PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Irma Rosa Martínez/Margena de la O.--”Sí, sí tengo miedo, Y no, no tengo ningún tipo de protección. Mi protección son dos monjitas que me acompañan”, afirma el obispo de la diócesis de Chilpancingo y administrador apostólico de Altamirano, Salvador Rangel Mendoza, quien sostiene que se tiene que dialogar con los narcotraficantes para alcanzar la paz en Guerrero y en todo el
país.
Él lo ha hecho con tres de las cuatro cabezas de los grupos delincuenciales que operan en la zona Chilpancingo-Chilapa y afirma que le tiene más miedo a las fuerzas federales que a los narcos.
Y cuando se le pregunta qué mensaje le podría mandar al presidente Enrique Peña Nieto, responde:
Que volteé un poquito más sus ojos a Guerrero. Que entienda que es uno de los estados más pobres y necesitados del país. Que ahorita está sufriendo mucho la gente tanto en la Sierra como en la Montaña por la baja del precio del producto (la goma de opio) y que recuerden que en Guerrero se han gestado muchos movimientos, incluso revoluciones. Desde Morelos, Guerrero, Los Álvarez, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez. El hambre es la madre de todas las guerras. Tenemos que ponerle atención a Guerrero para no provocar una inestabilidad social”.
Desde hace dos años y medio ha tocado al obispo Rangel la responsabilidad de conducir la labor pastoral en esta zona tan agobiada por la violencia. Tan sólo el domingo, cuando La Silla Rota lo visitó en su casa de la capital guerrerense, hubo 16 muertos en el estado. Y se siguen acumulando.
En 2017, año que a nivel nacional ha sido el más violento de los últimos tiempos  Guerrero ocupó el primer lugar pues hubo 2 mil 529 homicidios dolosos. Y tan sólo en enero fueron 204.
El obispo Rangel asegura que es bueno cualquier intento por alcanzar el orden, como haber incorporado a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el tráfico de drogas, pero lo cuestionable, dice, es la falta de eficacia. “Están todas las fuerzas federales en Chilapa y la violencia sigue. Ahí hay mucha permisividad y permisividad significa complicidad. El crimen no ha disminuido”.
Asegura que el Ejército está donde se ve pero en las zonas calientes casi no se mete.
Por eso ha asumido como su misión buscar la paz. Como ya lo ha declarado con anterioridad, se ha entrevistado con varios jefes del narcotráfico que operan en Chilpancingo y Chilapa pero todavía no lo ha podido hacer con un cuarto líder  criminal. Está buscando que entre los cuatro respeten los respectivos territorios de operación para llevar la casa en paz.
En su opinión, eso se debería hacer en todo el país. Refiere la “paz narca” de la que se hablaba antes del sexenio de Felipe Calderón, en la que los gobiernos en turno negociaban con los narcos y se lograba cierta estabilidad. “Me dicen que es una paz efímera y yo prefiero una paz así a que haya muertos todos los días”.
- Hay quienes se resisten a esa idea porque sería estar negociando con delincuentes, con gente que está fuera de la ley. ¿Cómo resolvemos ese dilema?
- Oficialmente están fuera de la ley pero le voy a hablar desde el punto de vista cristiano. Jesús en una ocasión decía “La ley está para el hombre y no el hombre para la ley”. Las leyes se pueden cambiar para favorecer la paz, para favorecer la tranquilidad.  Y también desde el punto de vista cristiano tampoco estoy de acuerdo cuando dicen “ni perdón ni olvido”. Tenemos un mandamiento cristiano que nos manda perdonar, tiene que haber perdón porque un rencor perpetuo, una venganza continua no nos a llevar a nada. Sí podemos perdonar, podemos comprender.
Es más enfático todavía cuando habla sobre lo relativo de estar dentro y fuera de la ley.
