NOTA

Cada mes promedio
matan un periodista
Rodrigo Gutiérrez González.--En México, la muerte no es lo único que ronda en la vida de los periodistas, sino la impunidad y hasta el olvido o el silencio en el caso de ser víctimas de un crimen.
Juan Carlos Huerta, conductor y empresario de radio, así como televisión, fue asesinado en Villahermosa, Tabasco, luego de ser emboscado por un grupo armado, justo un año después de la ejecución del periodista y fundador de Rí
o Doce, Javier Valdez, en Culiacán, Sinaloa.
Gustavo Mohme, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), expresó sus condolencias y repudio “un acto más de barbarie” contra un periodista mexicano, con el “agravante que se suscita en época de agitación política debido a las elecciones de julio”. Mohme, también director del diario peruano La República, agregó que este asesinato ocurre en la misma fecha que “recordamos el primer aniversario del crimen contra Javier Valdez, una herida en nuestra comunidad periodística que todavía no ha cicatrizado”.
La muerte de Juan Carlos y Javier se suman a los 44 periodistas asesinados en el actual sexenio de Enrique Peña Nieto.
Veracruz es el estado más peligroso para ejercer periodismo en todo el país, en el actual sexenio han sido asesinados 11 reporteros.
Tras el estado veracruzano se encuentra Oaxaca, con nueve casos; seguido de Sinaloa, Chihuahua y Guerrero con tres asesinatos de periodistas cada uno.
Tabasco, Tamaulipas, Ciudad de México y Baja California Sur con dos casos respectivamente; mientras que Coahuila, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Puebla, San Luis Potosí y Zacatecas reportan un asesinato de periodistas cada uno.
De 44 de reporteros asesinados, 17 casos han sucedido de enero del 2017 a la fecha; 12 el año pasado y cinco en lo que va del 2018. Es decir, en promedio, cada mes matan a un periodista en México.
A la par que los crímenes contra periodistas aumentan, la impunidad en sus casos también va al alza.
Tan sólo en 2017, Artículo 19 registró 507 agresiones contra la prensa, de las cuales únicamente en 135 casos se abrió una carpeta de investigación en la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE).
Y según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), hay impunidad en el 90% de los asesinatos contra periodistas.
En un análisis realizado por la CNDH a 176 averiguaciones previas relacionadas con homicidios y desapariciones de periodistas, sólo en 17 hubo una sentencia condenatoria.
Los periodistas Javier Valdez y Miroslava Breach, asesinados el año pasado por el crimen organizado debido a su trabajo periodístico, son de los pocos casos que cuentan con responsables detenidos, esto debido a la presión del gremio, así como de la sociedad civil.
Pero la libertad de expresión no sólo se acota a través de la violencia, sino también, mediante la ley.
El pasado primero de mayo, Eruviel Ávila, exgobernador del Estado de México y vicecoordinador de campaña del candidato presidencial José Antonio Meade, demandó al periodista Humberto Padgett por daños a la moral.
El priista pidió que el reportero pagara 10 millones de pesos por el reportaje incluido en el libro “Los Suspirantes 2018”, donde Padgett relata a través de cinco fuentes una fiesta en la cual Ávila Villegas y el obispo emérito de Ecatepec, Onésimo Cepeda, fueron protagonistas presuntas situaciones sexuales con varones menores de edad.
Al crimen y a la impunidad habría que añadirle el silencio del actual Gobierno Federal en un sexenio que ha dejado 44 periodistas asesinados.
Sólo en dos ocasiones, la Presidencia de la República o la Secretaría de Gobernación (Segob) se han pronunciado ante el asesinato de periodista: Enrique Peña Nieto tras el asesinato de Javier Valdez y Miguel Ángel Osorio Chong luego del homicidio de Gregorio Jiménez.
En contraste, se pronunciaron de forma inmediata cuando algún presunto responsable de la muerte de un reportero fue detenido, así lo hicieron Osorio Chong y Alfonso Navarrete Prida, cuando cayeron los supuestos asesinos de Breach y Valdez, respectivamente.
Mientras la muerte, la impunidad y el silencio continua, la edición 2018 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF) coloca a México como el segundo país más peligroso para ser periodista. (lasillarota.com).

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