COLUMNA
COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
Recuerdan el escándalo que le armaron a la esposa hace rato que llegó borracho y se levanta con la cola entre las patas, se bañan rápido, porque ya es tarde y otra vez, se dirigen a la chamba como poseídos, manejan su carro a toda velocidad, pero esta vez, por los nervios de la borrachera, chocan con otro carro y como todo mundo vio que ellos tuvieron la culpa, tienen que pagar la compostura del otro vehículo y el de ellos, y una multa.
Así que, el consejo es como lo dice el dicho: Cuando tome no maneje.
Y si quiere evitar problemas, deje de beber, levántese temprano a hacer ejercicio. Haga oración; lea, lea, lea. Júntese con amistades sanas, que no beban y cambie de vida.
Ya lo dijo Ruiz Massieu: “O cambiamos, o nos cambian”, y aunque no lo crea, su mujer ya está hasta el gorro de vivir con un neurótico, borracho, poca madre como usted.
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
EL REY...
Si las personas que entran a trabajar a las 9 de la mañana se levantaran tempranito y salieran con tiempo de sobra para llegar a su trabajo, se evitarían manejar sus vehículos como poseídos, ir pitando como combieros o como Bomberos por todas las calles y mentándole la madre al que se les ponga enfrente.
Además de su locura, se ponen neuróticos, nerviosos, se transforma su máscara y se ponen viejos (o viejas) rapidito.
Llegan a la chamba como robots, no saben qué hacer, atienden al público de mala gana y con quienes les pagan (el público) desahogan sus frustraciones.
Pasan un día de los mil demonios y cuando regresan a casa, no les gusta lo que les dan de comer, llegan furiosos, nada les parecen, se salen de casa y se van a la cantina.
Allá se encuentran otros como ellos que están bebiendo la copa y se suman las copas, y ya casi al anochecer todos borrachos y a grito pelón, están “felices” cantando “El Rey” y otras de Gloria Trevi.
Se gastan en la borrachera el dinero que era para sus hijos o para pagar renta, luz o agua o el abono de la cama, el refri o la compu y llegan a casa sin saber cómo, y al despertar con la resaca (cru
da), se preguntan: ¿On toy? Si las personas que entran a trabajar a las 9 de la mañana se levantaran tempranito y salieran con tiempo de sobra para llegar a su trabajo, se evitarían manejar sus vehículos como poseídos, ir pitando como combieros o como Bomberos por todas las calles y mentándole la madre al que se les ponga enfrente.
Además de su locura, se ponen neuróticos, nerviosos, se transforma su máscara y se ponen viejos (o viejas) rapidito.
Llegan a la chamba como robots, no saben qué hacer, atienden al público de mala gana y con quienes les pagan (el público) desahogan sus frustraciones.
Pasan un día de los mil demonios y cuando regresan a casa, no les gusta lo que les dan de comer, llegan furiosos, nada les parecen, se salen de casa y se van a la cantina.
Allá se encuentran otros como ellos que están bebiendo la copa y se suman las copas, y ya casi al anochecer todos borrachos y a grito pelón, están “felices” cantando “El Rey” y otras de Gloria Trevi.
Se gastan en la borrachera el dinero que era para sus hijos o para pagar renta, luz o agua o el abono de la cama, el refri o la compu y llegan a casa sin saber cómo, y al despertar con la resaca (cru
Recuerdan el escándalo que le armaron a la esposa hace rato que llegó borracho y se levanta con la cola entre las patas, se bañan rápido, porque ya es tarde y otra vez, se dirigen a la chamba como poseídos, manejan su carro a toda velocidad, pero esta vez, por los nervios de la borrachera, chocan con otro carro y como todo mundo vio que ellos tuvieron la culpa, tienen que pagar la compostura del otro vehículo y el de ellos, y una multa.
Así que, el consejo es como lo dice el dicho: Cuando tome no maneje.
Y si quiere evitar problemas, deje de beber, levántese temprano a hacer ejercicio. Haga oración; lea, lea, lea. Júntese con amistades sanas, que no beban y cambie de vida.
Ya lo dijo Ruiz Massieu: “O cambiamos, o nos cambian”, y aunque no lo crea, su mujer ya está hasta el gorro de vivir con un neurótico, borracho, poca madre como usted.
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