ARTÍCULO

Agua en disputa
Edilberto Nava García
A estas alturas del conflicto que afrontan Apango y Zotoltitlán a causa de la irreflexiva acción de la segunda, se mira a todas luces, que resultó contraproducente, y se antoja suponer que esa actitud chantajista inapropiada y no respaldada por todos los zotoltecos, se encamina a concluir.
Ya desde anterior presión mediante el corte del tubo de conducción del agua hacia la cabecera, se supo con veracidad que los dirigentes, en manipulada asamblea acordaron: zotolteco que no
apoye las acciones de presión, pagarían de multa quinientos pesos a más de cárcel; es decir, privación de su libertad y exigieron al comisario y a la policía cumplir al pie de la letra. Así, obligadamente estaban ahí señoras y señores, incluso haciendo cinta o cosiendo balón. Ahora se sabe que aplican 300 pesos de multa.
Esta vez hay quienes señalan al propio comisario como el principal instigador y al tal “Sierva” como los responsables y bajo su muy estricta responsabilidad, cortaron el tubo de conducción del agua hacia la cabecera. Aún más, cínicamente se atrevieron proponer que el pueblo de Apango se uniera a ellos para exigir a la presidenta a que les cumpla compromisos. Sí, pero mientras, el pueblo sufriera las consecuencias de escasez del vital líquido. Lógico, el pueblo de Apango no aceptó y en sentido contrario, optó por organizarse y responder, al menos impidiendo el tránsito hacia dicha comunidad. Y los apangueños somos más y este asunto nos une.
Y ha sido cierto que Viliulfo Morales, José Guadalupe Rivera y Felícitas Muñiz son quienes sufrieron las presiones de los zotoltecos debido al incumplimiento de compromisos que irresponsablemente contrajeron desde sus campañas electorales. Y por culpa de ellos tres, pésimos alcaldes, hubieron de sufrir los habitantes de la cabecera municipal con el corte del suministro de agua, sin tener la menor culpa. Y los zotoltecos se habían salido con la suya, pues efectivamente el pueblo de Apango dejó siempre solos a sus presidentes a que resolvieran. Cómo? tuvieron que doblegarse ante el chantaje zotolteco, del que sólo se liberaron con la entrega de dinero o cumpliendo sus exigencias.
Es de suponer que los habitantes de Zotoltitlán también resienten las actuales circunstancias. Por Hueyitlalpan tampoco pueden pasar muy confiados ya que guardan sus rencillas. Con Apango, es evidente que mientras no se resuelva el conflicto, no tienen paso. Es probable que los víveres se escaseen por culpa de sus líderes. Por otra parte, se comenta que los candidatos no acudirán a dicha comunidad para no contraer compromisos que les asegure represalias o retenciones a que están acostumbrados y que probablemente pedirán al INE que no se instale la casilla en dicho lugar por la falta de garantías.
En la cabecera municipal se está resolviendo el problema del agua y pese a que la concesión otorgada por Conagua está a nombre de Apango, pues los terrenos donde se asentó Zotoltitlán han sido de Apango conforme a sus títulos primordiales, al resolverse el problema, dejará de depender del manantial Almolonga. Se logran tres objetivos no exactamente buscados: uno, que Apango tenga agua por sí y para sí y no dependa para nada de las presiones de los zotoltecos. Dos, que los candidatos no vayan a arrodillarse mendingando el voto zotolteco y; tres, que de ahora en adelante Zotoltitlán mejore sus condiciones de vida, pues les sobrará agua para cultivar más y mejor tanto en frutas y legumbres, fundamentalmente.

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