ARTÍCULO

El lado opaco de
las candidaturas
Edilberto Nava García
A estas alturas del proceso electoral 2018, bien vale la pena analizar no tanto la forma en que se hicieron las candidaturas participantes. Tres de ellas importan mucho en el presente y particularmente en estas semanas de efectiva definición. Bueno es ver qué sirvió de base a cada una de ella, particularmente en sus costos y a quienes realmente representan en la liza elector
al.
No se trata de mirar retrospectivamente desde el punto de vista jurídico, es decir, desde el marco  señalado por el Código electoral como periodo preelectoral, sino de los escenarios un tanto amorfos, sin especificidades.
Por ejemplo, el jefe del poder ejecutivo federal, conforme inicia la segunda parte del sexenio, comienza a mirar su tablero de luces, sin olvidar que cada seis años el proceso electoral resulta distinto en varias de sus fases.
Generalmente el jefe de las instituciones promueve y aunque haya quienes aún nieguen o cubran al “dedo” seleccionador y hasta elector, éste no ha desaparecido si es parte del sistema político mexicano.
La candidatura de José Antonio Meade Kuribreña comenzó a conformarse desde el momento en que se reforman los estatutos del Partido Revolucionario Institucional para presentar la opción de candidatura a externos.
Desde luego que los más apasionados priistas de larga trayectoria se resistieron, pero se alegó que todos los demás partidos ya consideraban para postular a cargos de elección popular a externos, es decir, a hombres y mujeres, que no teniendo una militancia activa en sus propias filas, si tenían en cambio mucha actividad en la sociedad civil y representaban los intereses de determinadas colectividades, y que en un momento dado y circunstancias específicas podían representar electoralmente mayores posibilidades que las de un militante activo.
El PRI abrió esa puerta y las miradas y las luces se enfocaron hacia José Antonio Meade Kuribreña. Empero, qué hay de cierto que el aludido supiera de la posibilidad antes de que se reformaran los estatutos del PRI? Sin duda, porque se dice que es de confianza de Enrique Peña Nieto.
En términos generales, todo secretario del poder ejecutivo así como el ahora Fiscal General o el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia, son de confianza, del primer círculo en torno al presidente.
Por ello Meade Kuribreña gastaba mucho en publicidad y no le importó sobregirarse al monto que le autorizó el presupuesto. Se promovió desde los dineros de las dependencias que encabezó, como hacienda y Sedesol.
Citemos un solo ejemplo. En 2016 debió ejercer en publicidad sólo 73.19 millones de pesos, pero gastó 571.47 millones, es decir, seis veces más de lo autorizado.
Y constatar las formas en que Meade  Kuribreña acusa a Andrés Manuel López Obrador de actos anticipados en campaña. Lo cierto es que Obrador era el presidente de Morena y en tal carácter  recorrió el país cuantas veces le fuese posible.
Volviendo con José Antonio Meade Kuribreña, habrá que señalar que varios secretarios le acompañaron en eso de gastar mucho dinero del presupuesto: mucho más de lo autorizado.
 La más caracterizada en derrochar dinero público en publicidad, es la ex perredista Rosario Robles Berlanga. Alguien se pregunta: También estuvo en la antesala por la candidatura priista? Veamos cuánto se sobregiró en publicidad: autorizado en 2013, 49.9 millones de pesos, pero gastó 287 millones, es decir, cinco veces más de lo autorizado.
En tanto que al siguiente año se le autorizó 60 millones, pero ella gastó 455.44 millones, es decir, seis veces más.
La otra carta fue el secretario de educación, también con espoloncitos para el relevo de Enrique Peña Nieto.
Aurelio Nuño Mayer, linda muestra de corrupción oficial, le autorizan en el 2016 en publicidad 70.6 millones, pero gastó la estratosférica cantidad de 1,963 millones. Y para que la gente acepte la reforma educativa, por separado, se autorizó gastar en publicidad 5.3 millones de pesos diarios.
Y aún culpamos al magisterio nacional de irreflexivo, cuando el gobierno gasta tanto para imponer su reforma en educación.
Y ¿qué sucedió en el Partido de Acción Nacional? Pues que el audaz y corrupto Ricardo Anaya Cortés se impuso como dirigente nacional, luego comenzó a eliminar a quienes eran estorbo  en sus pretensiones presidencialistas,  logró que Margarita Zavala renunciara a su militancia y se  inscribiera como independiente.
Como un PAN resquebrajado por Anaya  no es garantía de frenar a Andrés Manuel López Obrador, el hábil queretano buscó a sus acérrimos adversarios perredistas y a Dante Delgado para ir juntos en la contienda.
Sin embargo no han logrado bajar porcentualmente al tabasqueño. Los empresarios, enriquecidos mañosamente a base del erario público,  están inyectándole mucho dinero.
¿Quiénes están detrás de Ricardo Anaya? La cúpula empresarial que tanto teme a López Obrador; empresarios rapaces; sólo ellos, porque los empresarios nacionalistas apoyan decididamente al de Morena, al considerarlo garantía de cambio para el país.
Que si Margarita Zavala salió de la contienda, no fue para beneficiar a Ricardo Anaya Cortés, pues es claro que ella no apoya a ningún canalla.  

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