcalde Marco Antonio Leyva Mena, quien le recomendó muchísimo mantener el trato cordial, de diálogo y respeto con quienes están en ese organigrama, pues son los que hacen la talacha pesada cuando se elabora la logística de todo lo que corresponde a un comité, en su renovación, en su ratificación así como destrabar conflictos derivados de esos núcleos. Tiene una importancia significativa esta procuraduría porque ahí se han llevado a cabo acuerdos, negociaciones y “tratados” entre liderazgos naturales o en base a aprendizaje, que se han desactivado enconos o malos entendidos entre las partes, siempre representadas por personas que dicen tener la razón. Luego entonces, Enrique Baranda Atrisco, aunque es un joven, está apoyándose en todo ese personal que se muestra dispuesto a acompañarle en esa encomienda, esperando quien esto escribe, tenga no una buena sino propiamente una excelente labor que rendirá frutos, que quizá no siempre trasciendan, pero que posteriormente sean parte de sus méritos, para mantenerse en el escrutinio público con saldo positivo. Es todo.

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