“Creo que usted habla de gente que está fuera de la ley, porque está trasgrediendo la ley. Yo digo “¿cómo la está trasgrediendo?” Vendiendo drogas pero también cuantos políticos que están “dentro de la ley” la trasgreden. Si ustedes dicen que el dinero de un narcotraficante es un dinero malo, mal habido, y los que están “dentro de la ley” ¿cómo han amasado sus fortunas?, ¿cómo se han hecho ricos, cómo se han hecho millonarios?, ¿a través de la transa?, ¿eso es moral?, ¿a través del moche?, ¿eso es moral? , ¿a través del robo?, ¿eso es moral?, ¿a través de las obras?, ¿es moral? Ahí hay que ver dónde están los buenos y dónde están los malos.
Propone hacer una reflexión madura “y no darnos golpes de pecho; el evangelio también dice: ¿para qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga que tu llevas en el tuyo?”
No quita el dedo del renglón:
“Yo quisiera darme cuenta cuantos políticos pobres hay, yo quisiera ver a algunos de los gobernadores pobres o presidentes de partido, Yo quisiera ver uno pobre de ellos. No los hay”.
Los narcos han llenado el vacío que ha dejado el gobierno
Para el obispo Rangel los narcotraficantes también son personas, son católicos, van a misa y se casan; ellos tienen sus razones. “Yo conozco a algunos de los jefes. Y me dicen: ´¿sabe padre por qué me metí? Porque mataron a mi padre y yo simplemente me defendí y no sé ni cómo fui creciendo´. Otro de esos jefes: ´me secuestraron mi esposa y a mi hijo, me los asesinaron”.
Asegura que son gente que por lo menos necesita alguien que los escuche, “verlos a los ojos. Ya es una ventaja abrir puertas, abrir diálogo, ¿por qué no?”
En su opinión, los narcotraficantes están llenando el vacío que dejó el gobierno; “ellos ya lo ocuparon, de hecho, ellos son los dueños de Guerrero”.
Logró desbloquear el paso de gasolina impuesto por un líder narco
Hace dos meses, un grupo de narcotraficantes cerró el paso de la gasolina para la Sierra y paralizó la región. El obispo relata:
“El presidente de por allá me tuvo que hablar para que buscara a esa persona, que les dejara pasar la gasolina porque no podían bajar a los enfermos a Chilpancingo o a otras ciudades”.
Bajó el precio de la goma de opio. Los productores, desesperados
Y lo mismo ocurre para resolver otro tipo de problemas como los que está padeciendo la población que produce la goma de opio porque el precio del gramo ha bajado de 25 a 10 pesos.
 «Tenemos un problema ahorita en la Sierra y en la Montaña. Tengo entendido que la gente de Sinaloa está haciendo una droga más fuerte que la heroína y más barata. Entonces ya desde el año pasado la gente ya no tiene ventas. Me han confiado las personas que de 23, 25 pesos que costaba un gramo de goma de opio ahorita la están dando en 10 pesos y la gente está pasando una situación muy difícil.
“Entonces unos de los presidentes de la Sierra han hablado conmigo pidiendo ayuda. Que hablemos con el gobierno para pedir ayuda...cobijas, laminas, es una situación muy desesperante la que está viviendo y pienso que pudiera ser una coyuntura. Ya que no se está vendiendo bien la amapola, que les dieran otra oportunidad de aguacate, calabaza, la ganadería se da muy bien en estas tierras... que se les diera otra opción”.
También ya estableció contacto con los jefes de los grupos criminales de  Tierra Caliente, donde ahora es administrador apostólico porque el obispo de ahí renunció cansado de la situación que se vive en la zona.
Ahí, dice, el narco es distinto.
“Se ha adueñado de las empresas y también allá lo más duro es el derecho de piso. Como que los grupos delincuenciales están más agarraditos uno contra otro, el famoso Pez, el Tequilero, la Familia Michoacana, Jalisco Nueva Generación.
En esa zona la Coca Cola dejó de distribuir el producto y ahora lo hacen los narcos.
A los narcotraficantes mandé un recado con persona segura para que por favor respetaran a los religiosos, que respetaran a los catequistas y a los seminaristas y de paso a mí. También estoy tratando de abrir un diálogo con esas personas”.
