NOTA
Sacando brillo al calzado
33 años, revela don Juan
33 años, revela don Juan
Luis Jijón León.--Juan Felipe Aguilar ha trabajado los últimos 33 años de su vida como bolero en la plaza cívica Primer Congreso de Anáhuac en Chilpancingo, oficio que con el paso de los años ha ido quedando en el olvido,aseguró.
A diario se instala desde antes de la nueva de la mañana frente al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y le ha sacado brillo a los zapatos de alcaldes, diputados, abogados, burócratas y estudiantes.
Sobrevivir y sacar adelante a una familia no es tarea sencilla cuando se es bolero y “todos los
días se la tienen que rifar”. Tampoco es un oficio para salir del “hoyo” sino para irla pasando al no contar con un salario seguro, prestaciones, ni vacaciones, dijo en entrevista Juan de 62 años.A diario se instala desde antes de la nueva de la mañana frente al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y le ha sacado brillo a los zapatos de alcaldes, diputados, abogados, burócratas y estudiantes.
Sobrevivir y sacar adelante a una familia no es tarea sencilla cuando se es bolero y “todos los
“Cualquier trabajo que sea honesto y limpio es bueno. No me avergüenzo de lo que hago si gano un peso limpiamente para mantener a mi familia. Robar debería dar pena, no poder hacer las cosas, eso te debería dar vergüenza”, reflexiona.
Por cada “boleada” cobra 15 pesos y en los días buenos gana entre 150 a 200 pesos, dinero que utiliza también para comprar material.
En la plaza los boleros se preparan para la temporada mala, por las vacaciones de Semana Santa y la época de lluvias.
“Se fueron de vacaciones los trabajadores, pero les pagarán, tiene un salario seguro. Nosotros si no venimos a trabajar no comemos, no tenemos un dinero seguro. Estamos jodidos, pero no tenemos el apoyo de nadie”, explica.
Originario de Tlapa de Comonfort, emigró a la Ciudad de México donde trabajó como estibador en una empresa lo que le ocasionó problemas de salud. Los doctores le recomendaron buscar un trabajo en el que no tuviera que aplicar fuerza y en 1985 comenzó a trabajar como bolero.
Durante 10 años trabajó de bolero en la Ciudad de México para luego regresar a Chilpancingo donde se estableció y con su oficio logró sacar a adelante a su familia integrada por cuatro hijos y su esposa.
Con el paso de los años el trabajo del bolero en la ciudad ha quedado en el olvido y no es tan imprescindible como antes, dice don Juan.
Recordó que anteriormente acudían a la plaza los políticos y funcionarios a limpiar sus zapatos, pero luego de que el Palacio de Gobierno y el Congreso local cambiara de sede y se instalarán al sur de la ciudad “ya nadie se vine acercar aquí”.
La lucha por su espacio
Recibe a sus clientes en una silla vieja que le regalaron durante el gobierno de Zeferino Torreblanca. En dos cajas de madera guarda una veintena de pinturas, brochas y pedazos de tela con los que saca brillo al calzado.
Lograr su espacio en una de las esquinas de la plaza no fue sencillo y se enfrentaron al rechazo del entonces alcalde Héctor Astudillo Flores quien no los quería en lugar.
Ante el rechazo del gobierno municipal, integraron la Alianza de Trabajadores de Lustro y Calzado, Primer Congreso de Anáhuac. Agrupados organizaron protestas en el Congreso local que se ubicaba en el zócalo en las instalaciones que ahora ocupa el TSJ.
Con la gestión de los diputados lograron que el ayuntamiento los aceptara y hasta el momento permanecen más de 20 boleros en la plaza sin pagar nada al municipio.
Pese a que durante muchos años han brindado su servicio a funcionarios, diputados y los alcaldes en turno nadie les ha brindado apoyo a los boleros, señaló don Juan , quien aseguró que trabajara dando brillo a los zapatos hasta que Dios le permita mover las manos. (bajopalabra.com.mx).
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