A los adolescentes que amasan la goma de opio se les ponen negras las manos y se les caen las uñas
Al obispo la vocación de servicio le viene de cuando vivió en El Paso, Texas, mientras estudiaba Teología. Desde su ventana veía cómo a la gente pobre se le incendiaban sus casas cuando buscaban calentarse del frío, o bien, morían asfixiados por los gases que emanaban de los calentones. Y se preguntaba si podía hacer algo por ellos.
En su vida actual, relata que en sus visitas a la Montaña y a la Sierra ha conocido a quienes producen la amapola y son gente que vive en la miseria.
En el Balsamar una señora me decía, ´yo ya soy vieja, me mataron a mis hijos y mantengo a mis nietos, por eso cultivo nomás para mantenerme yo y a mis nietos´. Y si ustedes suben a la sierra van a ver la pobreza, con su ropita zurcida, pobre, viven en casitas de lámina, con tejados de zacate. Esos son los productores de Guerrero, más pobres que nada. Para mí son simples agricultores que buscan la forma de sobrevivir”.
El padre insiste en que en Guerrero la producción de drogas es toda una cultura arraigada en esas familias en pobreza extrema.
Los niños rayan la amapola para sacar la goma porque los grandes la pueden romper. Los adolescentes la amasan y cuando hacen las bolas de la goma de opio se les ponen negras las manos y se les caen las uñas. Esos jovencitos no pueden venir a la ciudad, están como en unos ghettos, encerrados, porque por sus manos se puede saber que se dedican a eso, a amasar la amapola”.
Agrega que los niños después de rayar la amapola durante años llevan la comida a los campos y a los 15 ya son “halconcitos”.
“Recuerdo que un muchachito me decía ´es que tengo que poner mucha atención porque de mi depende mi comunidad´; se sienten ligados totalmente a la comunidad”.
La amnistía generalizada es imposible
-Usted ha hablado de amnistía selectiva. Ellos (los narcos) realmente estarían interesados a volver a la vida institucional? El negocio que manejan es muy grande, les deja muchísimas ganancias. ¿Lo ha hablado con ellos, sí quisieran ser perdonados?
Lo que ellos me han dicho es ´queremos vivir en paz, también tenemos hijos, queremos vivir tranquilos´. Lo que decía López Obrador sobre la amnistía general va a ser imposible porque hay de narcos a narcos. A lo que voy, si hubiera una persona, dos, cinco que quisieran cambiar de vida, ¿por qué no darles una oportunidad? Una segunda oportunidad. Como humanos cometemos errores y si estas personas se dieran cuenta de la intención del gobierno de integrarlos a la sociedad... simplemente aquellos que quisieran cambiar de vida y salirse de esa manera de vivir. Amnistía general es imposible.
El mensaje al presidente Enrique Peña Nieto y a los candidatos
Además de pedirles que volteen a ver a Guerrero, en su opinión la solución sería que a nivel federal pusieran más atención todas las secretarías y los candidatos a la Presidencia.
Nos hace falta mucha, mucha, mucha educación en la Sierra y en la Montaña. Son de las cosas que podrían cambiar la cara de Guerrero. ¿No podrían ofrecer a los productores que cambiaran por productos como el aguacate, el durazno o la calabaza, ofreciéndoles un buen precio por ello? Las clínicas de salud están abandonadas en esas zonas. No hay carreteras. No hay teléfonos, la gente se comunica con radios porque no llega la señal. Se necesita buena infraestructura y no la hay”.
Su relación con los gobiernos no ha sido la mejor de todas desde que comenzó a hacer declaraciones a los medios, tras el asesinato de dos sacerdotes.
Tanto el gobernador Héctor Astudillo como la subsecretaria de Gobernación para Asuntos Religiosos (él no recordó el nombre pero la dependencia la ocupa Patricia Martínez) lo han buscado para reclamar. Le aseguran que mancha el nombre de México.
Él les ha pedido disculpas si se han sentido ofendidos pero sí les ha respondido que no se puede tapar el sol con un dedo. Y si se quiere resolver el problema, lo primero es reconocerlo. (lasillarota.com).

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